13 de julio de 2009
¿Nació Jesús el 25 de Diciembre?
Navidad, 25 de diciembre, es el día designado en nuestros calendarios como el día del nacimiento de Cristo. ¿Pero es verdaderamente el día en que nació Cristo? ¿Son las costumbres de esta temporada de origen cristiano, o son las navidades el resultado de otra mezcla entre el paganismo y la cristiandad?
Fijándonos en la palabra en inglés Christmas, notamos que es una mezcla de dos palabras. Aunque incluye el nombre de Cristo, también menciona la misa. Ya hemos visto que la misa con sus ritos y ceremonias elaboradas, oraciones paganas por los muertos, transustanciación, etc., es nada más que una continuación de ritos paganos.
La palabra Navidad se halla en la Biblia y como hemos de ver, ¡el 25 de diciembre no es la fecha en que Cristo nació! Es evidente que nuestro Salvador no nació durante el invierno, pues cuando El nació, los pastores velaban sus rebaños en el campo. « Y había pastores en la misma tierra que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado» (Lucas 2: 8). Como es conocido, los pastores en Palestina no hacen esto durante el invierno. Siempre traen sus rebaños de las montañas a los rediles antes del 15 de octubre.
Con esto está claro que Cristo no nació a mitad del invierno. ¿No dicen las Escrituras en qué época del año nació Cristo? ¡Sí! Las Escrituras indican que nació en el otoño. El ministerio de nuestro Señor en la tierra duró tres años y medio (Daniel 9:27).
Su muerte ocurrió al final en la Pascua (Juan 18:39), lo cual era en la primavera. Así que tres años y medio antes del comienzo de su ministerio terrenal, marcan el principio de su ministerio en el otoño. Ahora bien, al comenzar Jesús su ministerio, tenía treinta años (Lucas 3:23). Esta era la edad aceptable para que un sacerdote pudiera empezar su ministerio, según el Antiguo Testamento (Números 4: 3). De manera que como Cristo comenzó su ministerio a la edad de 30 años y esto era en otoño, 30 años atrás marcaría su nacimiento en el otoño y no en el invierno.
Aunque las Escrituras no indican la fecha exacta del nacimiento de Jesús, hay medios para averiguar la fecha aproximada del nacimiento de Juan el Bautista y como Juan nació seis meses antes de Cristo, al comparar ambas fechas podemos damos cuenta de la fecha aproximada en que nació Jesús. Zacarías, el padre de Juan, era sacerdote en el templo de Jerusalén. En aquella época, cada sacerdote tenía un tiempo definido del año en que servía en el templo. Había 24 divisiones o cursos de servicio durante el año.
Los nombres de estos cursos son dados en 1 Crónicas 24: 7-19. De acuerdo a Josefo, cada uno de aquellos cursos duraban una semanal; la primera semana comenzaba en el primer mes, Nisan, al principio de la primavera (1 Crónicas 27: 1-2). Después de seis meses, este orden de cursos era repetido para que cada sacerdote pudiera servir dos veces al año durante una semana. Entonces, tres semanas del año todos los sacerdotes servían juntamente durante el período de la Pascua, Pentecostés y la Fiesta de los Tabemáculos.
Con estos datos como fundamento, notemos qué curso era el que Zacarías servía entonces: «Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de abias -o Abijah en el hebreo- y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su vez..., se le apareció el ángel del Señor».
El ángel le reveló que su esposa Elisabet, aunque entrada en edad, daría a luz a un hijo (Lucas 1:5-13). ¿En qué época del año ejercía Zacarías la Suerte de Abías? De acuerdo con 1 Crónicas 24: 10, el curso de Abìas era el octavo en orden. Es decir, la fecha era entre Iyar 27 y Sivan 5; o sea, 1.° de junio al 8 del mismo. Después de su servicio semanal en el templo, Zacarías fue obligado a permanecer otra semana porque a la siguiente era Pentecostés. Pero tan pronto como cumplió su ministerio, regresó a su casa en los montes de Judea, aproximadamente a 30 millas al Sur de Jerusalén; y su esposa concibió (Lucas 1:23-24). Esto fue aproximadamente a mediados de junio; al añadir nueve meses a esto, llegamos a una fecha aproximada del nacimiento de Juan. De acuerdo a esto, Jesús nació al principio de la primavera.
Puesto que Jesús era seis meses menor que Juan (versículos 26 y 36), simplemente añadimos este tiempo a la época en que Juan nació y tenemos como resultado que Cristo nació a mediados de septiembre. Como podemos ver, nuestro Señor nació en el otoño, y no el 25 de diciembre.
