ROLES EN EL MATRIMONIO



La estabilidad del matrimonio depende grandemente de la forma en que el esposo y la esposa cumplen sus respectivos roles. Los consejeros matrimoniales a menudo apuntan al "conflicto de roles" como la mayor causa de rompimiento de los matrimonios. "Quienes hacemos consejería matrimonial" escribe Paul Stevens "nos damos cuenta de que algunos matrimonios están luchando desesperadamente justo en este punto. Algunos hombres insisten en que la Biblia los hace responsables ante Dios por la familia. Ellos son jefes. Algunas mujeres creen que esto es verdad y tratan por años de someterse a un hombre débil o a un tirano. Pero viene el día, casi inevitable, en que la mujer se rebela. Ella puede rebelarse teniendo un quiebre nervioso, obteniendo un pasaje en avión y viajando lejos o dejándolo por otro hombre" (1)

Los conflictos de rol en las relaciones maritales en gran parte van en contra de las distintas interpretaciones y aplicaciones de las enseñanzas bíblicas respecto al predominio del esposo y la sumisión de la esposa. La sola mención de los términos "predominio/sumisión" es anatema para muchos de quienes en los años recientes han saltado de "la costilla de Adán hacia la liberación femenina" (juego de palabras costilla : rib / liberación : lib)

Cualquiera que se atreva a dejar caer la frase "sumisión de la esposa" en una conversación con una "mujer pro-liberación" arriesga el peligro de ser "categorizado como un ignorante ser de otro mundo que cree en las cámaras de tortura para esclavos y uno que promueve el encadenamiento delas mujeres en un lavadero. Tal cual. ¿Qué persona inteligente de hoy puede imaginar el aplastamiento de una mujer bajo los talones de un hombre.... o arrinconándola en una esquina, reduciendo sus actividades a cambiar pañales, lavar los platos, chequear una lista del supermercado y limpiando pisos?"(2)

La ampliamente publicitada tergiversación y rechazo de los roles bíblicos en el matrimonio se han visto grandemente influenciadas por el Movimiento de liberación femenina que recibió renovados ímpetus en 1966 con la fundación de la Organización nacional de la mujer (NOW). Los grupos radicales en el movimiento fueron tan lejos como promover la abolición del matrimonio para liberar a las mujeres de su rol sumiso. Sheila Cronan, una líder en el Movimiento de liberación femenina, inequívocamente declara : "Ya que el matrimonio constituye esclavitud para las mujeres, es claro que el Movimiento de la mujer debe concentrarse en atacar esta institución. La libertad para las mujeres no se puede ganar sin la abolición del matrimonio (3)

Los grupos más moderados provienen de los radicales que rechazan el matrimonio, sin embargo promueven a cambio el "paradigma en sociedad" dentro del matrimonio, en el cual el esposo y la esposa funcionan como socios 50-50. A mayor énfasis, las Feministas evangélicas abogan por el punto de vista igualitario del matrimonio, interpretando los textos relativos a la primacía del hombre y la sumisión de la mujer de acuerdo con la posición de "sociedad". Ellas creen que la Biblia enseña que los esposos y esposas deben someterse mutuamente unos a otros y compartir responsabilidad en el hogar en un arreglo de mitad y mitad.

Adopción por parte de los Adventistas del paradigma en sociedad. En años recientes un numero creciente de profesores adventistas han adoptado el punto de vista igualitario o en sociedad para el matrimonio. Este punto de vista se refleja en el simposio "Women in Ministry" (Mujeres en el ministerio), preparado por un comité especial del Seminario Teológico de la IASD (4) y también en las recomendaciones propuestas por el Concilio anual de 1999 al Congreso de la Asociación General en vista de cambios al Manual de Iglesia. El capítulo 15 de las recomendaciones propuestas tiene que ver con "Matrimonio, Divorcio y Rechazamiento"

La breve sección sobre "Enseñanzas bíblicas sobre el matrimonio" propone el punto de sociedad en el matrimonio - una visión presentada en forma amplia en Women in ministry. Se alega que la primacía del esposo y la sumisión de la esposa no son parte de la distinción funcional en el matrimonio, sino que ésta vino como resultado del pecado. "La entrada del pecado afectó adversamente el matrimonio. Cuando Adán y Eva pecaron, perdieron la unidad que habían conocido con Dios y uno con el otro (Gen. 3:6-24).... Como parte de la maldición del pecado, la dirección fue dada al esposo (Gen. 3:16, ver Patriarcas y Profetas, pp.58-59 -versión inglesa) "(5)

