Segunda Epístola del Apóstol San Pablo a los TESALONICENSES

INTRODUCCIÓN
1. Título.
En los manuscritos griegos más antiguos que conocemos, el título de esta epístola sencillamente es, Pros Thessalonikéis B ("A [los] Tesalonicenses Il"). El título más extenso, Segunda Epístola del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses, es de una redacción posterior.
2. Autor.
Tradicionalmente no se había dudado seriamente de la paternidad paulina de esta epístola. El carácter de Pablo se refleja en toda ella. La tierna consideración del apóstol por sus conversos (cap. 2: 13-11), su elogio de las virtudes de ellos (cap. 1: 3-5; 3: 4), el extremo cuidado con que señala las debilidades y, sin embargo, la enérgica naturaleza de sus órdenes llenas de autoridad (cap. 3: 6, 12), demuestran que el autor fue Pablo. No fue sino hasta comienzos del siglo XIX que se puso seriamente en duda la paternidad literaria paulina de la sección que trata del "hombre de pecado". Se argumentó que en ninguna de las otras epístolas de Pablo hay nada de naturaleza apocalíptico; sin embargo, este hecho no hace que sea irrazonable la opinión por largo tiempo sostenida de que Pablo es el autor de la epístola. Es cierto que en ninguna otra parte trata tan directamente de un tema apocalíptico, pero el hecho de que tuviera visiones (Hech. 22: 17-21; 2 Cor. 12: 2-4) hace comprensible que pudiera haber escrito un pasaje de estilo apocalíptico. La forma en que el autor se ocupó de esta profecía es claramente paulina, pues expresa el más ferviente anhelo de que el pueblo de Dios no sea engañado en cuanto al tiempo de la venida del Señor, sino que esté preparado para ese gran acontecimiento.
La autenticidad de la epístola tiene un sólido fundamento. Además de ser mencionada en las más antiguas listas de libros del NT, los mismos antiguos escritores eclesiásticos que se refirieron a la primera epístola citan o hacen referencia a la segunda. Además, parece que era conocida por Policarpo (c. 150 d. C.; Epístola de Policarpo a los filipenses 11); y Justino Mártir (c. 150 d. C.; Diálogo con Trifón 32; 110) menciona al "hombre de pecado", aparentemente haciendo referencia a la profecía de Pablo en 2 Tes. 2: 3.
3. Marco histórico.
Es evidente que el tiempo y el lugar de la redacción de la segunda epístola son los mismos de la primera, por el hecho de que se presentan juntos los mismos tres apóstoles (1 Tes. 1: 1; 2 Tes. 1: 1). Durante su segundo viaje misionero Pablo se quedó en Corinto un año y medio (Hech. 18: 11), y no hay ninguna evidencia de que Silas lo acompañara posteriormente. La segunda carta tuvo que haber sido escrita unos pocos meses después de la primera; por lo tanto, el marco histórico de ambas es, en términos generales, el mismo. El portador de la primera epístola quizá volvió y llevó a Pablo la información de que había un espíritu de agitación frenética, fanática, que se propagaba entre los miembros de Tesalónica debido a la creencia de que la venida del Señor estaba a punto de llegar. Esta situación demandaba atención inmediata. Cualquier demora podría ser fatal para el bienestar de la iglesia, pues entre esos humildes cristianos había algunos pusilánimes que estaban en grave peligro de caer en las redes de los engaños de los perturbadores.
4. Tema.
Teniendo en cuenta los problemas de Tesalónica que motivaron la escritura de esta carta, uno de sus primeros propósitos era asegurar a los humildes cristianos de esa iglesia que habían sido aceptados por el Señor. El apóstol insiste en que él debe agradecer a Dios por las victorias conquistadas. Destaca el progreso de ellos en las virtudes cristianas de la fe (2 Tes. 1: 3), del amor fraternal (2 Tes. 1: 3; cf. 1 Tes. 4: 9-10) y de su firmeza en medio de las persecuciones (2 Tes. 1: 4).
