La Quinta Trompeta de Apocalipsis 9

Antes de comenzar quiero agregar que hoy gracias a los nuevos estudios y según el cronograma mundial el estudio de Apocalipsis capitulo 9 esta siendo revisado y pronto estará disponible ese estudio mientras les dejo lo que creía hasta hace unos años pronto subiré la versión actualizada.


VERS. 1: Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo.
La QUINTA trompeta.-Para interpretar esta trompeta recurriremos nuevamente a los escritos de Alejandro Keith. Dice el nombrado escritor:
"Apenas si habrá alguna parte del Apocalipsis acerca de la cual estén los intérpretes tan uniformemente de acuerdo como acerca de la aplicación que dan a la quinta trompeta y la sexta, o primer ay y segundo ay a saber, a los sarracenos y los turcos. Su significado es tan obvio que es casi imposible interpretar erróneamente la profecía. En vez de ser expuesto cada caso por uno o dos versículos, todo el capítulo 9 del Apocalipsis se divide en partes iguales dedicadas a la descripción de ambos.
"El Imperio Romano decayó, como se había levantado, por conquistas; pero los sarracenos y los turcos fueron los instrumentos por medio de los cuales una religión falsa llegó a ser el azote de una iglesia apóstata; de ahí que la quinta trompeta y la sexta, en vez de ser llamadas por ese solo nombre como las anteriores, son denominadas aves. . . .
"Por primera vez después deja extinción del Imperio Occidental, Constantinopla fué sitiada por Cósroes [II], rey de Persia."
El profeta dijo: "Vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo."