La implicación es que antes de la Caída, Adán no ejercía un rol de primacía. La primacía del esposo y la sumisión de la esposa son el resultado del pecado y la redención tiene el propósito de eliminar estas distinciones funcionales restaurando "al matrimonio a su ideal original... de unidad e igualdad" en Cristo. (6) "El evangelio enfatiza el amor y la sumisión del esposo y la esposa uno al otro (1Cor 7:3,4 ; Efe 5:21)" (7)

Definido simplemente, el Concilio Anual de 1999 recomienda que la Iglesia Adventista del 7º día adopte en la próxima Sesión del Congreso de la Asociación General "el punto de vista de sociedad" del matrimonio. Esta recomendación está aparentemente inspirada por el deseo de encontrar una justificación bíblica para la ordenación de las mujeres. Al argüir que los roles distintivos de la primacía del esposo y la sumisión de la esposa se originaron como resultado de la Caída, y deben ser eliminados por el evangelio, los ordenancistas desean probar que las mujeres pueden ser ordenadas para servir en la iglesia en posiciones dirigentes sobre hombres, sin violar un principio bíblico.

Teniendo presente el hecho de que únicamente a los delegados a la Sesión del Congreso de la Asociación General se les dará la oportunidad de discutir y votar respecto a este punto de vista propuesto del matrimonio igualitario, es imperativo para quienes encontramos esta visión no bíblica, que expresemos nuestra preocupación en este momento. La intención de este estudio es invitar, no solamente a los delegados al Congreso mundial, sino a nuestra membresía adventista en general a reexaminar las enseñanzas bíblicas respecto a los roles en el matrimonio. Si se prueba que el punto de vista igualitario del matrimonio es no bíblico, entonces la recomendación propuesta necesita ser modificada de acuerdo a las enseñanzas bíblicas.

Objetivos de este estudio. Este ensayo está dividido en dos partes. La primera parte considera el significado bíblico de "supremacía" (headship) y "sumisión", especialmente a la luz de Efesios 5:18-33, ya que estos versículos se ven como el más importante "código del hogar" en el Nuevo Testamento, que enseñan sostenidamente la sumisión mutua entre el esposo y la esposa.

La segunda parte examina las implicancias prácticas y las aplicaciones del principio bíblico de la supremacía/sumisión. Específicamente, consideraremos lo que significa desde un punto de vista práctico para el esposo el practicar la supremacía y para la esposa practicar la sumisión.

PARTE I :

EL SIGNIFICADO DE LA SUPREMACIA/SUMISION


En un estudio previo sobre "Supremacía, sumisión e igualdad en la Escritura" que aparece como capítulo 4 del simposio "Prueben todas las cosas : una respuesta a "Women in Ministry" (mujeres en el ministerio) (2000)" (8), he examinado el principio de la supremacía masculina y la sumisión femenina a la luz de los primeros tres capítulos del Génesis. Brevemente resumido, el estudio muestra que el principio de la supremacía del esposo y la sumisión de la esposa fue establecido por Dios en la creación, y no después de la Caída, como se sugiere por los autores de "Women in ministry" y por las recomendaciones del Concilio anual de 1999 a la sesión del Congreso mundial de la Asociación General.

1.- Supremacía-Sumisión en Genesis 1-3-

Para evitar repetir mi extenso análisis de los primeros tres capítulos del Génesis, publicados en Prueben todas las cosas, simplemente resumiré en este estudio sus conclusiones. Génesis 1 simplemente afirma que el hombre y la mujer son igualmente creados a la imagen de Dios, pero son sexualmente distintos. Al llamar en dos ocasiones seguidas "hombre2 a la raza humana (Gen. 1:26-27), Dios susurra la supremacía masculina ya en Génesis 1, aunque se explica en el capítulo dos.

Génesis 2 clarifica la igualdad y las distinciones de género señaladas en Génesis 1. El hombre y la mujer son iguales en naturaleza ya que comparten la misma carne humana y huesos y tienen el mismo valor espiritual ante Dios, Sin embargo son diferentes en funciones ya que la mujer está para someterse al hombre. Esto último está indicado por los siguientes cuatro elementos de la narración : (1) la prioridad de la creación del hombre (Gen. 2:7,22), (2) la forma como fue creada la mujer a partir del hombre (Gen. 2:21,22) (3) la creación de la mujer para ser una ayuda idónea del hombre (Gen. 2:18-20) y (4) el nombramiento de hombre para la mujer tanto antes como después de la Caída (Gen. 2:23; 3:20)

La supremacía del hombre está implícita también en el capítulo 3 donde Dios llama al hombre para contestar por la transgresión de la pareja y señala al hombre (no a la mujer) por fallar en el cumplimiento de su rol de supremacía al escuchar la voz de su mujer en vez de atender a Su mandato.

