30 de septiembre de 2013

El Remanente De Apocalipsis 12: 17


¿Cómo se debería traducir Apocalipsis 12: 17, "resto" o "remanente"? Todas las versiones modernas de las Escrituras que hemos podido consultar dicen "resto". La versión Reina-Valera antigua, es decir, anterior a la revisión del texto castellano de las Escrituras de 1960, dice: "los otros". Algunas versiones antiguas en diferentes idiomas dicen: "remanente". ¿Cuál de estas traducciones es la correcta? ¿Qué importancia tiene este asunto al fin de cuentas?
La palabra "remanente" (traducida por "resto" en las versiones más modernas), es un término técnico o teológico que aparece varias veces en el Antiguo Testamento (o su equivalente) y también la usa el Apóstol Pablo en Romanos 9-11. Tiene un rico significado teológico. Por otra parte la palabra "resto", preferida por los traductores y revisores modernos, es un término común. La palabra original griega de Apocalipsis 12: 17 pertenece a la misma familia de palabras usadas como "remanente" por  Pablo y usada con frecuencia (aunque no siempre) en la traducción griega del Antiguo Testamento conocida como Septuaginta (LXX).
El significado del concepto de remanente aparece con claridad, por ejemplo, en el Theo/ogical Dictionary [Diccionario teológico] de Kittel, y en la profunda obra del profesor Gerhard Hasel titulada The Remnant [El remanente].
En el Medio Oriente de la antigüedad tribus y hasta naciones enteras frecuentemente enfrentaban la extinción como consecuencia del hambre o de enemigos agresivos. Encontraban consuelo en la esperanza de que un "remanente" sobreviviría a cualquier catástrofe, porque ese remanente dispondría de capacidad de restauración para la renovación de la tribu o de la nación.
En las Escrituras Noé y su familia sobrevivieron al diluvio y de esa manera se evitó que la totalidad de la especie humana se extinguiera. Ese remanente restauró y preservó la especie. Los exiliados que regresaron de Babilonia restauraron la suerte de raza judía.
Un remanente estaba constituido por individuos sobrevivientes, pero también se los concebía como una entidad organizada, un cuerpo de sobrevivientes. Como una semilla, el remanente poseía las características de la tribu o la nación y algún día restauraría la tribu o la nación a su condición original, o la conduciría a una situación mejor aún.
En las Escrituras descubrimos que Yahweh preserva al remanente de su pueblo. (Véase, por ejemplo, Génesis 45: 7; Isaías 10: 20,21; 37: 31,32.)
Los profetas Amós, Isaías, Miqueas, Jeremías, Abdías y Sofonías nos hablan de un remanente que va a sobrevivir a abrumadores desastres de los últimos días. Aunque "cojas" (rengas) y "agobiadas" para comenzar (Miqueas 4: 7; Sofonías 3: 19), se les perdonan todos sus pecados Jeremías 50: 20) y se los considera como que no han cometido iniquidad Jeremías 50: 20; Isaías 4: 2-5) y libres de toda clase de mentiras (Sofonías 3: 13). Están de pie en el monte de Sión (Miqueas 4: 8; Isaías 4: 2-5; Abdías 17; Joel 3: 5, con voz de canción (Sofonías 3: 14-17).
Cuando volvemos al Apocalipsis, descubrimos en el capítulo 14: 1-5 que los 144.000 no tienen pecado y no se les descubren mentiras, y que están cantando en el monte de Sión. Obviamente los 144.000 constituyen el "remanente" del tiempo del fin predicho por los profetas del Antiguo Testamento.
Estos 144.000 que logran la victoria sobre la bestia (Apocalipsis 15: 2-5), son los mismos "santos" de 14: 12 que en lugar de adorar a la bestia guardan los mandamientos de Yahweh; y estos "santos" son la misma gente que guarda los mandamientos de Yahweh en 12: 17.
De manera que la gente que guarda los mandamientos en Apocalipsis 12: 17 constituyen el "remanente", y las versiones más antiguas de las Escrituras están más acertadas en su traducción que las más modernas al emplear la palabra "remanente" al designarlos, en lugar de "resto".
¿Qué importancia tiene esto?
1) El uso de la palabra "remanente" para identificar a los observadores de los mandamientos en Apocalipsis 12: 17 nos ayuda a relacionar a los santos de los últimos días con las grandes predicciones de los profetas del Antiguo Testamento.
2) Nos ayuda a darnos cuenta del verdadero significado de los guardadores de los mandamientos como el grupo, la semilla, que se identifica especialmente como preservadora restauradora de la verdadera iglesia de Yahweh.
3) Reafirma la promesa de santidad final hecha a este grupo, aunque en un comienzo parezcan "cojos" y "agobiados".
Por cierto no por ser de menor importancia diremos ahora que
4) el uso de la palabra "remanente" en Apocalipsis 12: 17 nos recuerda que en las Escrituras la preservación y la santificación del remanente es una consecuencia de la gracia trascendente de Yahweh. De manera que el principal actor en ese texto no es realmente el dragón que hace guerra, sino Yahshua mismo que entre bambalinas está cumpliendo sus amorosas promesas. 

La palabra "remanente" nos recuerda que Yahweh nos ama. Nos recuerda que en el tiempo del fin Yahshua mismo va a restaurar su pueblo, que es todo aquel que le sirve y le ama, su único redil (Juan 10: 16), y que está invitando a todos a que se unan a Él.

26 de septiembre de 2013

Ungimiento de Muchedumbres



¿Hay algún apoyo bíblico para el ungimiento masivo de enfermos durante un servicio de adoración? 
La Biblia menciona muy poco acerca del ungimiento de los enfermos. Es muy probable que, en la Kehilah (casa de estudios), haya sido una ceremonia privada. Cuando los discípulos de Yahshua vieron a una persona enferma mientras estaban predicando, la ungieron y oraron por su curación (Mar. 6:13). Pero el pasaje más importante acerca de este tema se encuentra en Santiago 5:14, 15.