El historiador dice acerca de aquel tiempo:
"Mientras que el monarca persa [Cósroes II] contemplaba las maravillas de su arte y poder recibió de cierto obscuro ciudadano de la Meca una epístola que lo invitaba a reconocer a Mahoma como el apóstol de Dios. Rechazó la invitación, y rompió la epístola. 'Así-exclamó el profeta árabe-desgarrara Dios el reino de Cósroes y rechazará sus súplicas.' Situado a la vera de los dos grandes imperios del Oriente, Mahoma observaba con secreta alegría el progreso de su mutua destrucción v en medio de los triunfos persas, se atrevió a predecir que antes que hubiesen transcurrido muchos años volvería la victoria a los estandartes romanos. En el momento en que anunció esto, según lo que se cuenta, ninguna profecía podía parecer más lejos de cumplirse, puesto que los primeros doce años de Heraclio parecían anunciar la inminente disolución de su imperio."
Esta estrella no cayó sobre un solo punto, como la que representaba a Atila, sino que cayó en la tierra.
Las provincias que le quedaban al imperio en Asia y África fueron subyugadas por Cósroes II, y "el Imperio Romano se vio reducido a las murallas de Constantinopla, con un residuo en Grecia, Italia y África, y algunas ciudades marítimas, desde Tiro a Trebizonda, en la costa asiática.... La experiencia de seis años convenció finalmente al monarca persa de que debía renunciar a la conquista de Constantinopla y especificar el tributo anual o rescate que debía pagar el Imperio Romano: mil talentos de oro, mil talentos de plata, mil mantos de seda, mil caballos y mil vírgenes. Heraclio subscribió estas ignominiosas condiciones: pero el tiempo y espacio que obtuvo para reunir estos tesoros de la pobreza del Oriente lo dedicó laboriosamente a preparar un ataque audaz y desesperado."3
"El rey de Persia había despreciado al obscuro sarraceno, y se había burlado del mensaje enviado por el supuesto profeta de la Meca. Ni siquiera la caída del Imperio Romano habría abierto la puerta al mahometismo, ni a los progresos de los sarracenos, armados propagadores de una impostura, pues el monarca de los persas y el chagán de los ávares (sucesor de Atila) habían dividido entre sí los restos del reino de los Césares. Cósroes mismo cayó. La monarquía persa y la romana se agotaron la una a la otra. Y antes que fuese puesta una espada en las manos del falso profeta, se la hizo caer de las manos de aquellos que podrían haber detenido su carrera y aplastado por completo su poder."4
"Desde los días de Escipión y Aníbal, no se había intentado empresa más atrevida que la lograda por Heraclio para la liberación del imperio. . . . Recorrió, explorándolo, el peligroso camino a través del mar Negro y las montañas de Armenia, penetró en el corazón de Persia, e hizo congregar de nuevo los ejércitos del gran rey para la defensa de su país ensangrentado. . . .
"En la batalla de Nínive, que se riñó fieramente desde el amanecer hasta la undécima hora, 28 estandartes, además de los que pudieron romperse o desgarrarse, fueron arrebatados a los persas; la mayor parte de su ejército fue destrozado, y los vencedores, ocultando sus propias pérdidas, pasaron la noche sobre el campo. . . . Las ciudades y los palacios de Asiría fueron por primera vez abiertos para los romanos."5
"El emperador romano no fue fortalecido por las conquistas que logró; y al mismo tiempo y por los mismos medios quedó preparado el camino para las multitudes de sarracenos de Arabia que, como langostas de la misma región, se volcaron rápidamente sobre el imperio persa y el romano, propagando en su recorrido el obscuro y engañoso credo mahometano. No podría desearse una ilustración más completa de este hecho, que la proporcionada en las palabras finales del capítulo [de Gibbon] del cual provienen los extractos precedentes."6
"Aunque se había formado un ejército victorioso bajo el estandarte de Heraclio, el esfuerzo poco natural parece haber agotado más bien que vigorizado su fuerza. Mientras que el emperador triunfaba en Constantinopla o en Jerusalén, una obscura ciudad de los confines de Siria fue saqueada por los sarracenos, y éstos destrozaron algunas tropas que avanzaban para aliviarla, suceso común y trivial si no hubiese sido el preludio de una poderosa revolución. Estos ladrones eran los apóstoles de Mahoma; su valor fanático había brotado del desierto; y durante los últimos ocho anos de su reinado, Heraclio cedió a los árabes las mismas provincias que antes había rescatado de los persas."
" 'El espíritu de fraude y entusiasmo, cuya morada no está en los cielos,' se soltó sobre la tierra. Sólo necesitaba el abismo una llave para abrirse, y esa llave fue la caída de Cósroes. El había desgarrado despectivamente la carta de un obscuro ciudadano de la Meca. Pero cuando desde su 'resplandor de gloria.' se hundió en la 'torre tenebrosa' que ningún ojo podía penetrar, el nombre de Cósroes cayó repentinamente en el olvido frente al de Mahoma; pues, al parecer, la salida del creciente no esperaba sino la caída de la estrella. Cósroes, después de su completa derrota v la pérdida de su imperio, fue asesinado en el ano 628; y el año 620 queda señalado por 'la conquista de Arabia,' y *la primera guerra de los mahometanos contra el Imperio Romano.' 'Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo.' Cayó en la tierra. Cuando se hubo agotado la fuerza del Imperio Romano, y el gran rey del Oriente yacía muerto en su torre tenebrosa, el saqueo de una ciudad obscura de los confines de Siria fue 'el preludio de una poderosa revolución.' 'Los ladrones eran los apóstoles de Mahoma, y su valor fanático brotaba del desierto.'"
El abismo.-La palabra griega abyssos, de la cual proviene la castellana "abismo," significa "profundo, sin fondo," y puede aplicarse a cualquier lugar desierto, desolado e inculto. Se aplica a la tierra en su estado original de caos. (Génesis 1:2.) En este caso puede referirse apropiadamente a los desiertos desconocidos de Arabia, de cuyos confines salían las hordas de sarracenos como mangas de langostas. La caída del rey persa Cósroes II puede simbolizar perfectamente la apertura del abismo, puesto que preparó el camino para que los discípulos de Mahoma pudieran salir de su obscuro país y propagar sus seductoras doctrinas por el fuego y la espada hasta cubrir con sus tinieblas todo el Imperio Oriental.