Otra prueba de esta conclusión la tenemos en el hecho de que cuando Jesús nació, José y María habían ido a Belén a empadronarse (Lucas 2: 1-50). No hay registros que indiquen que este período fuese en invierno, ni motivo alguno para creer, como hemos leído muchas veces en comentarios sobre Navidad, que el empadronamiento había causado la aglomeración de forasteros que no permitió a José y María encontrar lugar en el mesón. No hay ninguna razón para creer que fuesen tantos los judíos oriundos de Belén radicados en estas poblaciones, pues todos los judíos se hallaban adheridos a las tierras de sus antepasados. José tuvo que hacerlo por causa de la persecución de Herodes contra el niño Jesús.
¿Qué causaría, pues, la aglomeración? Lo más probable es que fuera la fiesta anual de otoño a la que José y María solían concurrir como buenos judíos y aunque esta vez tenían razón para abstenerse, dado el estado de María, no pudieron hacerlo por coincidir con la nota real del empadronamiento «cada cual en la ciudad donde era nacido» (Lucas 2: 1- ).
Jerusalén era, normalmente, una población de 120.000 habitantes, pero según Josefo, durante las fiestas algunas veces se reunían allí hasta dos millones de judíos. Con tan grandes multitudes de gente que venían a las fiestas, no solamente se llenaba Jerusalén, sino que también la aldea de Belén, situada a sólo 5 millas al sur. Esto era al final de la siembra. Todo esto y la evidencia dada anteriormente, indican que el nacimiento de Cristo fue en el otoño y no el 25 de diciembre.
Si Cristo no nació en diciembre, ¿cómo llegó este día a ser parte del calendario de la Iglesia? La historia nos da la respuesta. ¡En vez de ser este día el nacimiento de nuestro Salvador, este era el día en que los paganos, durante muchos siglos, celebraron el nacimiento de su dios solar! Un estudio de esto demuestra cuánto se rebajaron los líderes de la Iglesia apóstata en sus esfuerzos por unir el paganismo con el cristianismo hasta el punto de poner el nacimiento de Cristo en una fecha que armonizaba con la celebración pagana del nacimiento del dios sol. Fue en el siglo v que la Iglesia Católica Romana ordenó que el nacimiento de Cristo fuera observado el 25 de diciembre, el día de la antigua fiesta romana del solsticio de invierno
En los días del paganismo esta fiesta del nacimiento del dios sol era popular especialmente dentro de los «misterios» conocidos como mitraísmo. Este festival era llamado “La Natividad” Y no solamente Mitra, el dios sol del mitraísmo, del cual se decía que había nacido en esta época del año, sino también de Osiris, Orus, Hércules, Baco, Adonis, Júpiter, Tammuz y otros dioses, puesto que eran todos procedentes de la misma leyenda de Tammuz con otros nombres. Todos ellos habían nacido en la misma época invernal conocida hoy como «Navidad».
Dice un notable escritor: «La época invernal era cuando todos los dioses solares, desde Osiris hasta Júpiter y Mitra, celebraban su cumpleaños. Las celebraciones consistían en árboles de pino para Adonis, Saturno y otros que representaban el calor del nuevo nacimiento del sol en forma de fuego...
En Babilonia el cumpleaños de Tammuz era celebrado en esta época del invierno con grandes fiestas, celebraciones y borracheras, igual que se celebra hoy en día. La vieja celebración se dispersó y llegó a ser una costumbre tan arraigada en la «Roma y Grecia paganas en los días de los bárbaros teutónicos, como en las épocas remotas de la civilización egipcia y en todas partes este período era siempre celebrado con fiestas y regocijo.
Cuando este Festival del Invierno llegó a Roma, era conocido como La Saturnalia. Saturno no era más que otro nombre de Nimrod o Tammuz, como el “dios escondido”. Esta fiesta era la más vil, inmoral y degenerada que tanto desprestigió a Roma. Era una época de libertinaje, y borrachera, cuando todas las restricciones de la leyeran puestas a un lado. Fue de esta misma fiesta romana de la que se tomó la celebración del nacimiento de Cristo y que pasó a la Iglesia Católica Romana hasta la presente civilización. “Es algo conocido afirma un escritor que la mayoría de nuestra relación con la temporada de Navidad y las fiestas, es el dar regalos y el sentimiento de amistad, lo cual no es más que una herencia del Festival de Invierno romano procedente de La Saturnalia, que proviene del paganismo”.