1. Instrucciones para el ungimiento de enfermos. 
La única instrucción bíblica específica con respecto al ungimiento de los enfermos se encuentra en el análisis de Santiago de la oración. El apóstol enumera una serie de pasos para el ungimiento del enfermo, dando a entender que este tipo de oración debe ser ofrecida de una manera ordenada. Primero, una persona enferma invita a los ancianos, los líderes de la congregación, a que vengan a orar de rodillas por ella. Esta es, claramente, una ocasión privada, y sucede en el hogar de una persona. Segundo, los ancianos oran sobre la persona enferma. Si bien la práctica de imposición de manos sobre la persona no es mencionada, la frase oren sobre él (BJ) implica que esto era hecho. De todas maneras, el ungimiento requiere algún contacto físico con la persona. Tercero, el acto de ungir está combinado con la oración. El aceite de Cañamo era utilizado durante la ceremonia. El significado del aceite no está claro, pero el hecho de que el aceite era utilizado con propósitos médicos (ver Isa. 1:6) puede sugerir que era usado para indicar que esta es una oración por sanidad. También podría ser que el aceite sea un símbolo de la presencia del Espíritu Santo (Yahshua), el agente divino dador de la vida, Isa. 61:1-3 "El Ruaj de YAHWEH está sobre mí;por lo tanto, me ha ungido para anunciar las Buenas Noticias a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos,y vista renovada a los ciego,a proclamar el año del favor de YAHWEH."Y el día de venganza de nuestro Elohim;para consolar a todos los que lloran,para proveer para aquellos en Tziyon que están de luto,dándoles gloria en lugar de cenizas, el aceite de gozo en lugar a los enlutados, manto de alabanza en lugar de ruaj abatido,para que sean llamados generaciones de justicia[Je 24:6;plantados por YAHWEH para gloria..
Cuarto, durante la oración, el nombre de Yahshua es invocado. Esta es otra manera de decir que los que oran no están confiando en su propio poder sino en el poder del Mashaij resucitado. Su solicitud reconoce que se es incapaz de satisfacer las necesidades de la persona enferma. Esto excluye la autoglorificación y todo sentido de orgullo o superioridad religiosa.

2. Significado de la ceremonia. 
Varias cosas son significativas con respecto a esta importante ceremonia. Primero, el aceite  tiene propiedades medicinales La curación ocurre por medio de la intervención del Mashaij en respuesta a la oración que se le ofrece, a logrando curar a muchos pacientes enfermedades como CÁNCER, alergias en la piel, diabetes, infecciones, glaucoma, artritis, dolor crónico, quemaduras, ulceras, nacidos, migrañas, insomnio, asma, ansiedad, depresión y muchas enfermedades mas.También le ayuda regular su peso, cura los tejidos de las heridas, rejuvenece órganos vitales y aliviar todo problema en los ovarios.Invocar su Nombre (Yahshua) es indispensable en esta ceremonia. Los que oran ofrecen la oración con fe, confiando en la sabiduría y el poder de Yahweh. El aceite es simbólico y señala el poder de Yahshua para sanar.
Santiago deja en claro que el enfermo será sanado, y esto sucede muchas veces. Sin embargo, permanece el misterio de la oración, porque en algunos casos la oración de fe requiere que confiemos en la sabiduría de Yahweh cuando escoge actuar de otra manera. Segundo, la enfermedad no necesariamente es el resultado del pecado en la vida de una persona. Santiago escribió: Si hubiere cometido pecados, le serán perdonados (Sant. 5:15), dejando abierta la posibilidad de que la enfermedad tenga una causa natural.
La referencia al perdón indica que la sanidad por la que se ora tiene una naturaleza holística, de tal manera que la oración traiga sanidad tanto física como espiritual a la persona. La vida espiritual también es renovada a través del poder del Espíritu y la confesión del pecado.
La oración no se hace en favor de una persona que está agonizando, sino por una persona enferma que requiere sanidad. La práctica de la extrema unción no puede ser sustentada a partir de Santiago 5:14 y 15.

3. Implicaciones prácticas.
No existe apoyo bíblico para la práctica del ungimiento de enfermos en grandes cantidades durante una reunión religiosa pública. Santiago deja en claro que esta es una ceremonia religiosa privada. Una práctica mal informada del ungimiento podría conducir fácilmente a un énfasis excesivo en lo milagroso y emocional. Cuando esto sucede, la confiabilidad de una experiencia religiosa generalmente está determinada por un supuesto encuentro con el Espíritu Santo (Yahshua), independiente del testimonio de las Escrituras. Somos el pueblo de la Palabra, y deberíamos continuar dándole su papel principal en la vida de la congregación. La fe y la práctica deben ser juzgadas por la clara instrucción de las Escrituras.

