La bestia que sube de la tierra



El mapa político ha cambiado radicalmente desde la Edad Media. Después de la guerra fría la libertad y la democracia se están convirtiendo en el fundamento de más y más sistemas políticos alrededor del mundo. A Fin de que la unión de la iglesia y el estado que predice la profecía tenga lugar a escala global, se requiere de una serie de eventos extraordinarios que precipiten dicho cambio. Pero la profecía indica que la transformación ciertamente ocurrirá y que la segunda bestia que surge de la tierra (Apoc. 13:11-18), jugará un papel importante en la producción de un cambio radical en el pensamiento de las naciones, el cual conducirá a la confrontación Final entre Dios y las fuerzas del mal. Por lo tanto, es de suma importancia para el pueblo de Dios de hoy tener una clara comprensión de esta profecía apocalíptica a fin de evitar el engaño y desenmascarar el plan del enemigo de Dios. Es posible que no seamos capaces de entender cada detalle de dicha profecía, pero muchos d e sus elementos son suficientemente claros como para que anticipemos lo que ocurrirá.


Origen y aparición de la segunda bestia (Apoc. 13.11)
El origen de esta bestia no tiene paralelo en ninguna de las profecías apocalípticas previas, en las cuales la mayoría de las bestias surgen del mar. El verbo anabáino, traducido como "salir", significa entre otras cosas "subir, ascender, crecer". El contexto determina el matiz particular expresado por él. En Apocalipsis 13:11 el verbo está seguido por la preposición ek ("de, desde"), traducida al español como "de". Ésta señala el lugar de donde surge la bestia: la tierra. Generalmente son las plantas las que surgen de la tierra, y la Biblia usa el verbo para describir a una planta en crecimiento (Mar. 4:7, 8, 32; Mat. 13:7). También describe a un pez sacado del agua, o sea, pescado (Mat. 17:27). Apocalipsis nos confronta con una bestia (Gr., theríon) que surge o crece como una planta de la tierra: una imagen extraña. ¿Existe algún antecedente bíblico de este fenómeno extraordinario? Sí.

En Génesis 1 la historia de la creación de nuestro planeta el Señor ordenó y las aves volaron por los aires y las aguas produjeron peces. Pero con respecto al ganado y los animales salvajes, él dijo: "Produzca [yatsa’] la tierra seres vivientes..." (Gén. 1:24). El verbo yatza', "producir", tiene diferentes usos en el Antiguo Testamento, pero a veces se refiere al crecimiento de una planta, el producto que sale de la tierra (e.g., Isa. 11: 1; Deut. 14:22). Obviamente, la idea en Génesis 1:24 no es que los animales son un tipo de planta, sino que Dios ordenó que la creación de los animales saliera de la tierra. El término hebreo traducido seres vivientes" o "animales" en Génesis 1:24 es equivalente al griego theríon usado en Apocalipsis 13:11.

Así que ciertamente tenernos un paralelo bíblico de la imagen simbólica de la bestia que sale de la tierra. Pero, ¿qué significa esto? De acuerdo con Génesis, traer a la existencia una bestia del suelo o la tierra es un acto divino de creación, una manifestación del poder divino. Siendo que éste es el único paralelo de Apocalipsis 13:11, concluimos que la segunda bestia surge como resultado de un acto divino de creación y que Dios estuvo involucrado en su origen. No surgió espontáneamente de las fuerzas del caos: el mar. Dos piezas más de información confirman esta postura.

En primer lugar, la bestia que surge de la tierra tiene dos cuernos similares a los de un cordero. En Apocalipsis el símbolo de un cordero siempre designa el instrumento redentor de salvación de Dios: Cristo. Al conectar un elemento del símbolo del cordero con esta bestia, Juan nos dice que la criatura tiene cierta asociación con Dios al salir de la tierra y que no era necesariamente una enemiga de Dios. únicamente después, cuando es capaz de hablar, se convierte en un agente del dragón, que habla como él. En segundo lugar, el resto del libro (i.e. Apocalipsis llama a la segunda bestia "falso profeta" (Apoc. 16:13; 19:20; 20:10). En el Nuevo Testamento ese título generalmente designa a individuos dentro de la comunidad de creyentes que se convierten en agentes de engaño al proclamar profecías falsas. En un sentido, podríamos comparar a la segunda bestia, o falso profeta, con Balaam, quien originalmente parecía ser un verdadero profeta de Dios, o al menos usado por el Señor, pero que apostató y se convirtió en un agente de engaño (Núm. 22-24; Jos. 24:9-10; Apoc. 2:14). Ésa parece ser la experiencia de la bestia que surgió de la tierra.

