¿Es el Islam una religión de paz? -4

La Enseñanza de la “guerra santa” en las tradiciones según Mahoma (Hadith)



La enseñanza del Corán en el uso de la espada para avanzar la causa del Islam se comprueba en la colección de tradiciones (Hadith) concernientes a las enseñanzas de Mahoma. Los nueve tomos de Iman Bukhari son generalmente considerados como de lo más auténtico de la literatura árabe. Solo en el volumen 4, Richard Bailey encontró 283 pasajes con enseñanzas sobre la guerra santa para avanzar la causa del Islamismo. Por una razón de tiempo, citaré sólo algunos de ellos.



Mahoma dice: “Una actitud para combatir en la causa de Alá, no importa cuando sea, es mejor que el mundo y cualquier cosa que en él haya.” (4:50). Otra vez dice: “Conoce que el Paraíso se encuentra bajo las sombras de las espadas.” (4:73). Para Mahoma, pelear por la causa de Alá fue un estilo de vida. Él dijo: “Mi vida entera está bajo las sombras de la punta de mi lanza y el que desobedezca será humillado pagando Jizya (tributo).” (4:16b). La Jizya es un impuesto pagado por los pueblos subyugados en cambio del derecho a existir. Mahoma dijo: “He sido mandado a pelear contra los infieles hasta que digan “nadie tiene derecho a ser adorado excepto Alá”, y cualquiera que declare esto le será guardada la vida, siendo puesta junto con sus propiedades al servicio de Alá (tanto sea para castigo o para perdón).” (4:196). La orden es clara, lo musulmanes tiene que combatir a los infieles hasta que se conviertan al Islam.



Los eruditos aprueban las cuatro etapas de la evolución de la Jihad



Brevemente hemos sintetizado las cuatro facetas de evolución en las enseñanzas del Corán respecto a la “guerra santa” (Jihad) desde la etapa de no a la represalia, luego el combate defensivo, después el ofensivo y finalmente la guerra en todo momento. Numerosos eruditos reconocen que este proceso evolutivo en la enseñanza de la guerra corresponde a las cuatro etapas de la vida, pensamientos y circunstancias que experimentó Mahoma. Dos citas de fuentes de alta reputación son suficientes para probar este punto.



La primera cita es del Dr. Muhammad Mushsin Khan, quien tradujo los nueve tomos de la tradición de Mahoma (Hadith) al inglés. En su parte introductoria, él escribe: “Al principio la guerra fue prohibida, después permitida y luego obligatoria contra: (1) "aquellos que inicien una guerra contra ti (musulmanes)... (2) y contra aquellos que adoran otros dioses que no sean Alá...” (página XXIV).



La segunda cita es de un artículo sobre Jihad encontrado en la Enciclopedia Brill sobre el Islam. El autor escribe: “La Jihad es un trabajo. Este precepto está en todas las fuentes. Es cierto que pueden encontrarse en el Corán ciertas divergencias y aun contradicciones pero estas son clasificadas por doctrina en cuatro sucesivas etapas: la que se regocija en el perdón a cambio de las ofensas y motiva a invitar al Islam de una manera pacífica, la etapa en la que se alienta a defenderse de las agresiones mediante el combate, la tercera etapa que motiva a tomar la iniciativa a atacar siempre que no sean los meses sagrados y finalmente la etapa donde se invita a atacar en toda ocasión y lugar.”



El artículo continúa diciendo: “En suma, estas diferencias corresponden a las etapas según se iban desarrollando los acontecimientos en la vida de Mahoma y a modificaciones según las circunstancias políticas particulares. Primero, el período de La Meca durante el cual Mahoma estaba por lo general confinado a sí mismo a las enseñanzas morales y religiosas. Luego al período de Medina cuando, habiéndose convertido en líder político y religioso de la comunidad, estuvo en condiciones de combatir y atacar a todos aquellos que no deseaban unirse a su pueblo ni a su autoridad. La doctrina entra en contradicción con la última etapa de las enseñanzas... aunque esta etapa es la que indudablemente permanece en vigencia” (página 538).