23 de septiembre de 2013

Los Faraones Egipcios y la estirpe divina de Yahshua


Faraón era el descendiente directo de una estirpe divina procedente del Cielo. Algunos investigadores han intentado incluir a Yahshua de Nazareth en el linaje faraónico. Pero nada más lejos de la realidad, ya que el Faraón no tenía nada que ver con la línea davídica de Yahshua y por el contrario sí mucho que ver con otra línea mucho más tenebrosa.
Según la Tradición Secreta, el linaje divino arribó las costas de Francia, y sus Custodios lo han mantenido durante siglos en secreto. Es el misterio legendario del Santo Grial…
Para ver en detalle el tema de la relación de Yahshua con Egipto, consultar el artículo de AREA, titulado “Jesús y la Estirpe Divina de los Faraones Egipcios”.
Pero en esta ocasión nos vamos a fijar por ahora en el atuendo o vestimenta real del Faraón, es decir analizaremos su aspecto físico y exterior, intentado desentrañar su posible significado.
Antes de comenzar, y para situarnos adecuadamente en este tema, debemos recordar que el Antiguo Egipto es el país de donde provienen las Ciencias Ocultas, la Magia y la Sabiduría Oculta o Secreta, y al menos de Egipto ha ido llegando la tradición de conocimientos ocultos hasta Occidente, a través de Grecia y Roma.
Hubo otras fuentes de herencia cultural ocultista como la civilización mesopotámica, pero Egipto ha sido siempre considerada como la más emblemática y representativa.
Asi que, de entrada, ya estamos viendo cuál ha sido en realidad el verdadero contexto histórico de Egipto y su herencia cultural al mundo.
Uno de los significados del término de Faraón es el de Ph + Ra, es decir, el “Hijo de Ra”. Este título divino ya nos pone en la pista y nos confirma la aseveración del título de este artículo.
Ra es la gran divinidad solar. Se relaciona también con el fuego sagrado y el oro, la llamada carne de los dioses. En América Antigua también se adoraba al Sol, entre sacrificios humanos, y el culto al sol está presente en toda la antigüedad. A lo largo de la historia occidental, durante la Edad Media, Renacimiento, Ilustración, etc…el culto al Sol siguió vigente, si bien ya de manera oculta, entre sociedades secretas y grupos ocultistas, y entre constructores y maestros canteros de iglesias y catedrales, etc…
También los satanistas rinden culto, como siempre lo hicieron a lo que para ellos sigue siendo la figura sagrada del Sol, además de otras representaciones secretas.
En la antigüedad, entre los pueblos mesopotámicos, fenicios, etc.., la trinidad pagana de la adoración al Sol o Satanás la formaban los dioses: Baal, Astarté y Tamuz, los cuales exigían sacrificios humanos.
El Sol representa el Diablo. 
La serpiente uraeus y el dios Amón también apuntan a una relación con el mundo de las tinieblas.
El Faraón no sólo luce externamente en su vestido real estas referencias diabólicas, sino que además las encarna vivamente, como el legítimo y fiel heredero de una estirpe extraterrestre (que no es de este mundo) . 
Veamos cómo se refleja esta interpretación en la propia indumentaria real del “todopoderoso” Faraón: 
Para empezar, fijémonos en sus ojos. El Faraón no tiene sus ojos pintados por un motivo estético o de belleza, ni se trata de una rara costumbre de esas surgidas del azar. Nada es por casualidad, y menos en Egipto. La figura del ojo es sagrada en Egipto.
El ojo es un símbolo que se identifica también con el Sol, el Ojo que todo lo ve.  El sol con sus rayos, ilumina toda la tierra; El astro de fuego domina y controla, mediante su enfoque de luz sagrada, todo el mundo, y a todas las criaturas que en él se desenvuelven. El Sol, ojo que todo lo ve, como Ha Satán, controlan todo el mundo físico gracias a sus bajos astrales o demonios dependiendo de su jerarquía  a diferencia de Yahweh, quien además de eso puede leer dentro de las mentes de las personas y entidades espirituales.
Seguramente te estas preguntando ¿que es un bajo astral?
La negatividad mayormente se mueve en lo que se llama él “bajo astral” es la zona más densa del plano astral.
Esta banda de frecuencia, es la que tiene que ver con las emociones, los pensamientos negativos, (miedos, odios, enojos) es la zona donde mucha gente se desliza cuando sueña.
Dentro del astral hay diferentes niveles, relacionados con el inconsciente colectivo.
En las viejas enseñanzas esotéricas, se animaba a las personas a realizar “viajes astrales”. En las nuevas enseñanzas, se recomienda especialmente evitar la búsqueda en esta zona de la energía, pues resulta sumamente dañina.
Cuando la persona ha recibido un daño provocado por otro ser en forma intencional, este “magma” dirigido se mueve en este plano.
Es por eso que resulta tan peligroso acudir a pedir ayuda a las personas que trabajan en estos planos, pues la limpieza puede no quedar completa, o provocar sufrimientos mayores, ahora si deseas sabe mas sobre este tema podemos hablar por skype mi usuario es kehilahvirtual.
Por eso se resaltan los ojos del Faráon, y se pintan ritualmente.
¿Pero por qué se pintan de color azul? 
Por que el color azul que porta el Faraón revela que pertenece a la estirpe real y celestial de su ascendencia. El Faraón tiene la sangre real, transmitida desde tiempos ancestrales por los mismos “dioses”. Y la sangre real no se representa roja sino de color distinguidamente azul. El Faraón procede por línea directa de los “dioses” y por eso él también es “divino”. Su sangre tiene el color del lugar de donde procede: el Cielo Azul.
Esta sangre real, aniquilado el Imperio Egipcio, llegará más tarde a Europa para refugiarse y seguir sucediéndose. Es el Santo Grial. La copa de la que bebió Yahshua de Nazareth en la Ultima Cena, y que después recogería la sangre de Yahshua, según la leyenda. Esa sangre real custudiada por cátaros, templarios y sociedades secretas, a lo largo de la Historia, se refiere a la custodia del heredero de esa línea de descendencia sagrada.
Pero el Grial, la línea sagrada y secreta de la divinidad, no procede de Yahshua, tal como erróneamente nos habían hecho creer siempre Los Custodios del Gran Secreto, u otros grupos ocultistas. Aunque en realidad se trata probablemente más que de un error, de una desinformación o deformación interesada, adecuada para camuflar su verdadero secreto.
Si el linaje “sagrado” que desembarcó en Francia, hace unos 2 milenios, no procede de Yahshua, entonces ¿de quién procede esa estirpe protegida? He ahí la clave de todo el misterio. 
Una respuesta que nunca ha sabido nadie excepto los Guardianes del Tesoro. La explicación más probable es que esa estirpe  podría referirse justamente a la Sangre Real que llevaba en sus venas el propio Faraón de Egipto, y que después llevaría su “divina” descendencia. Una línea hereditaria cuyo secreto siempre se ha protegido por las órdenes ocultas, y que probablemente podría estar llamada a entroncar, a su debido tiempo, y en el final de los tiempos, con el último heredero real, que aún estaría por llegar: ¡El AntiMashiaj!…
Una cosa sí es segura: el linaje secreto, el tesoro oculto, conocido como el mito del Santo Grial, no procede de Yahshua. 
Los investigadores David Wood e Ian Campbell, según narran en su libro “El secreto de Poussin”, descubrieron una figura pentagonal en torno a la geografía mágica de Rennes Le Chateau, un pueblo-enclave francés en donde los Guardianes de la Tradición escondieron secretos sobre el linaje de la sangre real. Asimismo, la leyenda decía que en la misteriosa tumba del monte Cardhú, cercano a la localidad de Rennes Le Chateau, había sido enterrado Yahshua o alguien cercano a él como María Magdalena o José de Arimatea. Sin embargo, los citados autores descubrieron 56 piedras en el interior de la enigmática tumba. Dicho número corresponde al temido dios egipcio Set.
Por otra parte, recordemos que la historia del cura de Rennes Le Chateau, Francois Berenguer Sauniere, está unida no al mensaje bíblico y cristiano, sino a toda una aventura ocultista entre órdenes masónicas y rosacruces, cuyas huellas se ven claramente en la extraña iglesia del lugar, dedicada a María Magdalena, todo un templo ocultista concebido para la “adoración secreta”, con demonio asmodeo incluido,