La segunda carta no añade nada en cuanto a la forma de la venida de Cristo y la resurrección de los justos, por lo tanto la primera carta tuvo que haber instruido a la iglesia en cuanto a esos temas; sin embargo, junto con esa enseñanza el apóstol había destacado la necesidad de estar preparados para el gran día del regreso del Señor y de vivir diariamente teniendo siempre en cuenta la segunda venida de Cristo (1 Tes. 5: 1-11; cf. Tito 2: 11-13). Este énfasis en el segundo advenimiento parece que fue entendido por muchos como una indicación de que Pablo esperaba que el retorno del Señor fuera casi inmediato (ver 2 Tes. 2: 2). Por eso se apresuró a explicar que no había querido decir tal cosa, y recordó a sus lectores que primero debía venir la apostasía como personalmente les había enseñado- seguida por la aparición del anticristo (vers. 2-3, 5). Pablo exhorta directamente a los indóciles haraganes, que sin duda decían que era innecesario trabajar debido al inminente advenimiento. Ya los había amonestado en su primera epístola (1 Tes. 4: 11; 5: 14), y ahora les da órdenes y los amonesta en el Señor (2 Tes. 3: 12). Insta a la iglesia a tomar medidas disciplinarias contra ellos con el propósito de reformarlos (vers. 14-15).
El tema de la segunda epístola, como el de la primera, es la piedad práctica (cap. 1: 11- 12). Los débiles deben ser consolados y confirmados (cap. 2: 17); debe hacerse callar a los perturbadores (cap. 3: 12). La iglesia debe conocer la obra engañosa del gran adversario para causar la apostasía y el reinado del anticristo, y también la destrucción final de todo el poder de Satanás (cap. 2: 3-12). Pablo, teniendo delante de sí la gloriosa esperanza del triunfo de la causa de Dios, insta a la iglesia de Tesalónica a vivir de modo que pueda ser tenida por digna del llamamiento del Señor (cap. 1: 11-12).
5. Bosquejo.
I. Consuelo a los creyentes perseguidos, 1:1- 12.
A. Saludos, 1: 1-2.
B. Agradecimiento a Dios por el crecimiento espiritual de ellos,1: 3-4.
1. Acentuado progreso en fe y amor fraternal, 1: 3.
2. Paciente sufrimiento en la persecución, 1: 4. 271
C. Perspectiva de juicio y salvación, 1: 5-10.
1. Los creyentes perseguidos son tenidos por dignos, 1:5.
2. Los perseguidores recibirán su merecida tribulación, 1: 6.
3. Los justos son liberados de su aflicción en el advenimiento del Señor, 1: 7.
4. Los que rechazan la misericordia de Dios son separados eternamente de él, 1: 8-9.
5. Glorificación de Cristo en sus santos, 1: 10.
D. Oración por los afligidos, 1: 11-12.
II. Enseñanza y exhortación acerca de la consumación anticristiano del mal, 2: 1-17.
A. Advertencias a no ser inducidos al fanatismo en cuanto al tiempo de la venida de Cristo, 2: 1-12.
1. No ser engañados de ninguna manera, 2: 1-2.
2. La apostasía y el reinado del hombre de pecado deben venir primero, 2: 3-4.
3. Alusión a una enseñanza oral previa, 2: 5.
4. Obra misteriosa del adversario, 2: 6-7.
5. La revelación, el destino y la obra del inicuo, 2: 8- 10.
6. El engaño y la condenación de los que aceptan al inicuo, 2: 11-12.
B. Agradecimiento, admonición y oración, 2: 13-17.
1. Gracias a Dios por su elección salvadora de los tesalonicenses, 2: 13-14.
2. Admonición a permanecer firmes y retener la doctrina, 2: 15.
3. Oración en busca de consuelo y firmeza, 2: 16-17.
III. Ruegos finales, admoniciones y órdenes, 3: 1-15.
A. Pedido de oración en favor de los apóstoles, 3: 1-2.
B. Confianza de Pablo y petición a favor de los tesalonicenses, 3: 3-5.
C. Ordenes y exhortaciones acerca de los que andan desordenadamente, 3: 6-15.
1. Orden de apartarse de los perturbadores, 3: 6.
2. El ejemplo personal de los apóstoles, 3: 7-9.
3. Orden previa acerca de los haraganes, 3: 10.
4. Nuevas órdenes, 3: 11-13.
5. Consejo acerca de los obstinados, 3: 14-15.
IV. Oraciones y saludos finales, 3: 16-18.
A. Oración por la paz, 3: 16.
B. Salutación personal, 3: 17.
C. Bendición, 3: 18. 272

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