La doctrina en cuestión es conocida como “la ley de abolición” y es aceptada por los estudiosos musulmanes. De acuerdo con esta doctrina, la etapa posterior o “versos de la espada” superan a los previos o “versos del perdón”. Esto significa que Mahoma gradualmente empezó a aceptar la Jihad militar como una legítima y esencial estrategia para promover la expansión del Islam. No importa lo que la gente pueda opinar, Mahoma no fue solo un líder religioso, sino un comandante militar quien emprendió la guerra contra sus enemigos tan pronto como consolidó su poder y desarrolló una fuerza de combate.



La expansión del Islam a través de la guerra



La más completa prueba que Mahoma enseñó a sus seguidores a avanzar la causa de Alá con el uso de la espada, la hallamos en el ejemplo de sus inmediatos sucesores, conocidos como Califas. Ellos siguieron su intenso fanatismo emprendiendo implacables guerras de conquista contra cristianos, judíos y paganos. En un relativamente corto período de tiempo construyeron un enorme imperio por y para sí mismos. En la cima de su poder, los territorios musulmanes se extendieron desde el norte de África y sur de Europa hasta los bordes de la India y China. Su grito de batalla era: “Delante de ti está el paraíso, detrás de ti la muerte y el infierno.” La mayoría de la gente que los musulmanes conquistaron eran cristianos nominales que entregaron su fe y creencias pues habían perdido la visión del mensaje y misión de Cristo. Una de las razones principales por las cuales esto ocurrió es porque los líderes de las iglesias de la época, estaban gastando el tiempo peleando fieramente sobre temas metafísicos tales como la naturaleza divina de Cristo, antes que inspirando a los cristianos a proclamar las buenas nuevas del Evangelio a las naciones paganas. Los primeros siete concilios ecuménicos realizados entre el año 325 y 787 DC fueron principalmente basados sobre la relación entre las tres personas de la divinidad. Amargas batallas se llevaron a cabo sobre temas metafísicos que debieran haber sido aceptados como un misterio. Así, perdiendo la visión evangélica, muchos cristianos sucumbieron ante el Islamismo, en vez de dar a los musulmanes el conocimiento de la Salvación que es en Cristo Jesús.



Durante el primer siglo de expansión del Islám desde el año 632 al 732, los sucesores de Mahoma sometieron Egipto, Palestina, Siria, todos los países del norte de África y parte de Turquía (rodearon a Constantinopla dos veces en el 668 y 717). En el 711 cruzaron de África a España y atravesaron los Pirineos hasta el sur de Francia. Estaban inspirados con la idea que pronto pondrían sus caballos en la catedral de San Pedro en Roma. Pero en el año 732, el francés Charles Martel los derrotó en la batalla de Tours y jaqueó su avance en el Oeste. No así en el Este donde sus conquistas seguían sin cesar. En el siglo nueve conquistaron Persia, Afganistán y una gran parte de la India. En el siglo trece conquistaron Turquía y Mongolia. Bulgaria, Serbia y partes de Hungría siguieron pronto. Finalmente en el año 1453, a manos de los turcos - ahora musulmanes - capturaron la ciudad de Constantinopla y convirtieron la magnífica iglesia de Santa Sofía en una mezquita donde el Corán es leído en lugar de la Biblia. Desde Constantinopla, los musulmanes sembraron el pánico en Europa y amenazaron el imperio alemán por dos siglos hasta que finalmente fueron derrotados a las puertas de Viena en 1683.