¿Acaso tiene sentido que órdenes ocultistas como los cátaros, los templarios, y otros grupos secretos posteriores, adoradores del Diablo, custodiasen y protegiesen una supuesta línea de descendencia de Yahshua, cuando son sus mayores enemigos? La historia del hermano”gemelo”, que nunca fue recogida en la Biblia, no tiene ningún sentido. Y si hubiera existido, los Custodios del Secreto Oculto lo habrían combatido, en vez de protegerlo. Los Defensores de la Sabiduría Oculta y Secreta nunca habrían ayudado ni a Yahshua ni a un supuesto hermano gemelo suyo, ni a un discípulo suyo y ni siquiera a ningún creyente. 
La historia del hermano gemelo habría significado la derrota de Yahshua, de Yahweh, y por tanto de toda la humanidad, que permanecería entonces para siempre esclavizada bajo el yugo del Diablo.
Para aquellos que no conocen dicha leyenda, ésta se resume básicamente en que un supuesto hermano gemelo que tenía Yahshua, en un momento dado, durante la subida a rastras con la cruz por las 13 estaciones, pegó el cambiazo con su hermano, muriendo “el otro”, el gemelo, en la cruz. Más que una broma, parece un guión malo de película.
Pero ahora regresemos a Egipto, para terminar de intentar descifrar los misterios que oculta la figura del Faraón. 
Si nos fijamos en sus orejas, en proporción con su cara, son demasiado grandes. En Egipto se solían representar con bastante frecuencia unas orejas más grandes de lo normal. Sólo hay una explicación posible: un interés por imitar el aspecto de sus dioses, dotados de orejas más grandes que las humanas. Además en muchas representaciones egipcias, las orejas grandes son también a la vez unos cuernos, o hacen de cuernos.
El vistoso collar que luce el Faraón, (ver foto de Tutankhamon, más abajo) bajo su cuello, y rodeando sus hombros y pecho, simboliza unas alas. Se trata de alas divinas, como las que tenían sus dioses, entes angelicales de las Tinieblas. El collar alado revela la procedencia celestial de la estirpe divina del Faraón. Son las alas de los dioses del Cielo. Nos recuerda que el Faraón es otro dios, que pertenece al Cielo.
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¿Por qué la máscara del Faraón es de oro?
Porque el oro es el material o la carne de los dioses. El oro también representa el fuego, y es el elemento de la divinidad solar, y por lo tanto es sagrado. Lo cual nos lleva a relacionar al Faraón con el Sol, y por lo tanto con la figura del Diablo.
En la frente, a modo de tercer ojo, se alza dese el tocado una serpiente uraeus. 
En algunas épocas, la cobra “uadjet” representa a Egipto Norte, y el buitre Nekhbet representa a Egipto Sur, unidos, teniendo ambos símbolos un significado de poder geográfico en el Reino de Egipto. 
Pero la siempre presente “serpiente” del genuino Egipto, representa también la estirpe de sangre real, que procede de la serpiente del Edén, llamada Diablo.
El tocado Nemes que corona la cabeza del Faraón imita la cornamenta de la gran divinidad egipcia, junto con el símbolo del Sol: el dios chivo Amón, quien también es perfectamente identificable con la figura del Diablo. A lo largo de todo el tocado faraónico, se alternan sucesivamente rayas doradas y rayas azules. Las rayas del tocado, imitan perfectamente las rayas de los cuernos del dios carnero, como puede observarse. Las rayas doradas aluden a la condición divina y solar del Faraón. Y las rayas azules nos recuerdan su procedencia del Cielo, como descendiente y orgulloso portador de la sangre real de sus antepasados: los dioses. Estas rayas azules tienen el mismo color que los ojos del Faraón. 
La exhibición por parte del Faraón y de los egipcios, luciendo siempre sus adornos de oro, piedras preciosas, joyas, pendientes, etc.., quiere recordar y testimoniar que son los hijos de su padre divino, el dios Sol.
Al igual que de la cabeza del dios Amón descienden sus dos cuernos, sobre los hombros del Farón bajan los dos cuernos mediante las prolongaciones nada casuales sino perfectamente estudiadas de su tocado real. No hay duda, el tocado Nemes del Faraón es la cornamenta del dios chivo. 
Por supuesto, el faraón luce también una imponente perilla, bellamente creada, cuyo uso oficial la convierte ya en postiza como una pieza obligada más en la indumentaria real. Naturalmente este accesorio real imita de nuevo la perilla del dios chivo Amón.
Ya tenemos la figura del Faraón representando completamente la forma de un chivo, el dios chivo Amón, cuyo nombre significa “El Oculto”, el chivo del Diablo. 
Pero como curiosidad, si según esta interpretación, la imagen del Farón se trata de una figura demoníaca, ¿dónde está representado en el Faraón el rabo que tienen Amón y el Diablo?
Normalmente, todos hemos visto las máscaras faraónicas desde una perspectiva frontal. Veámosla por detrás y comprobaremos que no han descuidado tampoco ni el detalle de una lujosa cola..
Es evidente que siempre ha habido una relación entre el Diablo y los máximos líderes magos de las sociedades secretas y ocultistas, ataviados con toda la parafernalia faraónica de Egipto. Ellos mismos así lo demuestran fervorosamente y con todo su orgullo.
Yahshua y la estirpe divina de los Faraones EgipciosSegún una hipótesis de algunos investigadores relevantes, existe una conexión entre Belén y Gizah. La estirpe de Yahshua habría evolucionado a partir de la descendencia divina de varias dinastías de faraones egipcios, mezclada con el linaje del Rey David. Por ello, el Maestro habría heredado su sabiduría secreta y poderes ocultos.
Para empezar a desenmarañar esta endiablada madeja primero hay que partir con los datos objetivos tradicionales: Los libros de Historia y de Religión nunca han señalado ninguna relación entre Yahshua y Egipto, y por supuesto, la Biblia tampoco. En cuanto a las historias egipcias de Yahshua que cuentan los llamados “libros apócrifos”, también conocidos como los “libros falsos”, evidentemente, su credibilidad es de “cero”.
Es cierto que Yahshua fue llevado a Egipto por sus padres, cuando él era un bebé, y allí permanecieron una temporada, tan sólo el tiempo suficiente hasta que José y María vieron el camino despejado de peligros y de las amenazas que representaba Herodes, regresando de nuevo a su tierra.
También es cierto que desde que Yahshua tenía 12 años hasta que cumplió los 30, no se dice nada acerca de él, ni se conocen detalles de su vida. Pero lo último que se dice en la Biblia es que después del episodio del templo, según Lucas, cuando Yahshua contaba 12 años de edad, “descendió con su familia a Nazareth”, resaltando que el joven Yahshua “estaba sujeto a ellos”, es decir, a sus padres.
Y por otro lado, Mateo cuenta que Yahshua “vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazareth”.
Es decir, sabemos que Yahshua crecía en edad, y que vivía en Nazareth, y que tal como nos relata a continuación el texto biblico, trabajaba después allí como carpintero. No encontramos ninguna alusión, ninguna prueba, ningún indicio, ninguna pista siquiera, acerca de que Yahshua hubiera viajado ni a Egipto ni a ningún otro lugar.
Imagínese, a partir de aquí, la cantidad de imaginación que se necesita para contar todas las aventuras que vivió Yahshua en Egipto.
La verdad es que no parece que los seguidores del Mashiaj Yahshua hayamos heredado el gusto por construir pirámides. Y es que mucho tiempo antes que Yahshua, Moisés ya había dejado bien claro la afinidad que tenían los judíos con los egipcios: ninguna. La conclusión es así de rotunda. No hay lugar para las dudas.
Si bien hay que reconocer que son encomiables y dignos de admiración todos los esfuerzos que hacen muchos investigadores intentado profundizar en todo este asunto e intentando recopilar los posibles indicios probatorios para demostrar esa relación, esta hipótesis, porque al final eso es lo que es, de intentar relacionar a Egipto con Yahshua y con el creyente  es un callejón sin salida que no conduce a ningún sitio, excepto a la ceremonia de la confusión.
La teoría del Faraón Yahshua traza la línea de descendencia davídica (descendientes del Rey David), como eje fundamental del argumento, a la que pertenece Yahshua, y directamente la entronca y queda relacionada con Egipto, puesto que según los datos recabados por esta hipótesis, en varios momentos de la Historia, algunos antepasados de Yahshua y miembros al mismo tiempo de esa línea davídica, se vieron mezclados con las casas reales de algunas dinastías de Egipto.Veámoslo en detalle:
ABRAHAMEn tiempos de Abraham, hubo una gran hambre en la tierra de Canaán. Y Abraham descendió a Egipto, para morar allí. Pero el Faraón tomó para sí a Sarai, la mujer de Abraham. Abraham se había presentado como el hermano de Sarai para que no lo mataran. Después de un tiempo, al descubrirlo más tarde el Faraón, envió a Sarai a que se reuniera de nuevo con Abraham, ordenándoles que se fueran. 
Más adelante, como Sarai era estéril, ésta entregó a Abraham su sierva egipcia, Agar, para que tuviera algún hijo. El hijo fué Ismael.
Pero tiempo después, Yahweh quitó la esterilidad a Sara, y Abraham y Sara tuvieron un hijo, Isaac, de quien viene el linaje de Yahshua.
Es decir, vemos cómo en este caso de Abraham y Sara, aparecen dos personas egipcias, uno el Faraón, y la otra persona la sierva egipcia, Agar. Pero finalmente, no intervienen en la descendencia del linaje hacia Yahshua.
MOISÉSSe dice que en la genealogía davídica de Yahshua, también hay sangre real egipcia a través de la familia de Moisés. Todos recordamos la historia bíblica de aquél matrimonio hebreo que tuvieron un niño. La madre introdujo al niño en un cesto de juncos y lo soltó por el río. La hija del Faraón recogió al niño, lo prohijó y lo llamó Moisés. Como vemos, pues, los padres auténticos de Moisés eran hebreos.
Es cierto que Moisés se educó como un príncipe egipcio pero Moisés era de ascendencia hebrea pura.
Después de que Moisés fué expulsado de Egipto, vagó por el desierto, hasta llegar a lejanas tierras. Allí, en las extranjeras tierras de Madián, desorientado y exhausto, fué recogido por una familia de pastores, liderada por Jetro. Moisés se casó con Séfora, una de las 7 hijas de Jetro. Moisés se unió así a una mujer sencilla y humilde que nada tenía que ver con ninguna princesa real del país del Nilo.
Pero es que todavía hay más: la línea davídica no une a Moisés con Yahshua, ya que Moisés y sus padres pertenecían a la tribu de Leví, una de las 12 tribus o familias de Israel. Mientras que David y Yahshua pertenecían a la familia de Judá, es decir, pertenecían a otra tribu diferente que nada tenía que ver con la familia de Moisés.
Se ha intentado relacionar el nuevo culto a Atón, que se estableció en Egipto, con los orígenes de la religión.
En cuanto a Moisés, hay que aclarar, que nunca pudo llevar a Israel la nueva religión de Akhenatón, ya que si Moisés vivió aproximadamente sobre el 1500 a.Mashiaj. y Akhenatón vivió sobre el 1.300 a.Mashiaj, díficilmente el dirigente hebreo pudo transmitir ningún mensaje a Israel de alguien que todavía no había nacido.
SALOMÓNEl otro gran momento histórico en el que se defiende que la sangre real egipcia se mezcla con la línea de descendencia de Yahshua, es cuando el Rey Salomón, hijo del Rey David, se une con una princesa egipcia. Investiguemos de nuevo ahora este otro punto de apoyo en la teoría de las raíces egipcias de Yahshua:
Salomón, efectivamente, hizo parentesco con el Faraón de Egipto, ya que tomó a la hija del Faraón.
Pero para valorar este hecho, más de significado político que sentimental, hay que tener en cuenta el contexto histórico en esa época. El padre de Salomón, el guerrero Rey David, había situado a Israel como el país más poderoso del mundo conocido, protegido con ejércitos formidables, de manera que ante semejante fortaleza de poder, ningún otro país de los que antiguamente guerreaban con Israel, se atrevían ya a declarar la guerra a los hebreos, a no ser que asumieran las catastróficas consecuencias de tal decisión.
Esa situación de supremacía militar fue la herencia que Salomón recibió en el reino de Israel de manos de su padre David, el cual había despejado todos los peligros. Por esta razón, alcanzada la situación de paz estable, Salomón ejerció como Rey gobernante, a diferencia de David, el Rey guerrero.
Egipto. La tierra de OroEn este contexto, el grandioso Egipto, al igual que los demás pueblos, desiste de mantener más guerras con Israel, y ambos reyes acuerdan un tratado de paz materializado en un matrimonio entre el rey hebreo Salomón y la hija del Faraón de Egipto, que en realidad se trataba más bien de un mero protocolo de no agresión bélica entre los dos estados. La unión matrimonial quedó en trámite político, y no tuvo mayor importancia. De hecho, ni siquiera aparece el nombre de la princesa egipcia en el texto bíblico.
Pero es que además hay que tener presente que Salomón tuvo en total 700 mujeres reinas más 300 concubinas, de entre las que la princesa egipcia sólo fué una más entre cientos de sus mujeres reinas.
Por si esto fuera poco, el hijo que continuó la llamada línea davídica hacia Yahshua, fué Roboam, fruto de la relación entre el Rey Salomón y la amonita Naama. De modo que el siguiente Rey de Israel, que sucedió a Salomón en el trono, Roboam, nada tuvo que ver nunca con aquella princesa egipcia, la hija del Faraón.
En resumen, por más que buscamos, por más que escudriñamos, no vemos ni rastro de sangre real egipcia a lo largo de toda la genealogía de Yahshua. Los hechos se obstinan en demostrarnos que Yahshua siempre fue un hebreo, y que jamás contó con ninguna herencia ni de riquezas ni de conocimientos de parte de ningún Faraón egipcio.
LA DIOSA ISIS Y LA VIRGEN.A los defensores de la teoría del linaje faraónico de Yahshua no les falta razón al afirmar que determinadas representaciones “cristianas” ya estaban en Egipto.
Claro, efectivamente, “Isis y el niño” evoluciona hasta convertirse en “la Virgen y el niño, pero nada tienen que ver estas herméticas representaciones con la Biblia, ni con Yahshua, ni con María, ni con nadie, excepto con el relevo de los iconos y mitos que se van traspasando de Egipto a los imperios paganos de Grecia y Roma.
La imperial y pagana Roma, que masacraba cruelmente a los cristianos en los circos, bajo las garras de los leones, de repente adoptó oficialmente la religión, pero no por convicción ni fe  sino porque el Imperio se vio superado por la nueva creencia, que se había extendido como la pólvora, y se vio obligado a oficializarla.
Así la nueva religión oficial romana que es una mezcla de paganismo, jerarquizada e institucionalizada, despojó de su pureza inicial la fe en El Mashiaj Yahshua, y en el fondo siguió camuflando y vistiendo los mismos mitos paganos tradicionales de siempre, ahora bajo apariencias cristianas.
En los libros de Exodo, Levítico, y en muchos otros pasajes y libros de la Biblia se menciona expresamente la prohibición de profesar culto hacia cualquiera de las representaciones, imágenes, figuras o ídolos que puedan fabricar los seres humanos y que se refieran a cualquier entidad. 
Dicho todo ello de otra forma, un icono que represente a una supuesta virgen y a un supuesto niño, no es del Mashiaj, ni tiene nada que ver con la Biblia ni con las enseñanzas de Yahshua. Sólo es una figura pagana más de todas las que fueron acogidas por el catolicismo oficial que se instaló en la pagana Roma.
SIRIODentro de esa teoría que intenta relacionar a Yahshua con el linaje egipcio de los faraones, se ha intentado hasta identificar a la estrella de Sirio con la estrella de Belén, para así intentar relacionarla a su vez con Egipto. Pero esta peregrina idea, naturalmente que no es más que una mera y gratuita especulación. Es absurdo considerar que un diminuto punto del firmamento, apenas visible, de entre los miles y millones de puntos luminosos del cielo, pudiera guiar a aquellos sabios de Oriente, a través de caminos, campos y valles, hasta un determinado sitio geográfico. La estrella de Belén, como así se le ha llamado siempre, debía tratarse necesariamente de otra cosa diferente, mucho más especial todavía.
Ya hemos avanzado suficientes renglones como para poder llegar a una conclusión. Reconozcámoslo: Nunca podrían haberse llevado bien todas las toneladas de oro que enriquecían iniciática y religiosamente a los faraones egipcios y a sus dioses, con un humilde carpintero de Nazareth, quien había nacido en un modesto establo de animales, y que no llevó nunca ni una sola moneda bajo su túnica.
Y Nunca podrían congeniar las sabidurías secretas y ocultistas de las élites de poder de Egipto con el mensaje transparente y universal de Amor de Yahshua.