Tertuliano menciona la práctica de intercambiar regalos en esta temporada como parte de La Saturnalia romana. Cuando este festival fue adoptado por la Iglesia Romana, también se adoptó esta costumbre. De ese modo trataron de hallar alguna similitud entre el paganismo y la religión cristiana, los líderes de la Iglesia Romana. Se dijo que era en recuerdo de los dones que los reyes magos presentaron a Jesús niño el intercambiar regalos. Pero no es así. Los magos no intercambiaron regalos entre ellos, sino que dieron sus regalos a Jesús, el nacido Rey de los Judíos. (Era una costumbre oriental el presentar regalos al estar ante un Rey.) Pero estos regalos no eran regalos de nacimiento. Cuando los magos llegaron, fue mucho después del nacimiento de Jesús. Para esa época, ya vivía El en su casa (Mateo 2:9-11), y no en el establo. Obviamente, los regalos de los magos no eran regalos “navideños”.
No tenemos espacio suficiente para tratar sobre todas las costumbres navideñas como Santa Claus, y el comercialismo que se opera en esta temporada, pero vemos que todo ello está falto de fundamento bíblico y claramente identifica nuestras costumbres de hoy con las de La Saturnalia de la Roma pagana.
Finalmente, para concluir con las costumbres de la temporada «navideña», mencionaremos el árbol de Navidad. Una fábula babilónica decía que Semíramis, la madre de Tammuz, afirmaba que durante una noche, un árbol verde se desarrolló de un tronco muerto. El tronco muerto supuestamente representaba a su esposo muerto, Nimrod, ¡y el árbol de pino llegó a ser el símbolo de que Nimrod había revivido en la persona de Tammuz!
La idea se propagó y se desarrolló tanto que muchas naciones tienen sus propias leyendas de árboles sagrados. Entre los druidas, los egipcios, los romanos (los cuales adornaban sus árboles con cerezas rojas durante La Saturnalial), los escandinavos y muchos más. Y al igual que otros ritos paganos, fueron absorbidos por el «cristianismo». Asimismo lo fue el uso del árbol de Navidad. El árbol de Navidad recapitula la idea del culto con sus bolas brillantes en símbolo del sol... y todas las festividades del invierno pagano han sido incorporadas al día de la navidad.
En no menos de 10 referencias bíblicas, el árbol verde es asociado con idolatría y culto falso.
Naturalmente las gentes de la época de Jeremías, como lo indica el contenido de este pasaje, estaban realmente haciendo un ídolo del leño. No queremos decir que en nuestros tiempos la gente pone el árbol de Navidad en sus hogares o iglesias para «adorar» a un árbol. Lo que estamos diciendo es que el uso del árbol de Navidad es clara- mente algo traído del paganismo en una forma modificada. Pero cualquiera que sea la diferencia entre el viejo uso del árbol y las costumbres del presente, nadie puede negar que las costumbres son cosas de los hombres, y Dios dice: “Porque las costumbres de los pueblos son vanidad” -sin valor, vacías- no añaden poder al verdadero culto.
Las navidades fueron adoptadas por la Iglesia Romana durante el siglo V. En el VI fueron enviados misioneros al norte de Europa para atraer paganos bajo el yugo romano. Estos hallaron que el 24 de junio era una fecha muy popular entre estas gentes. Para poder atraerlos a la Iglesia como era la costumbre después de la apostasía, los líderes de la Iglesia apóstata les permitieron que continuaran celebrando su fiesta pagana, sólo que tendría que hallar algún acontecimiento cristiano con el cual asociarlo. Pero ¿qué evento podían asociar con el 24 de junio? Ya habían adoptado un día para conmemorar el nacimiento de Cristo, el 25 de diciembre. De modo que este error llevó a otro error. Al darse cuenta de que el 24 de junio era aproximadamente seis meses antes del 25 de diciembre y como Juan el Bautista nació seis meses ante de Jesús, entonces, ¿por qué no establecer el 24 de junio como el día del nacimiento de Juan el Bautista? Esto es lo que hicieron. ¡Hasta hoy en día el 24 de junio es conocido en el calendario papal como la natividad de san Juan! Pero obviamente esta idea fue basada en un fundamento falso porque Juan no nació el 24 de junio; y el asociar ese nombre con ese día no fue más que otro intento por cubrir la fiesta pagana y dejarla continuar, pero ahora en la Iglesia.
