El Faraón de Egipto. El hijo del Diablo.



Faraón era el descendiente directo de una estirpe divina procedente del Cielo. Algunos investigadores han intentado incluir a Jesús de Nazareth en el linaje faraónico. Pero nada más lejos de la realidad, ya que el Faraón no tenía nada que ver con la línea davídica de Jesús y por el contrario sí mucho que ver con otra línea mucho más tenebrosa.

Según la Tradición Secreta, el linaje divino arribó las costas de Francia, y sus Custodios lo han mantenido durante siglos en secreto. Es el misterio legendario del Santo Grial...

Para ver en detalle el tema de la relación de Jesús con Egipto, consultar el artículo de AREA, titulado "Jesús y la Estirpe Divina de los Faraones Egipcios".

Pero en esta ocasión nos vamos a fijar por ahora en el atuendo o vestimenta real del Faraón, es decir analizaremos su aspecto físico y exterior, intentado desentrañar su posible significado.

Antes de comenzar, y para situarnos adecuadamente en este tema, debemos recordar que el Antiguo Egipto es el país de donde provienen las Ciencias Ocultas, la Magia y la Sabiduría Oculta o Secreta, y al menos de Egipto ha ido llegando la tradición de conocimientos ocultos hasta Occidente, a través de Grecia y Roma.
Hubo otras fuentes de herencia cultural ocultista como la civilización mesopotámica, pero Egipto ha sido siempre considerada como la más emblemática y representativa.
Asi que, de entrada, ya estamos viendo cuál ha sido en realidad el verdadero contexto histórico de Egipto y su herencia cultural al mundo.
Uno de los significados del término de Faraón es el de Ph + Ra, es decir, el "Hijo de Ra". Este título divino ya nos pone en la pista y nos confirma la aseveración del título de este artículo.

Ra es la gran divinidad solar. Se relaciona también con el fuego sagrado y el oro, la llamada carne de los dioses. En América Antigua también se adoraba al Sol, entre sacrificios humanos, y el culto al sol está presente en toda la antigüedad. A lo largo de la historia occidental, durante la Edad Media, Renacimiento, Ilustración, etc...el culto al Sol siguió vigente, si bien ya de manera oculta, entre sociedades secretas y grupos ocultistas, y entre constructores y maestros canteros de iglesias y catedrales, etc...


También los satanistas rinden culto, como siempre lo hicieron a lo que para ellos sigue siendo la figura sagrada del Sol, además de otras representaciones secretas.

En la antigüedad, entre los pueblos mesopotámicos, fenicios, etc.., la trinidad pagana de la adoración al Sol o Satanás la formaban los dioses: Baal, Astarté y Tamuz, los cuales exigían sacrificios humanos.
El Sol representa el Diablo.
La serpiente uraeus y el dios Amón también apuntan a una relación con el mundo de las tinieblas.

El Faraón no sólo luce externamente en su vestido real estas referencias diabólicas, sino que además las encarna vivamente, como el legítimo y fiel heredero de una estirpe divina y sagrada.
Veamos cómo se refleja esta interpretación en la propia indumentaria real del "todopoderoso" Faraón:
Para empezar, fijémonos en sus ojos. El Faraón no tiene sus ojos pintados por un motivo estético o de belleza, ni se trata de una rara costumbre de esas surgidas del azar. Nada es por casualidad, y menos en Egipto. La figura del ojo es sagrada en Egipto.


El ojo es un símbolo divino. Y precisamente se identifica también con el Sol, el Ojo que todo lo vé. El sol con sus rayos, ilumina toda la tierra; El astro de fuego domina y controla, mediante su enfoque de luz sagrada, todo el mundo, y a todas las criaturas que en él se desenvuelven. El Sol, ojo que todo lo ve, como el Diablo, controlan todo el mundo físico, a diferencia de Dios, quien además de eso puede leer dentro de las mentes de las personas y entidades espirituales.

Por eso se resaltan los ojos del Faráon, y se pintan ritualmente. ¿Pero por qué se pintan de color azul?
Por que el color azul que porta el Faraón revela que pertenece a la estirpe real y divina de su ascendencia sagrada. El Faraón tiene la sangre real, transmitida desde tiempos ancestrales por los mismos dioses. Y la sangre real no se representa roja sino de color distinguidamente azul. El Faraón procede por línea directa de los dioses y por eso él también es divino. Su sangre tiene el color del lugar de donde procede: el Cielo Azul.