El decline del poder musulmán



En este momento comienza a declinar el poder expansionista musulmán, con la subida de las naciones europeas que gradualmente fragmentaron y dividieron el imperio conocido como Otomano. El desarrollo de fuertes naciones en Europa y una poderosa Norteamérica mas el increíble movimiento misionero de los siglos 19 y 20, han creado serios problemas a los musulmanes. El movimiento político religioso islámico que durante la Edad Media parecía destinado a dominar el mundo, ha sido gradualmente humillado por poderosas naciones occidentales que se han dividido mucho del territorio otrora conquistado por los musulmanes. Lo que terminó la expansión del Islam no fue un cambio en sus creencias sino el poderío militar europeo.



El odio detrás del terrorismo



La humillación que los musulmanes han experimentado en los últimos dos siglos, es un factor que ha contribuido a aumentar el odio y fomentar el terrorismo. En los últimos tiempos también han sido “humillados”, no tan sólo por los judíos en Palestina, sino por los cristianos serbios en Bosnia y Kosovo, por ateos y cristianos rusos en Chechenia y por hindúes en Kashimira (India) y Pakistán. Para muchos musulmanes es duro aceptar que han fallado internacionalmente. Después de ser una superpotencia por más de mil años, creyendo que Alá los había ayudado a eliminar cristianos, judíos y paganos y gobernar el mundo entero, hoy día se hayan controlados económicamente por naciones compuestas por “infieles”. Muchos de ellos están enojados por esta superioridad de los países occidentales, especialmente Norteamérica, pues aun creen en la superioridad de su religión y cultura, las cuales quieren imponer al resto del mundo.



En su libro Jihad en el Islam moderno y en el Islam clásico (Princeton 1996, página 3), Rudolf Peters, profesor de leyes en Islamismo en la universidad de Amsterdam, observa: “La clave de la existencia de la doctrina es la existencia de un estado islámico único, gobernando completamente al umma (comunidad musulmana). Es la tarea de la umma expandir el territorio del estado o nación árabe para traer tanta gente como sea posible bajo sus leyes. El objetivo final del Islam es extender su territorio hacia todo el mundo, controlarlo y extirpar a los incrédulos.”

El hecho, sin embargo, es que este plan de dominación mundial ha sufrido varios reveses en los últimos dos siglos y más aun en los últimos años. Esto ha inspirado a algunos fanáticos a cometer los terribles actos de terrorismo que se mencionan casi a diario en los periódicos. Su objetivo es demostrar que a pesar de la humillación que han sufrido recientemente, son capaces de atemorizar a las naciones occidentales. Esta es - para ellos - otra forma de demostrar que Alá los está guiando y ayudando a cumplir su misión.

Algunos consternados musulmanes quieren castigar a Norteamérica por su política “anti-islámica”, y lo hacen atacándolos en su propia zona de confort. Esto obliga a los norteamericanos a pagar más y jugar menos, utilizando billones de dólares para combatir el terrorismo dentro de sus fronteras y en el exterior. También buscan preocupar a la ciudadanía con la constante amenaza de un ataque sorpresivo. Teniendo a los norteamericanos en la línea y minando su sentido de seguridad, muchos musulmanes creen que se están anotando una brillante victoria para la causa del Islam. Piensan que están mostrando al mundo que Alá los está bendiciendo al humillar a la nación más poderosa de la Tierra. Para ellos esto representa un triunfo del Islam sobre el Cristianismo.



La amenaza se incrementa por el posible uso de armas nucleares, químicas y biológicas (armas de destrucción masiva) por algunos países árabes como Iraq, Irán o Libia. Si un estudiante en el Instituto de Tecnología de Massachusetts pudo armar un dispositivo nuclear en cinco semanas usando material disponible en el mercado y varias publicaciones en librerías especializadas, es concebible la idea que estos y otros países puedan ensamblar tales artefactos. Si esto ocurriera, aun el uso de una pequeña bomba nuclear por parte de algún país árabe creído de avanzar la causa de Alá humillando a las potencias cristianas, degenerará en un conflicto internacional que traerá ruina para todos y victoria para nadie.

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