VERS. 2: Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y obscurecióse el sol y el aire por el humo del pozo.
"Como los vapores molestos y aun mortíferos que los vientos particularmente del sudoeste, difunden en Arabia, el mahometismo propaló desde allí su influencia pestilencial. Se levantó tan repentinamente y se difundió tan ampliamente como humo que saliese de un abismo, como humo de un gran horno. Este símbolo era muy adecuado para representar la religión de Mahoma por sí sola, o en comparación con la luz del Evangelio de Jesús. No era, como este último, una luz del cielo, sino humo del abismo."9

VERS. 3: Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y fuéles dada potestad, como tienen potestad los escorpiones de la tierra.
"Se estableció una falsa religión, que, aunque fue el azote de las transgresiones y la idolatría, llenó el mundo de tinieblas y seducción; y enjambres de sarracenos, como langostas, se extendieron por la tierra, y rápidamente difundieron sus estragos por el Imperio Romano del este hasta el oeste. El granizo descendió de las heladas orillas del Báltico; la montaña ardiente cayó sobre el mar desde el África; y las langostas (símbolo adecuado de los árabes) salieron de Arabia, su tierra natal. Vinieron como seres destructores y, propagando una doctrina nueva, incitaron a la rapiña y la violencia por motivos religiosos y de interés."
"Puede darse una ilustración más específica del poder de escorpiones que habían recibido. No sólo era su ataque veloz y vigoroso, sino que 'la delicada sensibilidad del honor, que pesa el insulto más bien que el daño, derrama su mortífero veneno sobre las disputas de los árabes; una acción indecente, una palabra despectiva, pueden expiarse tan sólo por la sangre del ofensor; y son tan inveterados en su paciencia, que aguardan meses enteros y aun años la oportunidad de vengarse.' "11

VERS. 4: Y les fue mandado que no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes.
Después de la muerte de Mahoma. le sucedió en el comando Abubéker en 632, y éste, tan pronto como hubo establecido su autoridad y gobierno, reunió las tribus árabes para lanzarlas a la conquista. Una vez congregado su ejército dio a sus jefes instrucciones acerca de los métodos de conquista:
"Cuando peleéis las batallas del Señor, portaos varonilmente, sin dar la espalda; pero no se manche vuestra victoria con la sangre de las mujeres ni de los niños. No destruyáis las palmeras ni queméis los campos de cereal. No cortéis árboles frutales, ni hagáis daño al ganado; matad sólo lo que necesitáis para comer. Cuando hacéis un pacto o convenio, cumplidlo fielmente, y respetad siempre vuestra palabra. En vuestras correrías, encontraréis a algunas personas religiosas que viven recluidas en monasterios, y se proponen servir así a Dios; dejadlas en paz; no las matéis ni destruyáis sus monasterios; y hallaréis otra clase de personas que pertenecen a la sinagoga de Satanás, que tienen la coronilla afeitada; partidles ciertamente el cráneo, y no les deis cuartel hasta que se hagan mahometanos o paguen 'tributo.' "x2
"Ni en la profecía ni en la historia se nos dice que las recomendaciones más humanas fueran obedecidas tan escrupulosamente como el feroz mandato; pero les fue ordenado hacerlo. Como quiera que sea, las que preceden son las únicas instrucciones que registre Gibbon; y fueron dadas por Abubéker a los jefes de todas las huestes sarracenas. Las órdenes son tan específicas en su discriminación como la predicción. Es como si el califa mismo hubiese estado actuando en obediencia directa a un mandato superior al de un hombre mortal. En el mismo acto de salir a pelear contra la religión de Jesús y propagar el mahometismo en su lugar, repitió las palabras que la Revelación de Jesucristo predecía que iba a pronunciar."13

