El Mal de Alzheimer



Delia fue siempre una persona distraída, pero en días pasados, después de caminar dos cuadras, olvidó hacia dónde se dirigía y con qué propósito. Lo más preocupante es que aún no lo recuerda.


Este cuadro es un ejemplo de la situación que viven a diario los pacientes de Alzheimer, una enfermedad que afecta a 9 de cada de cada 10 mil personas en el mundo.

Este mal progresivo y degenerativo que altera las funciones del cerebro, es la cuarta causa más frecuente de muerte en adultos y la más común de deterioro intelectual en las personas de edad avanzada. Tiene, además, una incidencia ligeramente mayor en el sexo femenino.

Desde 1906, cuando el doctor Alois Alzheimer describió por primera vez las características de esta enfermedad, los investigadores se han dado a la tarea de estudiar y entender los cambios a nivel cerebral y de la conducta, que la caracterizan.

Pero el Alzheimer, no sólo afecta a la persona que la padece; su familia sufre también las consecuencias.

En estas páginas queremos ayudarte a conocer y comprender este mal y además brindarle, a la familia del enfermo, herramientas útiles que le permitan manejar la difícil situación por la que atraviesan.

Los primeros síntomas de la enfermedad


Algunos factores atentan contra la temprana detección de la enfermedad de Alzheimer. Muchas personas cometen el error de atribuir síntomas como la pérdida de memoria, confusión y desorientación, al envejecimiento, sin darse cuenta que realmente algo anda mal.

En otros casos, los síntomas pueden comenzar a desarrollarse gradualmente y pasar inadvertidos por un largo período. También, algunas personas se rehúsan a reconocer que tienen un problema o simplemente, aún sabiéndolo, se niegan a visitar un especialista. Todo esto puede retrasar el diagnóstico temprano de la enfermedad.

Es vital visitar al médico tan pronto como los primeros síntomas aparezcan. No sólo es primordial para el paciente, sino para su familia, pues a partir del momento en que algún miembro de la familia es diagnosticado con éste o cualquier otro tipo de demencia senil, la dinámica del hogar cambia, y se deben preparar para afrontar la situación.

¿Cuáles son los síntomas de alerta?


Te ofrecemos una lista de los primeros síntomas que usualmente aparecen. Es importante que los reconozcas a tiempo:
· Pérdida de memoria que afecta las habilidades de trabajo.

Es normal, olvidar de momento alguna que otra tarea que nos asignen, el nombre de algún compañero de trabajo, o un número telefónico, y recordarlo luego, pero quienes sufren de Alzheimer, frecuentemente olvidan datos que luego no recordarán.
· Dificultad al realizar tareas habituales.

Es normal que personas muy ocupadas, de vez en cuando, se encuentren distraídas y olviden por ejemplo, la plancha conectada o una comida en la estufa, pero en algún momento lo recordarán. Alguien que padezca de Alzheimer, podría hacer actividades cotidianas, como cocinar, y luego ni siquiera acordarse de que lo hizo.
· Problemas con el lenguaje.

Olvidar una palabra o no encontrar la adecuada, en algún momento, es una situación que a cualquiera le puede ocurrir. Sin embargo, quienes que padecen de Alzheimer, pueden olvidar palabras simples e incluso, sustituirlas por algunas inadecuadas, provocando que sus oraciones pierdan el sentido.
· Pérdida de orientación del espacio y tiempo.

Cualquiera puede olvidar o confundir el día de la semana que es o hacia dónde se dirige, por un momento. En cambio, la persona enferma de Alzheimer puede perderse en su propia cuadra, no saber dónde se encuentra ni cómo regresar a casa.
· Juicio pobre o deteriorado.

Una persona enferma de Alzheimer, a cargo del cuidado de un niño, puede olvidarse completamente de él. Pueden, además, vestir de forma inapropiada y usar varias camisas o blusas a la vez.
· Problemas con el pensamiento abstracto.

Estas personas pueden olvidarse completamente, por ejemplo, de qué son los números y para qué sirven.
· Situar objetos en lugares inadecuados.

La personas sanas, en ocasiones, ponemos objetos fuera de su lugar. Sin embargo, una persona enferma de Alzheimer, podría situarlos en lugares inadecuados, como por ejemplo, una plancha en la nevera o un recipiente plástico en la hornilla.
· Cambios en el estado de ánimo o de conducta.

Los pacientes sufren rápidos cambios de estado de ánimo; de la calma al llanto o al enojo, sin razón aparente.
· Cambios de personalidad.

Normalmente la personalidad sufre algunos cambios al llegar a la tercera edad, pero una persona con Alzheimer, puede cambiar drásticamente, conviertiéndose extremadamente miedosa o violenta.
· Pérdida de iniciativa.