Relación con la primera bestia (Apoc. 13.12)
La autoridad de la segunda bestia se deriva de la primera y, en última instancia, del dragón. La conexión es con la autoridad de la primera bestia, porque de esa manera somos capaces de entender la naturaleza de la autoridad de la bestia de la tierra. Es el mismo tipo de autoridad que el de la bestia del mar. Como ya hemos notado, la autoridad de la bestia del mar consistía en oponerse a Dios y en perseguir a su pueblo. El poder representado por la segunda bestia hará lo mismo, pero lo hará "en favor de" la primera. Una traducción literal de la frase "en favor de" sería "ante/en presencia de", que significa "por su autoridad", sugiriendo que la segunda bestia actúa como representante de la primera; o aún mejor, "comisionada por la bestia".[2] El falso profeta está al servicio de la bestia que sube del mar.

La tarea más importante de la bestia que surge de la tierra es lograr la sanidad completa de la primera bestia. Ya vimos que la bestia herida será totalmente sanada al convertirse en un objeto de adoración mundial. Apocalipsis nos dice que el falso profeta será un instrumento para lograr ese fin. "Y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada" (Apoc. 13:12). El resto del capítulo 13 explicará el proceso a través del cual el falso profeta conduce a la gente a adorar a la bestia.


Se identifica a la segunda bestia
Estamos listos para identificar a la segunda bestia -el falso profeta-, mencionada en Apocalipsis 13:11. La primera cosa que debiéramos notar es que el falso profeta adquiere poder en algún momento después de la herida de la primera bestia, pero antes de su sanidad total. Basamos esta conclusión en el hecho de que la bestia de la tierra ayuda a sanar a la primera bestia. Esto también nos indica que hay un tiempo durante el cual ambas bestias coexisten y trabajan juntas hacia una meta común. Siendo que la primera bestia recibió su herida mortal en 1798, la bestia de la tierra adquiere poder alrededor de ese año.

En segundo lugar, también hemos indicado que la segunda bestia es, al menos inicialmente, un instrumento divino o una agencia para promover ideales compatibles con los principios bíblicos. Esto sugiere que por un tiempo la bestia de la tierra no se opone al pueblo, de Dios, o al menos no tiene el deseo de perseguirlo. Por lo tanto, podemos concluir que la segunda bestia representa a un poder que reconoce la libertad religiosa.

La bestia de la tierra representa a un poder que adquirió fuerza alrededor del año 1798, que al principio era manso como un cordero y que promovió la libertad religiosa. La única posibilidad histórica es los Estados Unidos de Norteamérica como nación protestante. Esa tierra se convirtió en un refugio para los protestantes que querían vivir en un ambiente donde pudieran estar a salvo de la persecución por causa de sus creencias religiosas. Al parecer el Señor tenía algunos planes específicos para la América protestante. Elena de White escribió: "Estados Unidos es un país que ha estado bajo el escudo especial del Omnipotente".[3] A él llegaron exiliados cristianos buscando "asilo contra la opresión real y la intolerancia sacerdotal" y "resolvieron establecer un gobierno sobre el amplio fundamento de la libertad civil y religiosa".[4] Ella añade: "El Señor ha favorecido a los Estados Unidos más que a cualquier otra nación... En esa nación el cristianismo ha prosperado conservando su pureza... Era propósito divino que en esta nación siempre hubiera libertad para que las gentes pudieran adorarlo de acuerdo con los imperativos de su conciencia. Era su intención que las instituciones civiles manifestaran en su expansión y desarrollo la libertad que otorgan los atributos del evangelio... Pero el enemigo de toda justicia ha trazado sus proyectos con respecto a los planes que Dios tiene para esta nación. Introducirá actividades que harán que los hombres se olviden de la existencia de Dios".[5] La bestia de la tierra hablará finalmente como dragón: "La profecía representa al protestantismo con cuernos semejantes a los de un cordero, pero que habla como dragón".[6]


Un mundo engañado (Apoc. 13:13-15)
Apocalipsis 13:11 nos dice que la bestia que surge de la tierra hablará como dragón, y el versículo 12 aclara que ello significa que hará que "1a tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia". La pregunta obvia es: ¿cómo ocurrirá tal cosa? La respuesta aparece en Apocalipsis 13:13-17, que describe el plan mundial de la segunda bestia, el falso profeta. El falso profeta usará el engaño y la persecución o coerción para lograr su propósito. Engañará al mundo entero excepto al remanente, que todavía tiene que sufrir persecución.