El sello de Dios en sus frentes-En las observaciones hechas con referencia a Apocalipsis 7:1-3, hemos demostrado que el sello .de Dios es el sábado del cuarto mandamiento. La historia no calla el hecho de que hubo a través de toda la era evangélica personas que observaron el verdadero día de reposo. Pero lo que preguntan aquí muchos es: ¿Quiénes eran esos hombres que en ese tiempo tenían el sello de Dios en sus frentes, y por lo tanto iban a quedar libres de la opresión mahometana ? Recuerde el lector un hecho al que se aludió ya, a saber, que hubo en toda la era cristiana personas que tuvieron el sello de Dios en sus frentes, es decir que observaron inteligentemente el verdadero día de reposo. Considere, además, que lo aseverado por la profecía es que esta potencia asoladora, los sarracenos, no se dirige contra los tales observadores del sábado, sino contra otra clase. La cuestión queda así libre de toda dificultad, porque es todo lo que en realidad asevera la profecía. Hay una clase de personas que resalta directamente, en este pasaje, a saber, los que no tienen el sello de Dios en la frente. La preservación de los que tienen el sello de Dios se presenta tan sólo por implicación. Por consiguiente, la historia no registra que algunos de ellos fuesen afectados por alguna de las calamidades infligidas por los sarracenos a los que resultaron blanco de su odio. Eran enviados contra otra clase de hombres. La destrucción de esta clase no se pone en contraste con la preservación de otros hombres, sino tan sólo con la de los frutales y las cosas verdes de la tierra; como si se les hubiese dicho: No hagáis daño a la hierba, ni a los árboles ni a ninguna cosa verde, sino tan sólo a una clase de hombres. En el cumplimiento, encontramos el extraño espectáculo de un ejército de invasores que perdona las cosas que tales ejércitos destruyen generalmente: la faz de la naturaleza y sus producciones. En obediencia al permiso que tenían de dañar a aquellos hombres que no tenían el sello de Dios en sus frentes, partían el cráneo a cierta clase de religiosos de coronilla afeitada, que pertenecían a la sinagoga de Satanás. Parece que se trataba de monjes o de alguna otra orden de la iglesia católica romana.

VERS. 5: Y les fue dado que no los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión, cuando hiere al hombre.
"Sus constantes incursiones en territorio romano, y sus frecuentes asaltos contra Constantinopla misma, eran un tormento incesante en todo el imperio, al que no podían, sin embargo, subyugar, a pesar del largo período al cual se alude más tarde, y durante el cual, por medio de sus ataques incesantes, continuaron afligiendo gravemente a una iglesia idólatra de la cual el papa era la cabeza. . . . Tenían cargo de atormentar, luego dañar, pero no matar o destruir completamente. Lo asombroso es que no lo hicieron." (Con referencia a los cinco meses, véase el comentario sobre el versículo 10.)

VERS. 6: Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos.
"Los hombres se cansaban de la vida, cuando ella les era perdonada tan sólo para que se renovasen sus desgracias, cuando se violaba todo lo que consideraban sagrado y peligraba constantemente lo que les era caro; y cuando los salvajes sarracenos los dominaban o les dejaban solamente un momento de descanso siempre expuesto a ser interrumpido repentina o violentamente, como por la picadura de un escorpión."

VERS. 7: Y el parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra: y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras como caras de hombres.
"El caballo árabe va a la delantera en todo el mundo: y la habilidad del jinete es el arte y ciencia de Arabia. Los barbudos árabes, veloces como langostas y armados como escorpiones, listos para arrancar al instante, estaban siempre preparados para la batalla.
" *Y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro.' Cuando Mahoma entró en Medina (622) y por primera vez fue recibido como su príncipe, *se desenvolvió un turbante delante de él para suplir la falta de estandarte.'. Los turbantes de los sarracenos, como coronas, eran su adorno y motivo de jactancia. El rico botín los mantenía abundantemente provistos de ellos y los renovaba con frecuencia. Tomar el turbante significa proverbialmente hacerse musulmán. Además, los árabes se distinguían antiguamente por las mitras que llevaban."16
"Y sus caras como caras de hombres." "La gravedad y firmeza. de propósito [del árabe] se nota en su exterior; ... su único ademán consiste en acariciarse la barba, símbolo venerable de la virilidad. ... Es muy fácil . . . herir el honor de sus barbas."17

