Los Animales - Parte 2



En Est. 8.14 el heb. rekes se trad. mejor como “caballos veloces” (°vrv2), y no “dromedarios y mulos” (como en °vrv1).
Si bien la historia primitiva del CAMELLO (heb. gamal; gr. kamelos) tiene lagunas importantes y no se conoce su antepasado salvaje, existen muchas pruebas de su domesticación en épocas antiguas. El camello de una giba, conocido generalmente como árabe, se denomina con frecuencia dromedario, si bien dicho nombre se refiere estrictamente a la variedad veloz; es típico de los desiertos del Oriente Medio, y aparece en el relato bíblico. El de dos gibas, o camello bactriano (que recibe este nombre de Bactriana, probablemente cerca del río Oxo en el SO de Asia), está asociado actualmente con los desiertos asiáticos centrales y del NE, donde los inviernos son muy fríos. Esta variedad fue trasladada más hacia el S, y un obelisco en Nimrod (841 a.C.) la muestra como parte del botín tomado por Salmanasar III.

Anatómicamente hay muy poca diferencia entre los dos, y se conocen casos de cruza.

El camello es un animal ideal para las zonas áridas. La giba es un órgano de almacenaje al que se echa mano cuando escasean los alimentos, como ocurre a menudo en las travesías del desierto. La economía de agua que puede hacer le permite pasarse una semana entera sin beber, hazaña que le resulta posible dada su capacidad para perder un tercio de su peso sin peligro; cuando toma agua dicho peso se recupera en 10 minutos. Tiene también un extraño mecanismo fisiológico mediante el cual la temperatura corporal sube de 34ºC por la mañana a 40ºC por la tarde, evitando así la pérdida de agua por exudación. La boca, la nariz, los ojos, y los pies están todos adaptados anatómicamente para la vida en el desierto. Los productos del camello se usan ampliamente; el pelo invernal se usa para hacer una tela burda, y el excremento sirve como combustible. El camello rumia pero no es patihendido, de modo que bajo la ley mosaica era inmundo; no es seguro que la prohibición abarcase la leche, la que constituye una fuente valiosa de alimentación, porque la hembra puede tener leche por un período de casi dos años. La piel del camello se curte. Los camellos pueden subsistir en zonas de vegetación pobre, y el alto contenido fibroso de dicha vegetación hace que el excremento resulte útil.

El camello puede transportar alrededor de 200 kg además del jinete, pero en las zonas desérticas únicamente la mitad de dicho peso. Los camellos de carga pueden hacer un promedio de 45 km por día, pero un camello de montar veloz ha logrado cubrir 150 km en 13 horas.

Se ha discutido mucho la cuestión del empleo de camellos por los patriarcas, pero la arqueología ha demostrado que había camellos domesticados en Egipto por lo menos 1.200 años antes. El problema surge por el hecho de que hubo largos períodos en los que el camello parece haber sido desconocido en Egipto, posiblemente por algún tabú; fue durante uno de dichos períodos que Abram se trasladó a Egipto (Gn. 12.16), y la inclusión de camellos en la lista de presentes del faraón se considera un agregado del escriba; pero no hay razón para rechazar menciones posteriores. Las pruebas del uso primitivo del camello se detallan en Zeuner (cap(s). 13) y Cansdale (cap(s). 4). Excavaciones más recientes en Omán confirman su existencia allí ca. 2500 a.C.

A partir del relato de Gn. 24.35 los camellos formaban parte significativa de las riquezas y se utilizaban también para el transporte a gran distancia (Gn. 24.10ss y 31.34), pero la vida nómade con camellos, y su uso en forma regular no se hizo general sino a partir del ss. XVI a.C. aprox. David puso a un ismaelita a cargo de sus camellos (1 Cr. 27.30), y el equipaje de la reina de Sabá fue transportado desde el SO de Arabia en camellos (1 R. 10.2).