Engaño (Apoc. 13:13, 14). Aquí el carácter de la segunda bestia como falso profeta surge a la superficie con todo su poder engañador. A través del fenómeno del espiritismo, el protestantismo apóstata se convertirá en una influencia engañosa. Los milagros se producen para validar las pretensiones del falso profeta de ser un agente divino. El falso profeta incluso "hace descender fuego del cielo".

El libro de Apocalipsis en algunos casos asocia el fuego con la Deidad. Por ejemplo, Juan vio "siete lámparas de fuego", identificadas como un símbolo del Espíritu (Apoc. 4:5). De hecho, el Espíritu descendió sobre los apóstoles en forma de lenguas de fuego (Hech. 2:3). Juan también vincula el fuego con Cristo, cuyos ojos eran "como llama de fuego" Apoc. 1: 14), y sus "pies como columnas de fuego" (Apoc. 10: 1).

La Biblia considera frecuentemente el fuego como un símbolo divino. Nosotros nos referimos al fuego como un motivo teofánico; es decir, cuando Dios se manifestaba a los humanos, el fuego lo acompañaba. La aparición (teofanía) más importante de Dios en el Antiguo Testamento a los humanos ocurrió en el Sinaí: "Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego" (Éxo. 19:18). Pero posiblemente el mejor paralelo de la obra del falso profeta es el incidente de Elías y los profetas de Baal. El profeta confrontó al pueblo con la necesidad de escoger entre Dios y Baal como el verdadero objeto de adoración. A fin de ayudarlos a decidir, iba a ocurrir un milagro: el verdadero Dios haría descender fuego del cielo (1 Rey. 18:20-39). Pero Baal no pudo hacer tal milagro. Sólo el Señor se manifestó como el verdadero Dios a través del fuego que cayó del cielo. El libro de Apocalipsis dice que llegará el tiempo cuando los poderes del mal serán capaces de imitar a Dios, haciendo descender fuego del cielo, invirtiendo así la alusión al monte Carmelo.

Apocalipsis 13:13 describe un intento de los poderes malignos de falsificar la presencia de Dios. A través de actividades milagrosas buscan persuadir a la humanidad de que representan al Dios verdadero. Como resultado de esa falsa teofanía, muchos adorarán al dragón y a la bestia (Apoc. 13:4, 12). Pero muy pronto ocurrirá la más grande y maravillosa teofanía: la "manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:13). La Escritura asocia ese evento con el fuego porque quien regresa es nuestro Dios y Salvador. El mejor ejemplo aparece en 2 Tesalonicenses 1:7, 8: "Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego [énfasis añadido]". ¡El verdadero fuego que viene del cielo simboliza la presencia de Cristo en la segunda venida!

Cuando Apocalipsis 13:13 declara que el falso profeta hará descender fuego del cielo se está refiriendo a un intento por parte de Satanás para imitar la segunda venida de Cristo a ¡in de engañar al mundo. "Y no es maravilla, escribió Pablo, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz" (2 Cor. 11: 14). El diablo tratará de probar, más allá de cualquier duda razonable, que él es digno de adoración al pretender ser el Mesías. Ya hemos visto que Jesús nos alertó contra tal manifestación falsa de pretensiones mesiánicas.

Elena G. de White describió ese evento en un lenguaje vívido: "El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se dará por el Cristo... El gran engañador simulará que Cristo habrá venido... La gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo repercutirá por los aires: '¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha venido!' El pueblo se postrará en adoración ante él."[7] Ella añade: "Se nos ordenará rendir culto a ese ser a quien el mundo glorificará como a Cristo. ¿Qué haremos? Debemos decirles que Cristo nos ha puesto en guardia precisamente contra semejante adversario, que es el peor enemigo del hombre aunque afirme ser Dios".[8] No hay razón para temerle porque él es un enemigo vencido, y el Señor nos fortalecerá para enfrentarlo.