VERS. 8: Y tenían cabellos como cabellos de mujeres: y sus dientes eran como dientes de leones.
"Las mujeres consideran el cabello largo como un adorno. Los árabes, en contraste con otros hombres, llevaban el cabello como las mujeres, es decir sin cortarlo, según Plinio y otros anotan que era su costumbre. Pero no había nada afeminado en su carácter;
porque, como para denotar su ferocidad y fuerza para devorar, sus dientes eran como dientes de leones."

VERS. 9: Y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla.
"La coraza se usaba entre los árabes en los días de Mahoma. En la batalla de Ohud (la segunda que peleó Mahoma) contra los coreítas de la Meca (624), '700 de ellos estaban armados de
corazas.'"
"La carga de los árabes no era, como la de los griegos y romanos, es esfuerzo de una infantería firme y compacta. Su fuerza militar se componía mayormente de caballería y arqueros.'. . . Al toque de la mano, los caballos árabes arrancan con la velocidad del viento. *E1 estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla.' Sus conquistas fueron maravillosas tanto por su rapidez como por su extensión, y su ataque era instantáneo. No tuvo menos éxito contra los romanos que contratos persas."20

VERS. 10, 11: Y tenían colas semejantes a las de los escorpiones, y tenían en sus colas aguijones; y su poder era de hacer daño a los hombres cinco meses. Y tienen sobre sí por rey al ángel del abismo, cuyo nombre en hebraico es Abaddon, y en griego, Apollyon.
"Hacer daño a los hombres cinco meses."-Se suscita la pregunta: ¿A qué hombres habían de dañar durante cinco meses? Indudablemente a los mismos a quienes más tarde habían de matar (véase el vers. 15), a saber, "la tercera parte de los hombres," o sea un tercio del Imperio Romano, su división griega.
¿Cuando iban a empezar a atormentarlos? El vers. 11 contesta la pregunta.
"Y tienen sobre sí por rey." Desde la muerte de Mahoma hasta casi fines del siglo XIII, estuvieron los mahometanos divididos en varias facciones bajo diversos caudillos, pero sin gobierno civil general que los abarcase a todos. Hacia fines del siglo XIII, Otmán fundó un gobierno o imperio que creció hasta extenderse sobre todas las principales tribus mahometanas, consolidándolas en una gran monarquía.
Su rey se llama el "ángel del abismo." Un ángel significa un mensajero o ministro, sea bueno o malo, y no siempre un ser espiritual. El "ángel del abismo" sería el ministro principal de la religión que salió de allí cuando fue abierto. Esa religión es el mahometismo, y el sultán era su ministro principal.
Su nombre, en lengua hebraica, es "Abaddon," el destructor;
en griego, "Apoliyon," exterminador, o destructor. Por el hecho de que tiene dos nombres diferentes, en dos idiomas, es evidente que el carácter más bien que el nombre del poder es lo que se quiere representar aquí. En tal caso, como se expresa en ambos idiomas, es un destructor. Tal ha sido siempre el carácter del gobierno otomano.
Pero ¿cuándo realizó Otmán su primer asalto contra el imperio griego? Según Gibbon, "fue el 27 de julio del año 1299 de la era cristiana, cuando Otmán invadió por primera vez el territorio de Nicomedia; y la exactitud singular de la fecha parece revelar cierta previsión del crecimiento rápido y destructor del monstruo. "
Von Hammer, el historiador alemán de Turquía, y otros autores fijan este acontecimiento en 1301. Pero ¿qué fecha atestiguan las fuentes históricas de la época? Pachymeres es un historiador eclesiástico y secular que nació en Nicea, ciudad situada en la región invadida por Otmán, y escribió su historia precisamente durante ese período, pues concluyó su obra hacia 1307, de modo que era contemporáneo de Otmán.
Posino, en 1669, elaboró una cronología completa de la historia de Pachymeres, dando las fechas de los eclipses de la luna y el sol, como también otros sucesos registrados por Pachymeres en su obra. Acerca de la fecha de 1299, Posino dice:
"Ahora nos toca dar la época exacta y fundamental del Imperio Otomano. Trataremos de hacerlo comparando cabalmente las fechas dadas por los cronistas árabes con el testimonio de nuestro Pachymeres. Esto último autor relata en el cuarto libro de su segunda parte, capítulo 25, que Atmán [nombre griego de Otmán] se fortaleció asumiendo el comando de una banda muy fuerte de guerreros audaces y enérgicos de Paflagonia. Cuando Muzalo, jefe del ejército romano, intentó cerrarle el paso, lo derrotó en una batalla cerca de Nicomedia, capital de Bitinia. Desde entonces el dueño del campo de batalla mantuvo esa ciudad como sitiada. Ahora bien, Pachymeres es muy explícito al declarar que esos acontecimientos ocurrieron en la vecindad inmediata de Bafeum, no lejos de Nicomedia, el 27 de julio. El año, aseveramos en nuestra sinopsis, tras comparar cuidadosamente los sucesos, fue el que corresponde al 1299 de nuestro Señor."