El camello era un animal valioso para el transporte en los desiertos y zonas adyacentes, pero nunca fue popular entre los hebreos. No hay referencias bíblicas claras al camello como animal de tiro, pero se lo ha usado ampliamente en tareas agrícolas, a veces en yugo desigual con asnos, aunque parezca extraño. Por contraste con las más de 50 menciones enteramente literales en el AT, sólo dos de las seis menciones en el NT son literales: la tela para la ropa de Juan el Bautista en Mt. 3.4 y Mr. 1.6. Las otras aparecen en pintorescos comentarios de Cristo, que posiblememente tengan origen proverbial: “coláis el mosquito, y tragáis el camello” (Mt. 23.24) y “pasar un camello por el ojo de una aguja” (Mt. 19.24).



La importancia de la OVEJA doméstica para los israelitas se desprende del hecho de que se la menciona varios cientos de veces, con doce palabras hebreas. De estas algunas son simples equivalentes; otras hacen referencia a la edad o al sexo, mientras que por lo menos una palabra (kar, arm. dekar) puede referirse a una raza diferente. so´n, la palabra más común, es un término colectivo, que se considera bajo “Cabra”, a la que tamb. se refiere. kebes aparece más de 100 veces y con sólo cinco excepciones se aplica a animales para el sacrificio; el agregado frecuente “de un año” sugiere que puede referirse a un cordero de un año o más. Cuatro palabras gr. cubren las muchas menciones en el NT, en el que probaton es la palabra más usada.

Los orígenes y la historia primitiva de la oveja son complejos y controvertidos. El hombre neolítico tenía ovejas ca. 5000 a.C., y para el 2000 aC. por lo menos cinco razas diferentes habían llegado a la Mesopotamia. Su antepasado probablemente fue el musmón o carnero montés, tal vez con más de un origen; en la actualidad existe una amplia variedad de razas que sirven para muchos fines y habitan en lugares que van desde zonas pantanosas hasta regiones semidesérticas. La oveja fue domesticada primeramente por su carne y su grasa, particularmente esta última, productos que no proporcionaba mayormente la cabra, que era más primitiva. La lana se obtuvo mediante una cría cuidadosa y se volvió muy valiosa, ya que constituía la fibra más útil y más accesible para hacer prendas de vestir. Mesa, rey de Moab (2 R. 3.4), pagaba como tributo anual la lana de 100.000 carneros, con vellones que quizá pesaban un promedio de 1 kg. Las pieles curtidas se usaban para hacer ropa como también para la cubierta interior del tabernáculo (Ex. 25.5, etc.). La leche se usaba principalmente en forma de cuajada, y como alimento básico probablemente fuese más importante que la carne, ya que esta se comía generalmente sólo como parte de las comidas relacionadas con los sacrificios.

La oveja es fundamentalmente animal de pastoreo, e. d. se alimenta de pastos y por consiguiente es más selectiva que la cabra. La raza de cola gruesa es la más común actualmente en Palestina. Esta curiosa cola, que puede tener un peso de 5 kg, se conoce por las momias egp. de ca. 2000 a.C.; se trata de un órgano de almacenamiento, análogo a la giba del camello, que tiene su utilidad en los veranos calurosos y secos, y en los inviernos fríos. El factor limitativo principal era el alimento invernal probablemente, y en la época del NT a menudo se guardaban las majadas bajo techo, para protegerlas de las lluvias del mes de noviembre hasta la pascua, y se las alimentaba con paja y cebada.

De Gn. 30.32 se desprende claramente que ya había tanto ovejas como cabras de diversos colores y combinaciones, y que posiblemente pocas eran enteramente blancas. Esto indica que la trad. correcta del heb. tamim (Nm. 28.3) es “sin tacha” (como la mayoría de las vss. modernas) y no “sin mancha” (como en algunas vss.), ya que se refiere a imperfecciones generales más bien que a manchas o marcas de color.

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