Fuego eterno. Fuego que nunca se apagará.
Atormentados por los siglos de los siglos

Si el castigo final de los pecadores no es un fuego eterno,

¿por qué se habla en la Biblia del 'fuego eterno" (Mat. 25:41), y del "fuego que nunca se apagará" (Mat. 3:12)

"El fuego eterno ". La palabra griega correspondiente a eterno, es aionios. Al analizarla se descubre que el tiempo de duración de ese "eterno" tiene que ver con la duración de la existencia del sujeto al cual se refiere. Por ejemplo, en antiguos papiros griegos se usó para referirse a la continuidad del mandato de los empera­dores romanos. En el caso de Tiberio César su "mandato eterno (aionios)", duró 23 años, o sea desde que subió al trono hasta su muerte.

En la Biblia tiene el mismo sentido. Judas 7 dice que Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas, "fueron poesías como ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno". Ese fuego eterno no está quemando todavía. Se conoce el lugar donde estuvieron esas ciudades en Palestina, pero allí no hay fuego. Sin embargo las eterno en sus resultados, porque el lugar donde estaban esas ciudades ha sido inundado por las aguas saladas del Mar Muerto. El apóstol Pedro confirma lo explicado cuando dice que Dios "condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas como ejemplo a los que habían de vivir impíamente" (2 Pedro. 2:6). Siendo ese fuego eterno un "ejemplo a los que habían de vivir impíamente" y siendo que solamente dejó cenizas y destrucción para siempre, del mismo modo sucederá con el fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles (Mal. 25:41). El fuego eterno es eterno en sus resultados.

"Fuego que nunca se apagará".

Probablemente Juan el Bau­tista se inspiró en Malaquías 4: 1 -3, donde el profeta recuerda el "día ardiente como un homo", cuando todos los "que hacen maldad serán estopa" y "no les dejará ni raíz ni rama"! Vale decir que se trata de un fuego que nadie podrá apagar. Se apagará cuando haya terminado su obra de purificación y de destrucción de todo lo malo.

Un ejemplo bíblico corrobora esta conclusión. Jeremías advir­tió a sus contemporáneos que si seguían siendo rebeldes, Dios haría "descender fuego en sus puertas, y consumiría los palacios de “Jerusalén, y no se apagara”17:27). En2Crónicas36:19-21 se registra que ese día de destrucción había llegado habiéndose consumido "al fuego todos sus palacios", con lo que se cumplió "la palabra de Jehová por la boca de Jeremías". En verdad el fuego que destruyó a Jerusalén en Dios días del profeta, no pudo ser apagado. Dejó de quemar cuando completó su obra. Del mismo modo, nadie podrá apagar el fuego final. Sólo se extinguirá cuando haya terminado de destruir al pecado.

"Serán atormentados por los siglos de los siglos"

(Apoc. 20: 10). Al observar que en el versículo 9 se dice que "de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió", descubrimos que esta expresión es similar a las otras. Es evidente que una cosa consu­mida no puede seguir quemándose ni ser atormentada. Por eso deducimos que es lógico concluir que la expresión "atormentados por los siglos de los siglos", tiene el mismo sentido que "fuego eterno" o "fuego que nunca se apagará". Se trata de un fuego que cumplirá la misión de destruir para siempre el pecado y a los que lo amaron. Arderá hasta no dejar "ni raíz ni rama", hasta que sean "ceniza", hasta que sean "consumidos". Entonces el fuego se apagará solo, como se apagó el "fuego eterno" que consumió a Sodoma y Gomorra, y que "no se apagará" que en los días de Jeremías destruyó puertas y palacios de Jerusalén. Arderá todo el tiempo que sea necesario hasta que haya dejado destruido para siempre al pecado y a los pecadores, por los siglos de los siglos. Si rechazáramos esta aclaración bíblica, sostendríamos la in­aceptable doctrina del infierno con su fuego eterno que es total­mente anti bíblica

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