Génesis 3 describe la distorsión del orden de la creación traído por la Caída. Esta distorsión afectó no solo a la serpiente, la tierra, el trabajo y el tener hijos, sino también a la supremacía del hombre y la sumisión de la mujer. Contrariamente a lo expuesto en el simposio "Mujeres en el ministerio" y en las recomendaciones del Concilio Anual de 1999, la maldición no señala el origen de la supremacía del hombre, sino más bien su distorsión en una dominación opresiva. El hombre pecador podría ahora tomar ventaja de su supremacía para dominar y oprimir a su mujer.

La interpretación de Pablo de Génesis 1-3

Pablo le otorga importancia fundamental a las enseñanzas de los primeros tres capítulos del Génesis. El llama al orden de antes de la Caída y la forma de la creación para defender la sumisión de la mujer al liderazgo del hombre tanto en el matrimonio como en la iglesia. Su llamado al orden de la creación está en la misma línea con la enseñanza de Cristo que llama por una restauración de la relación creacional (Mateo 19:.8) de parte de los miembros de Su reino. La función de redención no es redefinir la creación, sino restaurarla, para que las esposas aprendan la correcta sumisión y los esposos aprendan la correcta supremacía.

Pablo basa su enseñanza relativa al rol de la mujer en la iglesia, no en las consecuencias de la Caída descritas en Génesis 3, sino en el orden previo a la Caída presentado en Génesis 1 y 2. El fundamento de su enseñanza no son los juicios divinos pronunciados en la Caída, sino el propósito original de Dios manifestado en el orden. (1 Tim.2:13) y la forma en que resultó la creación humana (1 Cor. 11:8) Es infortunado que en su interpretación de Génesis 1,2 y 3, los igualitarios ignoran consistentemente los llamados de Pablo a estos capítulos para apoyar sus enseñanzas en los roles masculino/femenino distintivos en el hogar y en la iglesia. Ignorar el propio testimonio interno autenticador de la Biblia, puede dar pie a gratuitas interpretaciones privadas.

Resumiendo, los primeros tres capítulos del Génesis y su interpretación Paulina indican que tanto la igualdad esposo/esposa y las distinciones de rol, definidas adecuadamente, son parte del diseño creacional de Dios para el funcionamiento armonioso de la familia. Dios creó al hombre y la mujer perfectamente iguales en su riqueza moral y estatus espiritual, pero distintos claramente en sus roles biológicos y funcionales.

Expuesto en forma simple, en la sociedad de dos seres humanos iguales espiritualmente, hombre y mujer, Dios creó al hombre para que funcionara en el rol de desempeñar la supremacía de esposo/padre, y a la mujer en el rol de sumisión de esposa/madre. Estos roles distintivos se aplican igualmente para el hogar y para la iglesia, debido a que desde una perspectiva bíblica la iglesia es una extensa familia espiritual, a menudo referida como "la casa de Dios" ("la familia de Dios") (Efesios 2:19; 1 Tim.3:15 ;1 Ped.4:17 ; Gal. 6:10)

2. ¿Sumisión mutua?

Se han hecho esfuerzos extenuantes en tiempos recientes para reinterpretar Efesios 5:18-33, Colosenses 3:18 y 1 Pedro 3:1-7 desde el punto de vista del paradigma de la sociedad (partnership). Antes de examinar la naturaleza del rol de la supremacía del esposo y del rol de la sumisión de la esposa, necesitamos considerar el significado de la declaración de apertura del "código del hogar" que se encuentra en Efesios 5:21-33, en el que se lee :"Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Efe. 5:21)

Esta declaración es vista por muchos como la clave que interpreta todo el párrafo en términos de sumisión mutua en una relación matrimonial. En otras palabras, Pablo supuestamente está llamando a los esposos y esposas para ser mutuamente sumisos sirviendo uno al otro en amor. Esta interpretación obviamente excluye la noción de la supremacía del esposo sobre la esposa. Aunque la idea de sumisión mutua no es extraña a la intención del párrafo, en mi punto de vista no representa la enseñanza principal del párrafo. El versículo 21 puede ser mejor comprendido como un encabezamiento general para toda la sección que tiene que ver con las relaciones de roles esposas/esposos, hijos/padres, esclavos/amos (Ef. 5:21-6:9). Tengo cuatro objeciones básicas a la interpretación de sumisión mutua del párrafo:

Primero, todo el párrafo (Ef. 5:21-6:9) consiste en una serie de tres exhortaciones en las cuales esposas, hijos y esclavos son urgidos a someterse u obedecer respectivamente a los esposos, padres y amos. Estas exhortaciones niegan la noción de sumisión mutua, especialmente en el caso de los hijos/padres y esclavos/amos. Estos pueden ser mejor comprendidos como explicaciones de lo que significa estar sujetos uno al otro.

Segundo, la exhortación a ser sumisos u obedecer es dada a la parte subordinada, no a ambos. Las exhortaciones correspondientes a los esposos/padres/amos no son para que ellos sean sumisos sino para que respeten y amen a sus subordinados. Así ambos, tanto la estructura como el contexto del párrafo reconoce una distinción de roles. Este punto de vista es reforzado por la ausencia de la exhortación correspondiente para los amos y esposos en el párrafo paralelo de 1 Pedro 2:18-3:2.

Tercero, el significado del verbo. El uso en el Nuevo Testamento del verbo "hypotasso" traducido "hacer sujeto" en el activo y "estar sujeto" en el pasivo, consistentemente expresa la idea de ejercitar o someterse a la autoridad (9). "Cada uno de los más de cuarenta usos en el Nuevo Testamento del verbo llevan un tono de autoridad y sujeción o sumisión "(10) El significado del verbo "estar sujeto" entonces, contiene la idea de un orden en donde una persona se somete a si mismo (ella o èl) al liderazgo de otro.

Cuarto, la frase "uno al otro" que es la base de la idea de la sumisión mutua en el matrimonio, no siempre requiere reciprocidad idéntica. Un ejemplo de esto se encuentra en Santiago 5:16 donde la misma frase aparece : "confesaos vuestras ofensas unos a otros". Esta instrucción se da en el contexto de una persona enferma confesando sus (de él o de ella) pecados a un anciano como parte de un proceso de sanación. No hay indicación en el contexto de una confesión recíproca de pecado, esto es, que el anciano también confiese sus pecados a la persona enferma. En la misma forma la exhortación "someteos unos a otros" no necesariamente requiere la idea de reciprocidad idéntica. A la luz de las consideraciones previas estructurales, contextuales y verbales, la frase "someteos unos a otros" simplemente se refiere al principio general de respeto mutuo y sumisión a la autoridad de otro.

3.- La naturaleza de la sumisión de la esposa

La admonición para "someterse uno a otro" es seguida inmediatamente por la exhortación de Pablo a las esposas : " las casadas, estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo y él es su Salvador!" (Efe. 5:22-23) ¿En qué sentido las casadas estarán sujetas o sumisas a sus esposos? Hay diferentes clases de sumisión y por distintas motivaciones. Está el tipo de sumisión calculada designada para alcanzar el cumplimiento de deseos secretos a través de la práctica de "ardides femeninos". Está la sumisión de conciliación que es aceptada en beneficio de la paz. Está la sumisión de resignación por necesidad desagradable. Está la sumisión a la sabiduría superior de otra persona.

Sumisión por el amor a Cristo. Pablo rechaza los moldes mundanos de sumisión, substituyéndolos por una nueva definición "como al Señor". Esto no significa que la sumisión de una esposa a su esposo debe tener la misma incondicionalidad de su compromiso con Cristo. Esto sería una forma idolátrica de sumisión.
La frase sugiere dos posibles significados. Primero, la forma de la sumisión de una esposa a su marido debiera ser similar en calidad a su devoción al Señor. Este significado está apoyado por el texto paralelo de Colosenses 3:18 que declara: "casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor"
Segundo, la razón para laa sumisión de una esposa es "porque el Señor lo quiere". Este significado está sugerido por el versículo precedente y los que siguen. En el versículo precedente (vers. 21) la razón dada para ser sumisos es "en la reverencia de Cristo" "Reverencia" es una traducción libre de la palabra griega "phobos" que significa "temor". La traducción Valera retiene el mensaje literal : "en el temor de Dios".

