La experiencia del rey Saúl y la pitonisa relatada en 1 Samuel 28, ¿no demuestra que los espíritus de los muertos existen?
Siendo que la Biblia asegura que los muertos están en estado de inconsciencia, que duermen, nos preguntamos qué sucedió en el caso de Saúl. ¿Era lo que le apareció realmente el espíritu de Samuel?
En el versículo 6 se afirma que Jehová no contestó a Saúl por los medios correctos y usuales de comunicación: los sueños, el Urim o los profetas. En el versículo 3 se recuerda que Saúl había echado de su reino a los adivinos. ¿Por qué? Así lo había ordenado
Dios, como puede leerse en Éxodo 22: 18; Levítico 19: 31 y muchos otros pasajes. En Deuteronomio 18:10-12 se afirma que consultar presuntos adivinos es "abominación a Jehová".
Teniendo en cuenta esto y admitiendo por un momento la posibilidad de que Samuel no estuviera muerto, nos preguntamos: ¿Podría ser que Samuel utilizara un instrumento de comunicación que era "abominación a Jehová"? ¿Haría Samuel en la muerte lo que había condenado cuando estaba vivo? ¿Enviaría Dios a Samuel, muerto, con un mensaje mediante un instrumento abominable, como era la pitonisa? De ninguna manera.
Lo que sucedió fue que el rey Saúl estaba tan apartado de Dios, que en su desesperación buscó comunicarse con Él a través de ese medio abominable. Hizo lo que suele hacer el creyente que se aparta de Dios. Al no tener la paz que le ha quitado su propio pecado, busca la paz en el alcohol o en las drogas, hallando 1 que en realdad no es paz, sino engaño. Obsérvese que cuando Saúl le preguntó a la pitonisa lo que veía, ésta le dijo: "Un hombre anciano viene cubierto con un manto". A esto se dice que Saúl "entendió que era Samuel (1 Sam. 28:14). Nótese que la pitonisa no le dijo que era Samuel.¿Quién era, entonces, ese supuesto espíritu de Samuel? El apóstol Pablo lo declara: "Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz" (2 Cor. 11: 13,14). En efecto, ese "anciano" que vio la pitonisa y que Saúl creyó que era Samuel, era sencillamente un demonio disfrazado y de ningún modo Samuel. Porque "los muertos nada saben, ni tienen más paga:... y no "tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol..." (Ecl. 9: 5, 6).
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