Persecución (Apoc. 13:14b-15). Para engañar a la humanidad, los poderes malignos harán muchos milagros, incluyendo la imitación de la segunda venida de Cristo. Pero a fin de conseguir el apoyo del mundo para perseguir al remanente y matarlo, las fuerzas del mal le harán una imagen a la bestia y exigirán que todos la adoren. Éste es el tiempo cuando la raza humana se polarizará, revelando claramente quiénes siguen al Cordero.

La creación de tal imagen con la intención de adorarla viola el segundo mandamiento. Los israelitas en Babilonia enfrentaron el mismo desafío pero no temieron ser identificados como guardadores de los mandamientos de Dios y por lo tanto rehusaron adorar la imagen de Nabucodonosor (Dan. 3). Posiblemente el modelo de esa imagen provino del propio sueño del rey (Dan. 2).

La bestia de la tierra es capaz de engañar a sus habitantes y luego usar su influencia para ordenarles que le "hagan imagen a la bestia", la cual es también una "imagen de la bestia" (Apoc. 14:15). Es una imagen "a" la bestia ya que será puesta al servicio de la primera bestia para lograr su propósito, y es una imagen "de" la bestia ya que imita sus acciones; actúa como la bestia.

Una imagen es una copia de algo a lo cual representa en cualquier lugar donde el original no puede manifestarse. La bestia unió los poderes civil y religioso, se opuso al verdadero Dios y emprendió la guerra contra él y su pueblo. En consecuencia, la imagen de la bestia reproduce en una escala incluso mayor el espíritu y carácter de la bestia que sube del mar. Es en este punto donde la sanidad de la primera bestia será una realidad y todos aquellos que se dejen engañar por los milagros efectuados por el falso profeta adorarán al dragón y a la bestia (vers. 4, 8).

Apocalipsis ilustra cómo la bestia y el dragón ponen sus planes en acción por medio del simbolismo de infundir aliento a la imagen (vers. 15). La bestia de la tierra, la América protestante, iniciará un proceso que proveerá apoyo mundial al programa de la bestia. El simbolismo se deriva de Génesis 2:7 en donde Dios sopló el aliento de vida en Adán, su imagen quien lo representaría en el planeta. El acto de infundir aliento describe el poder divino de crear vida. Al darle vida a la imagen de la bestia las fuerzas del mal hacen una afirmación teológica de que tienen poder sobre la vida y la muerte para determinar quién debe morir o vivir. Cualquier negativa en apoyar la agenda de la bestia resultará en muerte. Esto es salvación mediante la obediencia a las demandas de los poderes malignos.

Apocalipsis 17:12-14 describe el mismo evento. Los líderes políticos del mundo, representados por los 10 reyes, "tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá". Será la última fase del ataque contra el remanente mencionado primero en Apocalipsis 12:17. La profecía predice un tiempo cuando la América protestante se unirá con la Roma eclesiástica en un esfuerzo mundial para promover el programa del dragón y de la bestia en oposición al mensaje del Cordero.


Marca de lealtad (Apoc. 13:16-18)
La bestia de la tierra controlará totalmente el comercio por medio de su poder para excluir personas de participar en la economía mundial. La lealtad a la bestia y al dragón será un prerrequisito para la estabilidad financiera y el intercambio comercial. El destino de todos dependerá de su devoción a la bestia del mar, una lealtad evidenciada mediante la posesión de una marca equivalente al nombre de la bestia o al número de su nombre. Estamos tratando con la misma naturaleza de la bestia: su carácter, lo que representa. La marca es una característica exterior que expresa el espíritu de ese poder, con lo cual hace posible que otros identifiquen a quienes lo apoyan. El resultado de la marca tiene que ser visible de alguna manera, de otro modo no podría funcionar como una indicación de lealtad.