Esta sangre real, aniquilado el Imperio Egipcio, llegará más tarde a Europa para refugiarse y seguir sucediéndose. Es el Santo Grial. La copa de la que bebió Jesús de Nazareth en la Ultima Cena, y que después recogería la sangre de Jesús, según la leyenda. Esa sangre real custudiada por cátaros, templarios y sociedades secretas, a lo largo de la Historia, se refiere a la custodia del heredero de esa línea de descendencia sagrada.

Pero el Santo Grial, la línea sagrada y secreta de la divinidad, no procede de Jesús de Nazareth, tal como erróneamente nos habían hecho creer siempre Los Custodios del Gran Secreto, u otros grupos ocultistas. Aunque en realidad se trata probablemente más que de un error, de una desinformación o deformación interesada, adecuada para camuflar su verdadero secreto.

Si el linaje "sagrado" que desembarcó en Francia, hace unos 2 milenios, no procede de Jesús de Nazareth, entonces ¿de quién procede esa estirpe protegida? He ahí la clave de todo el misterio.
Una respuesta que nunca ha sabido nadie excepto los Guardianes del Tesoro. La explicación más probable es que esa estirpe sagrada podría referirse justamente a la Sangre Real que llevaba en sus venas el propio Faraón de Egipto, y que después llevaría su "divina" descendencia. Una línea hereditaria cuyo secreto siempre se ha protegido por las órdenes ocultas, y que probablemente podría estar llamada a entroncar, a su debido tiempo, y en el final de los tiempos, con el último heredero real, que aún estaría por llegar: ¡El AntiCristo!...


Una cosa sí es segura: el linaje secreto, el tesoro oculto, conocido como el mito del Santo Grial, no procede de Jesús de Nazareth.
Los investigadores David Wood e Ian Campbell, según narran en su libro "El secreto de Poussin", descubrieron una figura pentagonal en torno a la geografía mágica de Rennes Le Chateau, un pueblo-enclave francés en donde los Guardianes de la Tradición escondieron secretos sobre el linaje de la sangre real. Asimismo, la leyenda decía que en la misteriosa tumba del monte Cardhú, cercano a la localidad de Rennes Le Chateau, había sido enterrado Jesús o alguien cercano a él como María Magdalena o José de Arimatea. Sin embargo, los citados autores descubrieron 56 piedras en el interior de la enigmática tumba. Dicho número corresponde al temido dios egipcio Set.

Por otra parte, recordemos que la historia del cura de Rennes Le Chateau, Francois Berenguer Sauniere, está unida no al mensaje bíblico y cristiano, sino a toda una aventura ocultista entre órdenes masónicas y rosacruces, cuyas huellas se ven claramente en la extraña iglesia del lugar, dedicada a María Magdalena, todo un templo ocultista concebido para la "adoración secreta", con demonio asmodeo incluido,

¿Acaso tiene sentido que órdenes ocultistas como los cátaros, los templarios, y otros grupos secretos posteriores, adoradores del Diablo, custodiasen y protegiesen una supuesta línea de descendencia de Jesús de Nazareth, cuando son sus mayores enemigos? La historia del hermano"gemelo", que nunca fué recogida en la Biblia, no tiene ningún sentido. Y si hubiera existido, los Custodios del Secreto Oculto lo habrían combatido, en vez de protegerlo. Los Defensores de la Sabiduría Oculta y Secreta nunca habrían ayudado ni a Jesús ni a un supuesto hermano gemelo suyo, ni a un discípulo suyo y ni siquiera a ningún creyente cristiano.
La historia del hermano gemelo habría significado la derrota de Jesús de Nazareth, de Dios mismo, y por tanto de toda la humanidad, que permanecería entonces para siempre esclavizada bajo el yugo del Diablo.

Para aquellos que no conocen dicha leyenda, ésta se resume básicamente en que un supuesto hermano gemelo que tenía Jesús, en un momento dado, durante la subida a rastras con la cruz por las 13 estaciones, pegó el cambiazo con su hermano, muriendo "el otro", el gemelo, en la cruz. Más que una broma, parece un guión malo de película.