12 de septiembre de 2013

Los creyentes y el sexo


La actitud de la sociedad hacia el sexo ha oscilado de un extremo al otro. “La persona de la época victoriana, escribe Rollo May, buscaba tener amor sin caer en la relación sexual; la persona moderna busca tener la relación sexual sin caer en el amor”.1 Del punto de vista puritano que consideraba el sexo como un mal necesario para la procreación, hemos arribado a la popular visión del playboy sobre el sexo como una cosa necesaria para la recreación.
Ambos extremos son incorrectos y no están de acuerdo con las intenciones de Yahweh acerca de las funciones del sexo. El punto de vista negativo crea en los casados sentimientos de culpabilidad acerca de sus relaciones sexuales; el punto de vista permisivo convierte a la gente en robots, comprometiéndose con el sexo sin mucho significado y satisfacción.
¿Cómo deberían, pues, relacionarse los seguidores del Mashiaj con el sexo? ¿Qué dice la Biblia acerca de la sexualidad? 
Como un seguidor del Mashiaj que confía en las enseñanzas bíblicas, los siguientes siete principios me han resultado muy útiles para entender cómo deberíamos relacionarnos con el sexo.
Principio 1: La Biblia se refiere a la sexualidad humana en forma positiva.Empecemos por el principio: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Yahweh lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).* Después de cada acto creativo, Dios dijo que “era bueno” (Génesis 1:12, 18, 21, 25), pero después de la creación del ser humano como hombre y mujer, Yahweh dijo que “era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Esta apreciación divina inicial de la sexualidad humana como “bueno en gran manera” demuestra que las Escrituras consideran la distinción sexual de hombre/mujer como parte de lo bueno y perfecto de la creación original de Yahweh.
Nota también que la dualidad sexual humana como hombre y mujer está explícitamente relacionado con el hecho de haber sido ambos creados a la imagen de Yahweh. Como la Escritura distingue al ser humano de otras criaturas, los teólogos generalmente han pensado que la imagen de Yahweh en la humanidad se refiere a las facultades racionales, morales y espirituales que Yahweh ha dado al hombre y a la mujer.
Sin embargo, hay otra manera en que podemos entender implícitamente la imagen de Yahweh, según Génesis 1:27: “A imagen de Yahweh los creó; varón y hembra los creó”. Por eso la masculinidad y la feminidad humana, reflejan la imagen de Yahweh en que un hombre y una mujer tienen la capacidad de experimentar la unidad en el compañerismo como el que existe en la unidad. Nuestro Elohim no es un ser solitario simple que vive en aislamiento eterno sino que es un compañerismo unidos íntima y misteriosamente y a quien adoramos como un solo Yahweh. Esta misteriosa unidad en la relación de la deidad es reflejada como una imagen divina en la humanidad, en la dualidad sexual de masculinidad y feminidad, unida misteriosamente como “una carne” en el matrimonio.
 Principio 2: La relación sexual es un proceso por el cual dos llegan a ser “una carne”.En Génesis 2:24 se expresa el compañerismo íntimo entre un hombre y una mujer: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne”. La expresión “una sola carne” se refiere a la unidad total de cuerpo, alma y espíritu entre parejas casadas. Esta unión total puede ser experimentada especialmente por medio de la relación sexual cuando el acto es la expresión de un amor genuino, de respeto y de compromiso.
La frase “serán una sola carne”, expresa la idea de Yahweh con respecto a la relación sexual en el matrimonio. Nos dice que Yahweh ve el sexo como un medio por el cual un marido y una esposa pueden alcanzar una nueva unidad. Es digno de notar que la expresión “una carne” nunca se emplea para describir la relación entre un niño con su padre y su madre. Un hombre debe “dejar” a su padre y a su madre para llegar a ser “una carne” con su esposa. Su relación con su esposa es diferente de la relación con sus padres, porque consiste de una nueva unidad consumada en la unión sexual.
Llegar a ser “una sola carne”, también implica que el propósito del acto sexual no es solamente el de procreación (para producir 10 hijos) sino también psicológico (llenar las necesidades emocionales de consumar una nueva relación de unidad). Esa unidad implica la voluntad de revelar el más íntimo yo físico, emocional e intelectual al otro. En la medida en que llegue a conocerse en la forma más íntima, la pareja experimenta el significado de llegar a ser una sola carne. La relación sexual no asegura automáticamente esta unidad; más bien consuma la intimidad de una reciprocidad perfecta que ya se desarrolló.
 Principio 3: El sexo implica conocerse mutuamente en lo más íntimo.La relación sexual dentro del matrimonio permite a la pareja a conocerse mutuamente de una manera que no puede serlo de ninguna otra forma. Participar en la relación sexual no solamente significa descubrir el cuerpo de uno sino también el interior de uno frente al otro. Por esta razón las Escrituras a menudo describen la relación sexual como “conocer” (ver Génesis 4:1), que es el mismo verbo empleado en hebreo para referirse a conocer a Yahweh.
Obviamente Adán llegó a conocer a Eva antes de su relación sexual, pero por medio de la relación sexual llegó a conocerla más íntimamente. El revelarse ante el otro mediante la relación sexual invita al descubrimiento de sí mismo en todos los niveles de la existencia personal. Esta es una revelación exclusiva única de los integrantes de una pareja. Ellos se conocen a sí mismos más que a cualquier otra persona. Este conocimiento único es equivalente a reclamar al otro como genuina pertenencia en el amor. La desnudez y la relación física es un símbolo del hecho de que nada está oculto o sustraído entre ellos. 
El proceso que conduce a la relación sexual es de un aumento de conocimiento mutuo. Desde el encuentro inicial, pasando por la amistad especial, el noviazgo, el matrimonio y la relación sexual, la pareja va logrando un conocimiento mayor de cada uno. La relación sexual representa la culminación de ese conocimiento recíproco profundo e íntimo. Como lo dice Elizabeth Achtemeier: “Sentimos como si las más ocultas profundidades internas de nuestra existencia fueran traídas a la superficie y reveladas y ofrecidas a cada uno como la expresión más íntima de nuestro amor”.