Tiempos atrás, este día era asignado al culto de Baal. En la Gran Bretaña, antes de la entrada del cristianismo, el 24 de junio fue celebrado por los druidas con llamas de fuego en honor a Baal (el dios sol, Nimrod, en forma divina). Los escritos de notables historiadores como Herodoto, Wilkinson, Layard y otros, hablan de estos fuegos ceremoniales en diferentes países. Cuando el 24 de junio fue adoptado en la Iglesia y cambiaron su nombre al día de san Juan, también se adoptaron los fuegos y se llamaron «los fuegos de san Juan». «Yo he visto gentes correr y saltar a través de los fuegos de san Juan en Irlanda -dice un escritor del siglo pasado-, orgullosos pasando a través del fuego, pensando de ellos mismos como si fueran bendecidos de una forma especial durante la ceremonia.»! Al leer estos ritos nos acordamos de prácticas similares en las cuales cayeron los hijos de Israel cuando éstos «pasaron por el fuego de Moloch» (Jeremías 32:31 y Ezequiel 20:31). Obviamente ninguna de estas prácticas tenía conexión alguna con Juan el Bautista.
Además de la ceremonia de fuego que se observaba el 24 de junio, este día también era conocido entre las tribus paganas como el Festival del Agua. ¿Acaso no había sido Juan el Bautista conocido especialmente como el que bautizaba con agua? Así que esta pequeña semejanza ayudó a disfrazar la continuación del día pagano con su nuevo nombre.
Hemos estudiado anteriormente cómo el culto de la diosa madre fue mezclado en la cristiandad. ¡Los paganos habían orado y venerado durante siglos a la diosa madre del paganismo! Para poder atraer a estos paganos, la Iglesia apóstata adoptó y continuó los viejos ritos y cultos que habían sido usados para la madre pagana, sólo que se les ordenó usar el nombre de María, la madre de Jesús, en lugar de Diana, Isis, Astarté, Artemis, etc. Y así como otras ideas que habían sido asociadas con el culto a la diosa madre fueron mezcladas con la Iglesia en su deseo por unir el cristianismo con el paganismo, el día 15 de agosto -día del festival de Isis o Artemis-, fue simplemente cambiado el nombre a Día de la Asunción de la Virgen María, el cual es celebrado hasta nuestros días.
Como dijo un escritor sobre la fiesta de la Asunción de la Virgen, «es celebrada el 15 de agosto, pero esa era la fecha del gran festival de Diana, con la cual Isis es identificada y uno puede darse cuenta cómo María gradualmente tomó el lugar de una diosa». Evidentemente la Iglesia apóstata dio poca importancia a las verdaderas épocas en que los eventos sucedieron. Ellos declararon todas sus fiestas y celebraciones de acuerdo con la popularidad de estas fechas entre los paganos.
Otro día, supuestamente establecido en honor de María, es el llamado Día de la Purificación de la Virgen María, que se celebra el 2 de febrero. En este día los sacerdotes católicos bendicen las velas, las cuales se distribuyen al pueblo durante la misa. En este día, todas las velas que han de ser usadas en todo el año para los ritos católicos, son bendecidas.
¿Cómo llegó a ser el 2 de febrero designado como este día especial? Fue instituido por la Iglesia para reemplazar un día pagano. ¡Y no sólo adoptó la Iglesia este día, sino que hizo lo propio también con las costumbres! En los días de la Romana pagana, este festival se observaba llevando antorchas y velas en honor de Februa, nombre del cual se deriva el del mes de febrero. Los griegos celebraban la fiesta en honor de Ceres, la madre de Prosperpina, ¡la cual, en este mismo día, buscaba a su hija en el centro de la tierra con antorchas y velas según cuenta la leyenda! Entre los egipcios este día también era celebra- do en honor de la Diosa Neith, ¡el mismo día conocido como el Día de la Candelaria en la Iglesia Católica Romana! De tal manera que la celebración de este día dedicado a la diosa madre y el uso de las cande- las, son todas creencias que sin lugar a dudas fueron adoptadas por los apóstatas, del paganismo.
Todos estos días y fechas que hemos mencionado, al igual que otros más, los cuales el espacio no nos permite explicar, fueron adoptados en el calendario de la Iglesia Romana paganizada. Suponemos con motivo que si el apóstol Pablo se levantara a predicar a esta generación, le diría a la Iglesia profesante actual lo mismo que dijo a los gálatas: «Observáis días y meses y tiempos y años. Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros» (Gálatas . 4:11). ¿A qué día se refiere Pablo? El texto parece indicar los sábados y festividades judías, pero puesto que ellos se habían convertido del paganismo de los «dioses» (versículo 8), es muy probable que algunos de ellos volvieron a su antiguo culto (versículo 9). Los días, meses, tiempos y años que guardaban eran aquellos que habían sido dedicados a los dioses paganos. Sin embargo, fueron estos mismos días los que la Iglesia apóstata incorporó en su culto disfrazándolos con nombres de resonancia cristiana y así se continúan observando hasta el presente.
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