En la Escritura, "el temor del Señor" es la respuesta que produce obediencia a sus mandamientos. Así, la sumisión "en el temor de Cristo" significa aceptar la autoridad de otro (en este caso, el esposo) en la obediencia a Cristo quien ha delegado esa autoridad. Esta interpretación se apoya opr el versículo que sigue (vers. 23) que dice ""porque el marido es cabeza de la mujer", que es como decir, debido a que el Señor ha señalado al esposo la función de ser cabeza. El reconocimiento de este hecho guió a Pablo a concluir su exhortación urgiendo a las esposas a temer a sus esposos : "y la mujer respete (literalmente "tema"-phobetai) a su marido " (Efe. 5:33)

Teológicamente, no razones culturales. La principal conclusión relevante aquí es que una sumisión de la esposa a su marido descansa no en las consecuencias de la Caída o normas culturales, sino en su compromiso con el Señor. Se les pide a las esposas que se sometan no a causa de la maldición o de la sabiduría superior de sus maridos, sino por causa de Cristo. Pablo basa su mandato no en la Caída, sino en la relación única de amante y voluntario sometimiento mutuo existente entre Cristo y la iglesia. Esto último no fue afectado por la Caída.

Cristo ha señalado al esposo la función como la "cabeza", así que cuando la esposa se subordina a él, ella está obedeciendo a Cristo. Esto no significa que una esposa deba relacionarse con su marido como si él fuera Cristo. La exhortación de Pablo es "casadas estad sujetas a vuestros maridos como al Señor" y no "porque ellos son el Señor". Los esposos son seres humanos, pero están señalados por el Señor para actuar como "cabezas" en la relación marital. Así, Pablo toma lo que podría ser una sumisión natural y la coloca en un orden espiritual que trasciende la Caída, un orden detrás del cual está Cristo.

La sumisión de la esposa a su marido no está basada en la superioridad del esposo o de la inferioridad de la esposa sino en el rol de supremacía del marido establecido por Dios en la creación (1 Cor. 11:8-9) Este orden fue establecido pues permite una mayor armonía y efectividad en la relación marital. La autoridad ante la cual una esposa se inclina no es tanto a la de su esposo sino ante un orden creacional al que ambos están sujetos.

E.G. White expresa esta verdad con claridad. "El esposo es la cabeza de la familia, como Cristo es la cabeza de la iglesia; cualquier curso de acción que la esposa pueda emprender para disminuir su influencia y hacer que baje de esa posición dignificada y responsable desagrada a Dios. Es deber de la esposa rendir sus deseos y voluntad a su esposo. Ambos debieran rendirse, pero la palabra de Dios da preferencia al juicio del esposo. Y no será menoscabo a la dignidad de la esposa rendirse a quien ella ha escogido para ser su consejero, asesor y protector" (11)

Sumisión voluntaria. Una sumisión de la esposa a su marido no es impuesta, sino conscientemente escogida. Es una sumisión libre, voluntaria y amante. No es subordinación, sino asistenta amorosa. La naturaleza voluntaria de su sumisión se indicia por dos aspectos : primero, por el mandato al esposo de amar a su esposa más bien que hacerla obedecer; segundo, por el modelo de la sumisión de la iglesia a Cristo que Pablo da como ejemplo de una sumisión de una esposa a su marido. Esto significa que como la iglesia voluntariamente escoge obedecer a Cristo en respuesta a Su amor creativo y redentor, así la esposa voluntariamente escoge obedecer al esposo como una respuesta a su amor solícito y de sacrificio propio. Esta forma de obediencia activa no es degradación propia, sino constructiva y autosatisfactoria.

El propósito de esta sumisión no es suprimir la individualidad de la esposa, sino asegurar una unidad más profunda y más sólida entre el esposo y la esposa en tanto funcionan juntos en el hogar. Elizabeth Elliot perceptivamente señala eso "al decir que la sumisión es sinónimo con el impedimento del crecimiento, con la estupidez y falta de color, falta de espiritualidad, pasividad, inmadurez, servilismo o aun el 'suicidio de la personalidad', como una feminista que se denomina a sí misma una evangélica ha sugerido, es interpretar erróneamente la doctrina bíblica de la autoridad"(12)

En la fe Cristiana, la auténtica realización personal para hombres y mujeres se encuentra en la sumisión voluntaria a los roles divinamente establecidos ya en la creación y clarificados por la redención de Cristo. Esta dinámica liberadora se ejemplifica en la vida de la Trinidad y expresada en las Escrituras.