 Principio 4: La Biblia condena el sexo fuera del matrimonio.Ya que el sexo representa la más íntima de todas las relaciones interpersonales, el expresar la unidad de “una sola carne” en total compromiso, no puede ser expresada o experimentada en una unión sexual casual donde la interacción es puramente recreativa o comercial. La única experiencia de unión en relaciones tales es la de inmoralidad.
La inmoralidad sexual es seria, porque afecta al individuo más profunda y permanentemente que cualquier otro pecado. Como lo dice Shaul (Pablo): “Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1 Corintios 6:18). Algunos podrían decir que también la glotonería y las borracheras afectan a la persona por dentro. Sin embargo, estos no tienen los mismos efectos permanentes sobre la personalidad como los que produce el pecado sexual.
La indulgencia en el comer o beber puede ser superada, las cosas robadas pueden ser devueltas, uno puede retractarse de las mentiras y reemplazarlas por la verdad, pero el acto sexual, una vez cometido con otra persona, no puede deshacerse. Ha ocurrido un cambio radical en la relación personal de la pareja involucrada que no podrá deshacerse nunca. Las Escrituras nos dan la seguridad por medio del ejemplo y del precepto de que si confesamos nuestros pecados, el Yahweh es leal y justo para perdonarnos todos nuestros pecados y “limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Cuando David se arrepintió de su doble pecado de adulterio y asesinato, Yahweh lo perdonó (ver Salmos 51 y 32).
 Principio 5: El sexo sin compromiso reduce a una persona al nivel de ser usadas.Las relaciones sexuales fuera del matrimonio no asumen responsabilidad. Las relaciones casuales de este tipo destruyen la integridad de la persona al reducir al nivel de un objeto de gratificación personal. A veces, algunas personas que se sienten heridas y usadas después de una relación sexual, se sustraen definitivamente de toda actividad sexual por temor de ser usadas nuevamente, o tienden a usar su cuerpo egoístamente, sin ninguna consideración por los sentimientos del otro componente de la pareja. En cualquier caso, la sexualidad de uno queda distorsionada porque él o ella han destruido la posibilidad de emplearla para relacionarse genuina e íntimamente con la persona que aman. No debiera usarse la relación sexual con el objeto de meramente divertirse en una ocasión y como forma de expresar amor genuino y compromiso con otro compañero o compañera en otra ocasión. La perspectiva bíblica de unidad, intimidad y amor genuino no puede consumarse practicando el sexo fuera del matrimonio o practicándolo con múltiples compañeros. Las parejas comprometidas probablemente dirán que están compartiendo un amor genuino cuando se activan sexualmente antes del matrimonio. Desde una perspectiva creyente, una pareja comprometida para casarse debe respetarse mutuamente y mirará el compromiso como un tiempo de preparación para el matrimonio, y no como si fuera ya un matrimonio. Hasta que no se tomen los votos matrimoniales, existirá la posibilidad de romper con la relación. Si una pareja ha tenido relaciones sexuales premaritales, ha comprometido su relación y cualquier disolución subsecuente dejará cicatrices emocionales permanentes. Sólo cuando un hombre y una mujer tienen la voluntad de llegar a ser uno, no sólo verbal sino legalmente, asumiendo también responsabilidad por el compañero, es cuando pueden sellar su relación por medio de la relación sexual. En ningún otro campo la moral del creyente ha sido más atacada que en el vasto ámbito de la sexualidad fuera del matrimonio. Lamentablemente, aunque la condenación bíblica de los actos sexuales ilícitos es muy clara, es ignorada por la introducción y el uso de “términos suaves” o eufemismos. Por ejemplo, muchos se refieren a la fornicación como “sexo premarital”, acentuando el “pre” en vez de acentuar el “marital”. Al adulterio se lo define como “sexo extramarital” y no como un pecado en contra de la ley moral de Yahweh. Se suaviza la homosexualidad separándola de las serias perversiones mediante expresiones que van de la “desviación” a la “variación homosexual”. Más y más creyentes caen en el engañoso razonamiento de que “si es amor, está bien”. Se reclama que si un hombre y una mujer están profunda y genuinamente enamorados, tienen el derecho de expresar su amor por medio de la unión sexual sin casamiento. Algunos alegan que el sexo premarital libera a la gente de sus inhibiciones morales, dándoles una sensación de libertad emocional. La verdad es que el sexo premarital añade presión emocional, porque reduce el amor sexual a un nivel puramente físico sin el compromiso que tienen dos personas enlazadas.
 Principio 6: El sexo sirve tanto para la procreación como para la relación.Hasta principios de nuestro siglo, los creyentes generalmente creían que la función primaria de la relación sexual era el de la procreación. Otras consideraciones concernientes a la unidad de la pareja, la relación y el placer, eran consideradas secundarias. Pero ese orden fue invertido en el transcurso del siglo XX. Desde un punto de vista bíblico, la actividad sexual dentro del matrimonio tiene que ver no sólo con la reproducción sino también con la relación personal. Como creyentes, debemos recuperar y mantener el equilibrio Bíblico entre estas dos funciones del sexo. La relación sexual es un acto placentero de perfecto intercambio que engendra un sentido de unión, al mismo tiempo que ofrece la posibilidad de traer una nueva vida a este mundo. Debemos reconocer que el sexo es una dádiva divina que puede ser disfrutada legítimamente dentro de los vínculos matrimoniales. Pablo urge a los esposos y a las esposas a consumar sus responsabilidades matrimoniales juntos, porque sus cuerpos no les pertenecen a ellos solamente, sino al otro. Por esa razón, ninguno debe privar al otro de esta relación, a excepción de que haya mutuo consentimiento por un determinado período de tiempo, para dedicarse a la oración. Entonces deben llegarse de nuevo el uno al otro, para no ser tentados por Satanás, por falta de control propio (1 Corintios 7:2-5; ver también Hebreos 13:4).
Principio 7: El sexo capacita al hombre y a la mujer a reflejar la imagen de Yahweh en una actividad creativa.De acuerdo con la enseñanza bíblica, el sexo no solamente engendra una misteriosa unidad del espíritu, sino que también ofrece la posibilidad de traer hijos a este mundo. “Fructificad y multiplicaos”, dice el mandamiento del Génesis 1:28. 