La sinopsis a la cual alude Posino da la fecha en la cual se unieron los de Paflagonia con las fuerzas de Otmán, cosa que sucedió el 27 de julio de 1299 de la era cristiana, el quinto año del papa Bonifacio VIII y el sexto de Miguel Paleólogo. La declaración es como sigue:
"Atmán [Otmán], el sátrapa de los persas, llamado también Otomanos, fundador de la aun reinante dinastía de los turcos, se fortaleció al unir consigo un gran número de feroces bandidos de Paflagonia."28
Los de Paflagonia, bajo los hijos de Amurio, se unieron a Otmán en su ataque del 27 de julio, de manera que dos veces nos da Posino la fecha 1299 como la del suceso.
Gregoras, también contemporáneo de Otmán, apoya a Gibbon y Pachymeres, al establecer la fecha 1299 en su relato de la división de Anatolia. La división entre diez emires turcos se realizo en 1300, según lo corroboran historiadores fidedignos. Gregoras declara que en la división Otmán recibió el Olimpo y ciertas partes de Bitinia, lo cual indica que Otmán ya había peleado la batalla de Bafeum y había conquistado ciertas partes de ese territorio grecorromano.
"Los cálculos de algunos autores se han basado en la suposición de que el período debía iniciarse con la fundación del Imperio Otomano; pero esto es evidentemente un error; porque no sólo habían de tener rey sobre ellos, sino que habían de atormentar a los hombres cinco meses. Pero el período de tormento no podía principiar antes del primer ataque de los atormentadores; que se produjo, como se ha declarado ya, el 27 de julio de 1299." 24
El cálculo que sigue, basado en ese punto de partida, fue hecho y publicado por primera vez en una obra titulada "Christ's Second Coming" (La segunda venida de Cristo), por Josías Litch, en 1838.

" *Y su poder era de hacer daño a los hombres cinco meses.* Tal era el plazo que les era concedido para atormentarlos por depredaciones constantes, pero sin matarlos políticamente: 'Cinco meses' fa treinta días por mes son 150 días], es decir 150 años. Comenzando el 27 de julio de 1299, el total de los 150 años llega a 1449. Durante todo ese lapso los turcos estuvieron empeñados en una guerra casi perpetua con el Imperio Griego, pero sin vencerlo. Se apoderaron de varias provincias griegas y las conservaron, pero la independencia griega se mantenía en Constantinopla. Sin embargo, en 1449, al terminarse los 150 años, se produjo un cambio,"25 cuya historia se encontrará bajo la trompeta siguiente.

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