4.- La naturaleza de la supremacía del esposo

La exhortación "casadas estad sujetas a vuestros maridos" es seguida por la admonición de Pablo a los esposos : "maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a si mismo por ella" (Efe. 5:25) .Es digno de atención que Pablo habla del rol de supremacía del esposo sólo cuando exhorta a las esposas y no cuando se dirige a los esposos mismos. En otras palabras, a las esposas se les recuerda que "el marido es cabeza de la mujer" (Efe. 5:23) pero esos esposos no son exhortados a ejercer su rol de supremacía manteniendo a sus esposas en sumisión. A cambio, Pablo escoge confrontar a los esposos con el modelo de supremacía del amor sacrificial de Cristo (Efe. 5:25-27)

El acercamiento de Pablo revela su sensibilidad al abuso humano del poder. El estaba enterado de la existencia de la preocupación de algunos hombres por reafirmar su autoridad. Consecuentemente, el escogió enfatizar no el derecho del esposo en ser la cabeza de la esposa, sino más bien su obligación de ejercitar su supremacía a través del cuidado para su esposa. Pablo reconoce el rol de supremacía del esposo en la relación marital como un principio indiscutible: "el marido es la cabeza de la mujer" (Efe. 5:23). Por otra parte el apóstol hace un llamado a la prioridad de la Creación de Adán (1 Tim. 2:13) y la forma en que fue creada Eva (1 Cor. 11:8) como la base del principio de supremacía. No había necesidad de redefinir este principio cuando se dirigió a los esposos. Lo que los esposos necesitaban escuchar era lo que significaba ser la cabeza sobre sus esposas.

Supremacía aclarada. Pablo aclara el significado de supremacía al llamar a los esposos a imitar el liderazgo sacrificial de Cristo mismo : "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a si mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela asimismo como una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (Efe. 5:25-27)

Pablo aquí entra en detalles para explicar cómo Cristo ejercita Su rol de supremacía sobre la iglesia, especialmente a través de entregarse sacrificialmente a Sí mismo para su redención y restauración. De la misma manera, la autoridad del esposo debe ser expresada en amor de entrega a sí mismo por el bienestar de su esposa. El esposo que sigue el liderazgo de Cristo ejercitará su supremacía, no forzando a su esposa en un molde que asfixie su iniciativa, sus dones, su personalidad, sino más bien la animará a desarrollar su potencial mental y espiritual.

Pablo más adelante clarifica el significado de supremacía retornando a la analogía de la cabeza/cuerpo (vers. 28-30). El esposo debiera cuidar de su esposa como el cuida su propio cuerpo. Esto significa que un esposo debiera dedicarse al cuidado de su esposa proveyendo para todas sus necesidades. Esta clase de liderazgo amante y sacrificial elimina todos los peligros asociados con el casamiento jerárquico y capacita a ambos para "ser una carne" (Efe.5:31)

La supremacía bíblica es en beneficio de construir a otros y no en beneficio propio. La supremacía significa que el esposo asume una responsabilidad para la familia de una manera distinta que la de la mujer. El esposo sirve como un proveedor y la esposa como la constructora del hogar. Los dos no son superiores o inferiores sino complementarios. Cada uno suplementa los dones especiales y responsabilidades del otro.

Supremacía y sumisión. El modelo del amor sacrificial de Cristo por la iglesia entrega el mas elocuente ejemplo de como la supremacía y la sumisión pueden ser compatibles en la relación marital. La supremacía de Cristo sobre la iglesia no es disminuída por su propio amor sacrificial por ella. De la misma manera, la sumisión de la iglesia a Cristo no disminuye las posibilidades de ella por un completo desarrollo, sino más bien la acrecienta.

La comparación entre la relación de Cristo/la iglesia y el esposo/esposa apunta en última instancia a la estructura de la autoridad en el matrimonio. Provee una prueba principal de que la supremacía/sumisión son parte del orden divino y no el resultado de la Caída. Los roles distintivos en el matrimonio deben siempre reflejar la relación de Cristo con la iglesia. "No fue el diseño de Dios" escribe EG.White "de que el marido tuviese el control, como cabeza del hogar cuando el mismo no se somete a Cristo. El debe estar bajo el mandato de Cristo para que pueda representar la relación de Cristo con la iglesia" (13)

Ninguna supremacía ni sumisión debe destrozar o distorsionar las posibilidades de crecimiento propio o desarrollo personal. El liderazgo efectivo en cualquier organización debe animar el más completo desarrollo de las habilidades de quienes están bajo autoridad. Esto requiere que un líder sea capaz de darse cuenta de las aspiraciones de quienes están bajo el y que los subordinados respeten los deseos del líder. Como Cristianos necesitamos mantener el delicado balance entre el ejercicio de la autoridad (supremacía) y la respuesta a la autoridad (sumisión).