Por supuesto, no todas las parejas tienen la capacidad o la justificación de tener hijos. La vejez, la infertilidad y las enfermedades genéticas son algunos de los factores que tornan imposible, o no aconsejable, que se tenga hijos. Sin embargo, para la gran mayoría de las parejas, el tener hijos es parte normal de su vida matrimonial. Esto no significa que todo acto de unión sexual debería terminar en una concepción. David Phypers escribe que “no estamos hechos para separar el sexo de la procreación y aquellos que lo hacen en forma radical y definitiva, meramente por razones personales, se quedan cortos con respecto a los propósitos de Yahweh en sus vidas y corren el peligro de que sus matrimonios y su actividad sexual se conviertan en autogratificantes. Solamente mirarán hacia adentro para su satisfacción propia, en vez de mirar hacia afuera, hacia la experiencia creativa de traer una nueva vida al mundo y nutrirla hasta la madurez”. 4
La procreación como parte de la sexualidad humana levanta una gran controversia sobre la contracepción. ¿Significa acaso el mandamiento de fructificar y multiplicarnos, que debemos dejar el asunto de la planeación familiar a la misericordia de Yahweh? La Biblia no contiene ninguna experiencia explícita sobre el asunto. Creo que la relación sexual es tanto relacional como procreacional. El hecho de que la función del sexo en el matrimonio no es solamente para producir hijos, sino también para expresar y experimentar el amor mutuo y la dedicación, implica la necesidad de ciertas limitaciones sobre la función reproductiva del sexo. Es decir, la función relacional del sexo, puede solamente permanecer como una experiencia dinámica viable, si su función reproductora es controlada. Esto nos lleva a otra pregunta: ¿Tenemos derecho de interferir con el ciclo reproductivo establecido por Yahweh? La respuesta histórica de la Iglesia Católica ha sido un rotundo “¡NO!” Sin embargo, la posición católica tradicional ha sido templada por el Papa Pablo VI en su encíclica Humanae Vitae (Julio 29, 1968), en la cual reconoce la moralidad de la unión sexual entre marido y mujer, inclusive en la no dirigida hacia la procreación de hijos. 5 Es más, la encíclica, al mismo tiempo que condena los contraceptivos artificiales, permite los métodos naturales de control de la natalidad como el conocido “método del ritmo”, el cual consiste en confinar la relación sexual a los períodos no fértiles del ciclo menstrual de la esposa. La intención de la encíclica Humanae Vitae de distinguir entre los contraceptivos “artificiales” y “naturales”, considerando el primero inmoral y el último moral sugiere en sí mismo un sentido artificial. En cualquier caso, es la inteligencia humana la que previene la fertilización del huevo. Es más, rechazar como inmoral el uso de contraceptivos artificiales, puede conducir al rechazo como conducta inmoral, del uso de cualquier vacuna artificial, hormona, o medicación que no es producida naturalmente por el cuerpo humano. David Phypers escribe: “Como la mayoría de las invenciones humanas, la contracepción es moralmente neutral: lo que cuenta es lo que hacemos con ella. Si la usamos para practicar el sexo fuera del matrimonio, o en forma egoísta dentro del matrimonio, o si por medio de ella invadimos la vida privada de otros matrimonios, podríamos efectivamente estar desobedeciendo la voluntad de Yahweh y distorsionar la relación matrimonial. Sin embargo, si la empleamos con el propio respeto por la salud y el bienestar de nuestro cónyuge y nuestras familias, entonces puede elevar y fortalecer nuestros matrimonios. Por medio de los contraceptivos podemos proteger nuestro matrimonio de las tensiones físicas, emocionales, económicas y psicológicas que pueden producirse por embarazos frecuentes, y al mismo tiempo podemos usar el acto del matrimonio en forma reverente y amorosa, como fue la intención original, para una unión permanente”. 6
 ConclusiónLa sexualidad humana es parte de la hermosa creación de Yahweh. No hay nada pecaminoso en ella. Sin embargo, como todas las buenas dádivas de Yahweh para los seres humanos, la relación sexual ha llegado a formar parte del perverso plan de Satanás para alejar a la humanidad de las intenciones de Yahweh. En la relación del hombre y la mujer que se acercan para llegar a ser “una sola carne”, la función del sexo es unificadora y procreadora. Cuando se viola esa relación, cuando el sexo ocurre fuera de la relación matrimonial, sea premarital o extramarital, violamos el séptimo mandamiento. Eso es pecado, un pecado en contra de Yahweh, en contra de la otra parte y en contra del cuerpo de uno mismo. Pero la Biblia no nos deja sin esperanza. Nos presenta la gracia de Yahweh y el poder para reponernos de todo pecado que nos acosa, inclusive el sexual. A pesar de que el pecado sexual deja una cicatriz en la conciencia, y le produce dolor a la otra persona, el verdadero arrepentimiento puede abrir la puerta al perdón de Yahweh. No hay pecado, por grande que sea, que la gracia de Yahweh no pueda sanar y restaurar. Todo lo que tenemos que hacer es asirnos de esa gracia, porque ella nos capacita a utilizar el potencial que Yahweh ha puesto en nosotros. Lo cual se aplica también al sexo. En una época permisiva en la cual prevalecen la promiscuidad sexual y la licencia, es imperativo que reafirmemos como creyentes nuestro cometido al punto de vista bíblico respecto al sexo como una dádiva divina para ser gozada solamente dentro del matrimonio.
Notas y referencias
1.   Rollo May, “Reflecting on the New Puritanism”, en Sex Thoughts for Contemporary Christians , ed. Michael J. Taylor, S.J. (Garden City, New York: Doubleday, 1972), p. 171.
2.   Dwight H. Small, Christian: Celebrate Your Sexuality (Old Tappan, N. J.: Revell, 1974), p. 186.
3.   Elizabeth Achtemeier, The Committed Marriage (Philadelphia: Westminster, 1976), p. 162.
4.   David Phypers, Christian Marriage in Crisis (Bromley: Marc Europe, 1985), p. 38.
5.    Humanae Vitae , paragraph 11.
6.   Phypers, p. 44.

4 de septiembre de 2013

Feliz Año Nuevo


Feliz Año a todos los hermanos que siguen nuestro Ministerio, Shalom para todos y que el próximo año estemos en la Nueva Yerushalayim.

Deseo que la paz secuestre tu vidas, el amor inunde tu almas y la felicidad refleje en tu cara el carácter de Yahshua, les deseo de corazón todo lo bueno.
 
Moreh Ahmed Nahr Wadi