Es normal que nos sintamos cansados del trabajo en la casa y otras obligaciones sociales, pero las personas enfermas de Alzheimer se vuelven pasivas y hay que incitarlas para que se involucren en las tareas.

Causas y factores de riesgo del Alzheimer


Las causas

Las causas que provocan la enfermedad de Alzheimer no son conocidas aún, y actualmente son objeto de una intensiva investigación científica. Se sospecha de la presencia de genes enfermos o una predisposición genética, también de una estructura proteica anormal en el cerebro y se habla hasta de toxinas del ambiente.

Los científicos están aplicando los últimos conocimientos y técnicas de investigación en el campo de la genética molecular, la patología, inmunología, toxicología, neurología, psiquiatría, farmacología, bioquímica y epidemiología, para hallar las causas, tratamientos y cura.

Los riesgos

De sus investigaciones, los científicos han encontrado que en las familias donde hay o ha habido varios miembros enfermos de Alzheimer, existe una variación genética particular que es común a todos los que sufren de la enfermedad. No se ha revelado que este gen, que produce una sustancia llamada apolipoprotein E4, cause la enfermedad, pero su presencia indica que existe un mayor riesgo de desarrollarla.

¿Cómo ayudar a la familia del paciente de Alzheimer?


Cuando una persona se enferma de Alzheimer, ocurren cambios significativos en la vida familiar. Quien antes era una persona que tenía una participación activa en el hogar, se convierte en alguien a quien se le debe prestar atención permanente.

La ayuda se requiere de todos: esposos, hijos, nietos, hasta amigos. La vida doméstica puede tornarse difícil. Las tareas aumentan y los recursos pueden escasear; como resultado, la familia puede experimentar altos niveles de estrés.

Por un lado, los familiares pueden sentirse solos, sin amigos, pues les falta el tiempo para hacerlo; pueden necesitar ayuda y temer pedirla; pueden, incluso, necesitar a alguien que les escuche sus problemas y los comprenda. Por el otro lado, la persona enferma siente la angustia de enfrentar un futuro incierto y al mismo tiempo se preocupa por el trabajo que ocasionan a los demás.

Todo esto hace de la dinámica familiar una situación extremadamente difícil de manejar. Pero, ¿cómo podemos ayudar los amigos, vecinos y otras personas cercanas a esta familia? He aquí algunas formas, a través de las cuales podemos ofrecerle nuestro apoyo:


Mantenerse en contacto Esos pequeños detalles Darles un respiro Ser específico a la hora de ofrecer ayuda
Mantenerse alerta Ofrece un cambio de escenario Situar objetos en lugares inadecuados Aprende a escuchar


Cómo enfrentar las fases avanzadas de la enfermedad

Cuando la enfermedad de Alzheimer entra en sus etapas más avanzados, el enfermo tendrá dificultades con las funciones más básicas, incluyendo caminar y hablar. Como consecuencia, necesitará ser monitoreada permanentemente.

En este estado, además, el enfermo puede tener dificultades en reconocer o comunicar sus necesidades fisiológicas, por lo que la persona encargada de su cuidado, deberá preparse para situaciones "de emergencia".

Gradualmente, los familiares del enfermo deberán estudiar el lenguaje corporal del paciente y ciertas rutinas y horarios, que le puedan alertar de sus necesidades, para así poder ayudarlo mejor.

Dificultades al comer y tragar aparecen también conforme la enfermedad avanza. Con el deterioro de las funciones mentales y físicas, el paciente puede olvidar para qué sirven los distintos utensilios, cómo masticar, absorber o tragar, e incluso, le puede ser cada vez más difícil mantener una posición erguida a la hora de comer.

A lo anterior, se puede sumar la pérdida de interés por comer y beber, lo cual incrementará el riesgo de deficiencias nutricionales y deshidratación. Con estos cambios, el cuidado del paciente demandará creatividad y recursos adicionales.

Proveer al paciente un ambiente calmado en el cual comer, modificar las sillas para darle un mejor soporte, comprar utensilios para comer fáciles de agarrar, y acudir a los purés, las sopas y los suplementos nutricionales son alternativas que se recomiendan.

Otras necesidades de cuidado físico serán necesarias, como:

" Cuidado de la piel.

" Infecciones.

" Traumas.

Es difícil; cualquiera que haya tenido o tenga un familiar con Alzheimer, puede dar testimonio de ello, pero hay que aprender a enfrentar las situaciones y a manejarlas de la forma más adecuada; no sólo por el paciente sino también por toda la familia.

Será necesario tomar muchas decisiones a lo largo de un proceso que podrá tardar años, pero se debe tratar de conservar la mente clara y libre de interferencias. Mantenerse informados, atentos al enfermo y unidos es el papel más importante que le corresponde a la familia.

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