5.- Razones para el rechazo de la supremacía del esposo

¿Por qué algunos cristianos, incluyendo algunos adventistas, se ofenden tanto con el principio bíblico de la supremacía del esposo que desean reducirlo a las consecuencias de la Caída? Yendo a las raíces del rechazo de la supremacía del esposo, hay una considerable incomprensión de su significado bíblico. En la Biblia, la supremacía del esposo tiene que ver con la función, no con el valor. Si la supremacía masculina en el hogar y en la iglesia significa que el hombre es innatamente más valioso que la mujer, entonces algo estaría terriblemente injusto en la Biblia. Pero la supremacía masculina en la Biblia no significa que las mujeres son inferiores o de menor valor que los hombres.

El valor de un ser humano no está determinado por el oficio o la función. La cabeza de un departamento no es de mayor valor que un profesor regular en el departamento. El valor humano en las Escrituras no está determinado por nuestro oficio o función sino por nuestro estatus ante Dios en virtud de la creación y la redención. Por virtud de la creación, tanto hombres como mujeres son iguales ante Dios ya que ambos han sido creados a la imagen de Dios (Gen.1:27) . En forma similar, en virtud de la redención, tanto hombres como mujeres son iguales ante Dios, a causa, como leemos en Gálatas 3;28 , de "que somos uno en Cristo Jesús".

Distinción entre valor y función. La orden divina de supremacía no tiene nada que ver con que los hombres sean de mayor valor que las mujeres, pues no es así. El asunto es las funciones distintas y sin embargo complementarias que Dios ha asignado a los hombres y las mujeres. Weldon M.Hardenbrook lo señala diciendo "la falla en diferenciar entre valor y función está detrás de muchas de las luchas de poder que arruina las familias en América. Hombres que actualmente piensan que son más valiosos pues Dios les pide ser cabeza de la unidad familiar son engañados. Y las mujeres que sienten reducida su personalidad a causa de que no están a cargo (de la unidad familiar) son igualmente engañadas. "(14)

La Deidad entrega un modelo perfecto de como la igualdad en la valía puede coexistir con la sumisión en las funciones. Dios el Padre es la Cabeza de la Deidad (1 Cor. 11:3), pero Su supremacía no disminuye el valor de el Hijo, ya que ambos son igualmente Dios. Algunos arguyen que la sumisión funcional del Hijo al Padre fue temporal, limitada sólo por el tiempo de Su encarnación y/o la completación de Su misión redentora. Este argumento no es verdadero, ya que 1 Corintios 15:28 claramente nos dice que en la consumación de Su misión redentora, Cristo quien había estado reinando hasta que El sujetó todas las cosas bajo los pies de Su Padre, será a sí mismo sujeto a Dios : "Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a el todas las cosas, para que Dios sea todo en todos" (1 Cor. 15:28)

El Hijo no es de menor valor a causa de su sumisión funcional a la supremacía del Padre, ya que ambos comparten totalmente la naturaleza humana. En forma similar, una mujer no es de menor valor a causa de su sumisión funcional a su esposo, ya que ambos hombres y mujeres son " coherederas de la gracia de la vida" (1 Ped.3:7) habiendo sido igualmente creados y restaurados a la imagen de Dios (Gen 1:27)

Supremacía irresponsable del hombre. Una razón poderosa por la que la supremacía del esposos es atacada hoy es que demasiado a menudo los hombres requieren sumisión de sus esposas sin someterse a si mismos a cambio a la supremacía de Cristo. Con complacencia, los hombres citan las Escrituras que dicen "el varón es la cabeza de la mujer " (1Cor.11:3) para afirmar su autoridad, olvidando la declaración precedente que dice : ""Cristo es la cabeza de todo varón" (1 Cor. 11:3). Antes que un hombre pueda servir como una cabeza efectiva de su esposa e hijos, debe someterse a sí mismo a la supremacía de Cristo. "La adecuada supremacía opera en una cadena de responsabilidad claramente definida. Si la cadena se rompe en cualquier eslabón, la autoridad es menoscabada"(15)