Pero ahora regresemos a Egipto, para terminar de intentar descifrar los misterios que oculta la figura del Faraón.
Si nos fijamos en sus orejas, en proporción con su cara, son demasiado grandes. En Egipto se solían representar con bastante frecuencia unas orejas más grandes de lo normal. Sólo hay una explicación posible: un interés por imitar el aspecto de sus dioses, dotados de orejas más grandes que las humanas. Además en muchas representaciones egipcias, las orejas grandes son también a la vez unos cuernos, o hacen de cuernos.

El vistoso collar que luce el Faraón, (ver foto de Tutankhamon, más abajo) bajo su cuello, y rodeando sus hombros y pecho, simboliza unas alas. Se trata de alas divinas, como las que tenían sus dioses, entes angelicales de las Tinieblas. El collar alado revela la procedencia celestial de la estirpe divina del Faraón. Son las alas de los dioses del Cielo. Nos recuerda que el Faraón es otro dios, que pertenece al Cielo.

¿Por qué la máscara del Faraón es de oro? Porque el oro es el material o la carne de los dioses. El oro también representa el fuego, y es el elemento de la divinidad solar, y por lo tanto es sagrado. Lo cual nos lleva a relacionar al Faraón con el Sol, y por lo tanto con la figura del Diablo.


En la frente, a modo de tercer ojo, se alza dese el tocado una serpiente uraeus.
En algunas épocas, la cobra "uadjet" representa a Egipto Norte, y el buitre Nekhbet representa a Egipto Sur, unidos, teniendo ambos símbolos un significado de poder geográfico en el Reino de Egipto.
Pero la siempre presente "serpiente" del genuino Egipto, representa también la estirpe de sangre real, que procede de la serpiente del Edén, llamada Diablo.



El tocado Nemes que corona la cabeza del Faraón imita la cornamenta de la gran divinidad egipcia, junto con el símbolo del Sol: el dios chivo Amón, quien también es perfectamente identificable con la figura del Diablo. A lo largo de todo el tocado faraónico, se alternan sucesivamente rayas doradas y rayas azules. Las rayas del tocado, imitan perfectamente las rayas de los cuernos del dios carnero, como puede observarse. Las rayas doradas aluden a la condición divina y solar del Faraón. Y las rayas azules nos recuerdan su procedencia del Cielo, como descendiente y orgulloso portador de la sangre real de sus antepasados: los dioses. Estas rayas azules tienen el mismo color que los ojos del Faraón.
La exhibición por parte del Faraón y de los egipcios, luciendo siempre sus adornos de oro, piedras preciosas, joyas, pendientes, etc.., quiere recordar y testimoniar que son los hijos de su padre divino, el dios Sol.


Al igual que de la cabeza del dios Amón descienden sus dos cuernos, sobre los hombros del Farón bajan los dos cuernos mediante las prolongaciones nada casuales sino perfectamente estudiadas de su tocado real. No hay duda, el tocado Nemes del Faraón es la cornamenta del dios chivo.
Por supuesto, el faraón luce también una imponente perilla, bellamente creada, cuyo uso oficial la convierte ya en postiza como una pieza obligada más en la indumentaria real. Naturalmente este accesorio real imita de nuevo la perilla del dios chivo Amón.


Ya tenemos la figura del Faraón representando completamente la forma de un chivo, el dios chivo Amón, cuyo nombre significa "El Oculto", el chivo del Diablo.
Pero como curiosidad, si según esta interpretación, la imagen del Farón se trata de una figura demoníaca, ¿dónde está representado en el Faraón el rabo que tienen Amón y el Diablo?

Normalmente, todos hemos visto las máscaras faraónicas desde una perspectiva frontal. Veámosla por detrás y comprobaremos que no han descuidado tampoco ni el detalle de una lujosa cola...

Es evidente que siempre ha habido una relación entre el Diablo y los máximos líderes magos de las sociedades secretas y ocultistas, ataviados con toda la parafernalia faraónica de Egipto. Ellos mismos así lo demuestran fervorosamente y con todo su orgullo...

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