¿Es el Islam una religión de paz? -6

¿Cómo pues podemos contestar a este argumento que dice que la violencia en la Biblia no es diferente a la del Corán? Por una cuestión de tiempo y brevedad, limitaré mi respuesta a tres importantes aspectos.



1) Los cristianos no tienen justificación para usar la violencia en el nombre de Cristo.



No ha dudas que el Cristianismo usó violencia, tortura y cruzadas militares para destruir “infieles” y “herejes”, pero aquellos que cometieron dichos actos traicionaron la persona y enseñanzas de Jesús. Ellos convirtieron a la iglesia en una organización terrorista, actuando contra las enseñanzas de Cristo quien siempre condenó el uso de la violencia para establecer su Reino. Él dijo a Pedro, quien había cortado la oreja del siervo del sumo sacerdote, “guarda tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.” (Mateo 26:52).



Mientras Mahoma ordena a sus seguidores a combatir paganos, cristianos y judíos hasta que sean aniquilados o sometidos, Cristo enseña a sus discípulos a soportar la persecución y orar por los que los persiguen: “ Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. ” (Mateo 5:11-12,44,45).



Los musulmanes que usan la guerra, la violencia y el terrorismo para avanzar la causa de Alá, pueden decir legítimamente que están siguiendo las enseñanzas y ejemplo de su “profeta” Mahoma. Este fue un líder religioso y político que luchó hasta someter a los habitantes de La Meca y a los cristianos y judíos que vivían en Arabia Saudita. Él enseñó: “El Paraíso está bajo las sombras de las espadas.” (Sura 4:73). Pero los cristianos que han recurrido al uso de la violencia para avanzar el reino de Dios, no pueden apelar a las enseñanzas o ejemplo de Cristo. Han traicionado sus enseñanzas. Cristo eligió ser crucificado antes que destruir a sus enemigos con su poder. Él enseñó a sus seguidores a establecer el reino del Señor no por la lucha física sino por la proclamación pacífica de su gracia salvadora.



El Cristianismo dio vuelta al imperio romano durante los tres primeros siglos, esparciendo la Palabra de Dios manifestada en el amor y el perdón. Esto se vio en la actitud de muchos cristianos quienes prefirieron sufrir y morir por su fe. Por contraste, el Islam conquistó la mayor porción del imperio romano durante el primer siglo de su expansión (632-732) pero mediante carnicerías de un incontable número de inocentes y forzando a aceptar la fe a quienes sobrevivían. ¡Qué diferencia! Cristo condena el uso de la violencia, mientras Mahoma ordena el uso de la espada para avanzar la causa del Islam.



2) La exterminación de los cananeos fue un castigo divino por su maldad y perversidad.



Algunos hacen referencia a los pasajes que aparecen en el libro de Josué referidos a la exterminación de varias tribus en Canaán, para argumentar que la Biblia no es diferente al Corán en sancionar una “guerra santa” para promover la adoración de Dios. Si esta alegación fuera verdadera, entonces las enseñanzas de la Biblia concernientes al uso de la Biblia deberían ser similares a las del Corán.



El problema con esto es que falla al demostrar y reconocer que la exterminación de varias tribus en Canaán fue un castigo divino por su maldad y perversidad y no un método para convertirlos a la religión de Israel. Los muertos no pueden cambiar su religión. Así como Gomorra y Sodoma fueron destruidos porque su maldad había superado los límites de la gracia de Dios, así las tribus de Canaán fueron acabadas por cuenta de su gran pecaminosidad. Cientos de años antes de la ocupación israelita de Canaán, Dios había dicho a Abraham que sus descendientes serían esclavos en tierra extranjera “por cuatrocientos años” (Gen 15:13), y recién después se establecerían en Canaán. La razón dada para esta espera fue claramente declarada: “porque la iniquidad de los amorreos aun no se ha completado” (Gen. 15:16) En otras palabras, Dios tuvo buena voluntad esperando cuatrocientos años antes de exterminar a dichas tribus, porque sus atrocidades y perversión habían superado de sobra la gracia y misericordia divinas.



Más tarde Dios advirtió a la nación de Israel de ser cautelosos y no repetir los pecados de los cananeos, de otro modo sufrirían un castigo similar. La advertencia fue en vano. Eventualmente Dios usó a los asirios y a los babilonios como instrumentos de su justicia para castigar al pueblo de Israel por su pecaminosidad, de la misma forma que usó a Israel para castigar la impía tierra de Canaán. Hay una dramática diferencia entre los motivos de la exterminación de varias tribus de Canaán y los eventos de la temprana era musulmán. El tema principal de estos acontecimientos en la Biblia es el castigo de los pecadores no arrepentidos. Esto no existe en las enseñanzas islámicas que muestran las incursiones y las guerras de Mahoma donde la motivación principal era la de extender las reglas del Islam mediante la destrucción o sometimiento de sus enemigos.



3) La Biblia no enseña el uso de la guerra para promover la adoración del Dios verdadero.



Otro importante punto a considerar es que en ningún lado del Antiguo o Nuevo Testamento Dios ordena a su pueblo atacar naciones paganas, ni como auto defensa ni mucho menos promoviendo la adoración a Dios. La proclamación de la salvación en la Biblia es siempre por testimonio y persuasión. Dios ubicó a Israel en la tierra de Canaán por lo estratégica de la posición; era el cruce obligado en el viejo mundo. Los israelitas deberían ser el centro del mundo antiguo, especialmente a los mercaderes y ejércitos que atravesaban Palestina. Esto fue llamado el “Cruce de los Reyes” y era una ruta inter estatal obligada para ir de un lugar a otro en el Medio Este. Dios quería establecer su pueblo en el centro mismo de actividad para que fueran luz a las naciones. “ Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis. 10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel ” (Deuteronomio 29:9-10).



Los israelitas fueron llamados a promover la verdadera adoración a Dios, no a conquistar naciones mediante la guerra, como se cita en el Corán, sino siendo una luz brillando al mundo. “ Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria de Jehová ha resplandecido sobre ti... Entonces las naciones andarán en tu luz, y los reyes al resplandor de tu luz ” (Isaías 60:1,3). “ Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún vendrán pueblos, y habitantes de muchas ciudades; 21 y vendrán los habitantes de una ciudad a otra, y dirán: Vamos a implorar el favor de Jehová, y a buscar a Jehová de los ejércitos. Yo también iré. 22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová ”. (Zacarías 8:20-22)



El anticipo de la proclamación de las nuevas de salvación que aparece en el AT, aparece en el NT como la gran comisión que Cristo dio a sus discípulos: “Id pues y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Esta comisión será llevada a cabo no por la espada sino “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” (Mateo 28:20).

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