Uno difícilmente puede reprobar a las esposas que se resienten bajo la supremacía irresponsable de esposos que no son responsables ante Cristo. Esto no es tan solo mala fe, sino también no cristiano. La bíblica supremacía del esposos sin embargo está bosquejada sobre la supremacía sacrificial de Cristo por la iglesia, manifestada en el don sacrificial de Si mismo para su redención y restauración (Efe. 5:25-30)

Fue a través de Su acto de amor y sacrificio personal que Cristo vino a ser Señor y Maestro de la iglesia. En forma similar un hombre no puede reclamar en justicia ser la cabeza de un hogar a menos que esté deseando entregarse a sí mismo por el bienestar de todos los miembros de su familia. Como Cristo es tanto la Cabeza y el Siervo de la iglesia, moviéndose de un rol al otro, así un hombre que vive bajo la supremacía de Cristo deberá voluntariamente ejercitar ambas: supremacía y siervo en el hogar. (Fil. 2:8-9; Mateo 20:26; 23:11; Marcos 9:35; 10:43)

Elena G.de White expresa esta verdad con envidiable claridad . " El Señor ha constituido al esposo como la cabeza de la mujer para ser su protector; el es lazo de unión de la familia, uniendo a todos los miembros; como Cristo es la cabeza de la iglesia y el Salvador del cuerpo místico. Que cada esposo que dice amar a Dios estudie cuidadosamente los requerimientos de Dios para su posición. La autoridad de Cristo es ejercitada en sabiduría, y toda bondad y mansedumbre; así puede el esposo ejercitar su poder e imitar la gran Cabeza de la iglesia" (16)

Conclusión:
El punto de vista igualitario o en sociedad del matrimonio, adoptado por algunos profesores adventistas y recomendado para su adopción en la próxima sesión del Congreso Mundial, se basa grandemente en una malinterpretación de las enseñanzas bíblicas respecto a la supremacía del esposo y la sumisión de la cónyuge. La Biblia presenta estos roles dentro del matrimonio, no como consecuencia de la Caída, sino como un orden establecido por Dios en la creación para asegurar la unidad y la armonía en el hogar y en la iglesia. Pablo efectivamente clarifica el significado de la supremacía y la sumisión, haciendo un llamado, no a las consecuencias de la Caída, sino al modelo de Cristo y la iglesia. El propósito de esta aclaración no fue para hacer distinciones de rol en el hogar y en la iglesia, sino mas bien para asegurar su propia expresión de acuerdo con el propósito creacional de Dios.


Es mi ferviente esperanza y oración que los delegados a la próxima sesión del Congreso General examinen el propuesto punto de vista igualitario del matrimonio y voten para mantener las distinciones de rol de las Escrituras establecidas por Dios para asegurar la armonía del hogar y de la iglesia.

Notas al pie
1.- R:Paul Stevens, Married for Good (Downers Grove, Illinois, 1986, p.113
2.- Charles R.Swindoll, Strike the original match (Portland, Oregon, 1980) p.42
3.- Citado en Margaret M.Poloma an T.Neal Garland, "The married professional woman: a study in tolerance of domestication", jorunal of Marriage and the famiily (Agosto 1971), p. 533
4.- Nancy Vyhmeister, Ed., Women in Ministry: biblical and historical perespectives (Berrien Springs, Michigan , 1998)
5.- 1999, Recomendaciones del Concilio Anual a la sesión del Congreso de la Asociación General, p. 260
6.- Ibid. p.261
7.- Ibid.
8.- Mercedes H.Dyer, Ed., Prove all things: a response to Women in Ministry (Berrien Springs, Michigan,2000) pp.65-110
9.- Para una discusión general del uso del termino, ver Gerhard Delling, "Hypotasso" Theological Dictionary of the New Testament, eds. Gerhard Kittel and Hergard Friedrich (Grand Rapids, Michigan, 1974) vol 8, pp. 41-46
10.- James B.Hurley, Man and Woman in Biblical Peerspective (Grand Rapids, Michjigan, 1981) p. 142
11.- Ellen G.White, Testimonies for the Church (Mountain View, CA, 1958) vol 1, p. 307
12.- Elisabeth Elliiot, "Why I oppose the ordination of women" Christianitiy Today 19 (June 6, 1975) : 14
13.- Ellen G.White, The Adventist home (Nashville, TN, 1952) p.117
14.- Weldon M.Hardenbrook, What every man should know about fatherhood (Arcadia, California, 1987) p.13
15.- Larry and Nordis Christiansen, The christian couple (Minneapolis, 1977) p. 142
16.- Ellen G.White, The Adventist home (Nashville,TN, 1952) p-215

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