El espíritu de rebelión y oposición a Dios del dragón se ha manifestado de manera particular en su ataque contra la ley de Dios, un punto que es bastante claro en Daniel 7:25. El pasaje profetiza el intento de cambiar la ley de Dios, y la historia nos dice que esto ocurrió en el cambio de la observancia de¡ sábado por la observancia del domingo. En el libro de Apocalipsis, como ya lo hemos indicado, la ley de Dios juega un papel significativo. Juan describe al pueblo de Dios como quienes guardan sus mandamientos. Así que lo que realmente distingue a los seguidores de Cristo de los del dragón es la obediencia a la ley divina, incluyendo el cuarto mandamiento. Bien podría ser que el asunto crítico al final del conflicto no sólo sea admitir que Cristo es nuestro Salvador sino también demostrar que él es nuestro Señor siendo fieles a él y a su ley. Siendo que Satanás intentará hacerse pasar por Cristo, se esperaría que todos lo reconocieran como Salvador. Quienes sigan al verdadero Cristo se darán a conocer mediante la obediencia a su ley y no a las reglas impuestas sobre la humanidad por el dragón y sus asociados. El asunto de la observancia del domingo será de importancia crucial para identificar a quienes no se sometan al Señor. Sin embargo, la observancia del domingo no es todavía la marca de la bestia. Lo será tan sólo cuando sea impuesta mediante la ley, bajo la amenaza de persecución y muerte.

Juan dice que el número de la bestia es el 666. Éste es uno de esos casos en los que los intérpretes debieran ser muy cuidadosos y evitar la especulación tanto como sea posible. Los adventistas han seguido tradicionalmente a otros intérpretes protestantes al encontrar ese número en la suma de las letras del título papal VICARIVS FILII DEI ("Vicario del Hijo de Dios"). El escritor protestante alemán Andreas Helwig parece haber sugerido esto originalmente alrededor del año 1611 d. C.[9] Urías Smith aceptó esa interpretación y la difundió entre los adventistas por medio de su libro sobre Apocalipsis. De manera interesante, Elena de White, quien escribió extensamente sobre los eventos finales, nunca usó ese título papal para explicar el número 666.[10]

Al evaluar tal interpretación del número simbólico 666 debemos mantener en mente que no es cierto que "Vicario del Hijo de Dios" fue siempre un título oficial del papa. Segundo, si el número está de algún modo relacionado con el valor numérico de las letras del nombre, nos enfrentamos al problema de determinar qué lenguaje usar. El texto bíblico no especifica algún lenguaje particular; por lo tanto, cualquiera que elijamos será un asunto de opinión personal. Finalmente, la frase griega traducida "es número de hombre", también podría traducirse "es el número de la humanidad". En tal caso, no se está refiriendo a una persona en particular sino a una característica de la humanidad separada de Dios, Siendo que Dios creó a los seres humanos durante el sexto día, podría ser un símbolo de la humanidad, pero de una humanidad que todavía no ha descansado con Dios y sin el gozo de una relación armoniosa con él durante el séptimo día.[11]10 El número revela la naturaleza rebelde de los enemigos de Dios y de su remanente. Esa parece ser la mejor interpretación disponible.

[2] H. Kraemer, "Enopion (in the presence of) before", Horst Balz y Gerhard Schneider, eds., Exegetical Dictionary of the OT (Grand Rapids: Eerdmans, 1990), torno 1, pág. 462.

[3] Comentarios de Elena G. de White en el Comentario bíblico adventista (Bolse, Id.,: Publicaciones Interamericanas, 1990), tomo 7, pág. 986.

[4] El conflicto de los siglos, pág. 494.

[5] ¡Maranata: el Señor viene!, pág. 191.

[6] Comentarios de Elena G. de White en el Comentario bíblico adventista, tomo 7, pág. 986.

[7] El conflicto de los siglos, pág. 682.

[8] ¡Maranata: el Señor viene!, pág. 204,

[9] LeRoy E. Froom, Prophetic Faith of Our Fathers (Washington, D. C.: Review and Herald Pub. Assn., 1984), tomo 2, págs. 605-608.

[10] Véase "Number oí the Beast" en The Seventh-day Adventist Encyelopedia (Wáshington, D. C.: Review and Herald Pub. Assn., 1976), págs. 1008- 1011.

[11] Véase Beatrice S. Neall, The Concept of Character in the Apocalypse (Washington, D. C.: Universitv Press of America, 1983), pág. 154, donde ella describe: “Seiscientos sesenta y seis, sin embargo, representa la negativa del hombre de avanzar al siete, de dar gloria a Dios como Creador y Redentor. Representa la fijación del hombre consigo mismo, buscando la gloria en sí mismo y en sus propios poderes creativos sin Dios.

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