Los Nombres De Dios

LOS NOMBRES DE DIOS

“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” Romanos 10:13.

Introducción
Esta fue una semana importante para el país, una semana en la que muchos ejercimos nuestro derecho como ciudadano y nos dispusimos a ir a elegir al presidente de la república. Muchos iban con el pensamiento de que el candidato por el cual votarían sería el que resolvería los problemas del país y hasta sus propios problemas; y es que así somos, ponemos nuestros problemas en manos de otros seres iguales a nosotros o hasta en nuestras propias manos, no nos damos cuenta que la pregunta clave de la vida no es ¿Cuán fuerte soy? O ¿Cuán fuerte somos los humanos?; sino ¿Cuán fuerte es Dios? La atención hay que ponerla en su poder, no en el nuestro. Debemos ocuparnos de la naturaleza de Dios, no del tamaño de nuestros bíceps.
Eso fue lo que hizo Moisés. O por lo menos, fue lo que Dios le dijo a Moisés que hiciera. ¿Recuerdan la conversación ante la zarza ardiente?
Éxodo 3: 1-5 “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zaraza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en el que tu estas, tierra santa es”.
Con estas pocas palabras Moisés quedó matriculado en una clase acerca de Dios. Inmediatamente supo que Dios es Santo. Y cuando seguimos leyendo descubrimos que no se pierde tiempo para tratar de convencer a Moisés sobre lo que debe hacer, sino que se invierte mucho tiempo explicando a Moisés lo que Dios puede hacer.
Nosotros tenemos la tendencia de hacer lo contrario. Le explicaríamos a Moisés que era idealmente apto para regresar a Egipto y ser el líder del pueblo de Israel. ¿Quién mejor que un ex-príncipe para dirigir un pueblo? Luego le recordaríamos a Moisés que es la persona perfecta par el viaje por el desierto. ¿Quién conoce el desierto mejor que un pastor? Pasaríamos un buen tiempo revisando el currículo de Moisés, animándolo resaltando cada uno de sus puntos fuertes.
Pero Dios no lo hace así. Las fuerzas de Moisés nunca se toman en cuenta. No hay charla para levantarle la moral a Moisés, ni se le ofrecen palmaditas en la espalda. No se dice una palabra para reclutar a Moisés. Sin embargo, se usan muchas palabras para revelar a Dios. El asunto no es la fuerza de Moisés; es la fuerza de Dios, es el poder de Dios.
El asunto no es la fuerza de Chávez, Bush, Rosales, del pastor o Raynold, se trata de la fuerza de Dios.

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