Los Animales - Parte 1



Tanto las vss. cast. antiguas como las modernas mencionan una gran variedad de nombres de animales. En las más antiguas, la falta de un conocimiento preciso de la fauna palestina era la causa principal de la falta de exactitud, y no es de sorprender que los traductores se valieran de los nombres de las especies europeas con las que estaban familiarizados. El estudio sistemático de la vida animal no comenzó sino en el ss. XIX, y anteriormente era usual asignarles nombres únicamente a los animales más conocidos o a los que tuvieran alguna importancia práctica. Por ello los animales que se asemejaban entre sí en su apariencia general, o por el uso que podía dárseles, llevaban el mismo nombre o nombres similares. Estos principios generales se aplican a la vida animal en su totalidad. Generalmente no resulta muy difícil identificar a los animales que se mencionan varias veces en contextos variados que pueden ofrecer algún indicio, pero la trad. de muchos nombres que se encuentran únicamente en las diversas listas de Lv. y Dt. siempre resultará difícil. En las vss. publicadas con posterioridad a 1900 se han rectificado algunos de los errores anteriores, pero existe falta de uniformidad tanto en una misma versión como al comparar versiones entre sí, y la mayoría de ellas incluye algunas traducciones extrañas. No todos estos nombres, algunos de los cuales ya son obsoletos o no resultan claros, se mencionan a continuación, pero la mayoría de ellos está incluida. Se verá que hay dos secciones principales: los animales salvajes que generalmente forman parte del contexto incidental, y los animales domésticos que constituían parte integrante de la vida diaria. Esta última sección es la más importante y aparece primero.

Dos palabras heb. se trad. ASNA, ASNO: aton, que hace referencia a su resistencia, y hamor por el color rojizo del pelo del tipo mas común de asno. La primera se usa con mucha más frecuencia que la segunda, que aparece principalmente en los dos incidentes del asna de Balaam (Nm. 22) y las asnas de Cis (1 S. 9–10). Estas palabras se refieren únicamente al asno domesticado. La palabra BURRA, BURRO se aplica generalmente al tipo domesticado y se usa en algunas versiones modernas, entre ellas.

Además hay dos palabras que generalmente se trad. ASNO (ASNA) MONTÉS: atod y pere'. La primera se encuentra tanto en la forma arm. arad (Dn. 5.21), como en la heb. arod (Job 39.5), pero esta trad. es cuestionada por algunos eruditos. pere' aparece nueve veces y su trad. como ”asno montés” en Job 39.5–8 tiene buen apoyo en el contexto. Esta especie se conoce hoy con el nombre de ONAGRO (Equus onager) (así °ci), que todavía existe en algunas regiones del Asia occidental y central. Un tipo muy relacionado con la subespecie que se extinguió alrededor de mediados del ss. XIX se ha introducido exitosamente en la actualidad en la reserva natural de Hay Bar en el S del Neguev.

El ASNO desciende del asno montés nubio (Equus asinus) y se cree que fue domesticado en época neolítica en el NE de África. La primera mención bíblica ocurre durante la residencia de Abram en Egipto (Gn. 12.16), pero es probable que Abram ya usara asnos como medio de transporte desde Mesopotamia, donde alrededor de 1800 a.C. ya había varios tipos claramente reconocidos. Ahora se sabe, por dibujos y talladuras en piedra, que los “asnos” que tiraban carros con ruedas en la antigua Mesopotamia más de 1000 años antes eran onagros, pero esta especie nunca fue totalmente domesticada. Los asnos resultaban vitalmente importantes para los pueblos nómadas pobres, para los que constituían el medio fundamental de transporte, con los que se podía viajar un promedio de 30 km por día. Un texto de Mari indica que ya en el ss. XVII a.C. se consideraba impropio que los miembros de la realeza viajaran a caballo en lugar de hacerlo a lomo de asna. El cuadro bíblico es consecuente al indicar que los miembros de la realeza usaban asnas en ocasiones pacíficas, mientras que los caballos estaban asociados con la guerra. A la luz de esto cf. Zac. 9.9 y Mt. 21.2s.

POLLINO se usa para hacer referencia al asno joven, si bien no exclusivamente.

El AT contiene numerosas referencias al CABALLO (sus), muchas de ellas en sentido figurado, y este uso se hace especialmente frecuente en la literatura profética y en los libros poéticos. Tanto en el AT como en el NT el caballo se asocia invariablemente con la guerra y el poder, y raras veces se menciona uno solo. La palabra paras, trad. “jinete”, “gente de a caballo, podría significar caballo montado perteneciente a la caballería o tal vez el caballo con su jinete; sus es un vocablo más general, que se usaba en particular para los caballos que tiraban carros.

De todos los animales que se han convertido en bestias de carga, el caballo es el más importante, a pesar de que fue domesticado mucho después que el ganado vacuno y el asno. Por contraste con el asno montés, que vivía en las zonas semidesérticas del N de África, los antepasados del caballo fueron nativos de las praderas de Europa y Asia. Es posible que la domesticación se haya llevado a cabo en varios lugares independientemente: al O de Europa, al SO de Asia, y en Mongolia. Los caballos que se mencionan en la Biblia presumiblemente provienen de la segunda región mencionada.

Una tablilla bab. del período de Hamurapi, ca. 1750 a.C., contiene la primera referencia al caballo, al que se describe como “el asno del este”. Ya había caballos en Egipto cuando José estaba en el poder, y fueron utilizados en la persecución que se narra en Éxodo. Es poco probable que los hijos de Israel tuviesen caballos, y de todos modos no hubieran resultado adecuados para un viaje por el desierto.

Las naciones que habitaban Canaán tenían caballos y los empleaban en los combates (Jos. 11.4, etc.). David combatió contra ellos con frecuencia: “Desjarretó David los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes para cien carros” (2 S. 8.4), referencia que pareciera ser la primera indicación de que tuviese caballos propios. (El jarrete es la coyuntura entre la rodilla y las cernejas en las patas traseras. Al cortársele este tendón el animal queda rengo en forma permanente.) Los hijos de David ignoraron la prohibición de Dt. 17.16 (referida a la época en que el pueblo exigiría rey), “no aumentará para sí caballos”; p. ej. “Absalón se hizo de carros y caballos” (2 S. 15.1), mientras que Salomón posteriormente tuvo grandes cantidades de caballos, en establecimientos especiales en Hazor, Meguido y Gezer. Se los importaba de Egipto y Kue (S de Anatolia) y se los exportaba a los países vecinos. El precio de un caballo era 150 siclos de plata (1 R. 10.28ss).

Si bien la palabra MULA, MULO tiene varios otros significados, al principio, como también en la actualidad, se aplicaba principalmente a la cruza entre el caballo y la burra o a la inversa. Estas formas híbridas surgieron probablemente poco después de que el caballo fuera llevado a zonas donde había asnos, a pesar de que dichas mezclas parecen haber sido prohibidas específicamente en Lv. 19.19: “No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie” (ganado, behema, significa aquí cualquier animal domesticado). Esto podría explicar por qué es que sólo hacia fines del reinado de David (2 S. 13.29) aparece la mula en los anales. Se acepta generalmente que el heb. yemim (Gn. 36.24) debiera trad. “manantiales” (°vrv2) y no ”mulos (°vrv1). pered y pirda se usan para el macho y la hembra, pero el híbrido resultante es siempre estéril. Las mulas son valiosas por el hecho de que combinan la fuerza del caballo con la resistencia y el pie firme del burro, como también su capacidad para alimentarse adecuadamente con forraje de menor calidad; también poseen el vigor adicional característico de los híbridos, tanto animales como vegetales.

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