En 1905 un equipo de arqueólogos alemanes comenzar a trabajar para excavar las antiguas ruinas ubicadas cerca del pueblo de Bogazkóy, en la Turquía moderna. El sitio incluía una antigua biblioteca que contenía centenares de textos escritos en cuneiforme. Una de las tabletas comenzaba mencionando al “Gran Rey, el Rey de Hatita”, que indica que esa era la capital del imperio hitita.1 En 1931 un experto en idiomas publicó los tratados hechos entre los príncipes hititas, confirmando que ése es el primer texto de un tratado encontrado fuera de la Biblia, pero pasaron más de veinte años hasta que e! profesor George Mendenhall, de la Universidad de Michigan, lo comparó con los pactos encontrados en los escritos contemporáneos de Moisés. El profesor Mendenhall encontró que los tratados hititas y los bíblicos contenían una cantidad de semejanzas:
Preámbulo que presenta al soberano.
El prólogo histórico que describe las relaciones previas entre las partes contratantes.
Las estipulaciones que bosquejan la naturaleza de la comunidad formada por el pacto o tratado.
La cláusula del documento que provee su preservación y nuevas lecturas regulares del tratado.
La lista de los dioses que presenciaron el tratado.
Las maldiciones y bendiciones, o la fórmula de las bendiciones: las maldiciones dependían de la infidelidad y las bendiciones de la fidelidad al tratado.
El prólogo histórico que describe las relaciones previas entre las partes contratantes.
Las estipulaciones que bosquejan la naturaleza de la comunidad formada por el pacto o tratado.
La cláusula del documento que provee su preservación y nuevas lecturas regulares del tratado.
La lista de los dioses que presenciaron el tratado.
Las maldiciones y bendiciones, o la fórmula de las bendiciones: las maldiciones dependían de la infidelidad y las bendiciones de la fidelidad al tratado.
Muchos eruditos del Antiguo Testamento llegaron a la conclusión de que aparentemente existe una semejanza formal entre los pactos del Antiguo Testamento y el esquema de los tratados orientales antiguos, como se manifiestan particularmente entre los hititas. Otros sienten que se ha demostrado que esta es una base demasiado angosta, y que debe usarse una gran medida de precaución al comparar los tratados entre los príncipes hititas y otros gobernantes, con los pactos del Antiguo Testamento. Es seguro que el pacto del Antiguo Testamento es singular en varios aspectos cuando se lo compara con cualquier tratado secular antiguo. Primero, sólo en las Escrituras tal acuerdo contractual o relación se formaliza entre Yahweh y el hombre. Todos los tratados del Cercano Oriente son entre iguales o vasallos: poderes civiles o gobernantes. Segundo, Yahweh siempre es el iniciador del pacto, nunca el hombre.
De este modo la idea del pacto, uno de los conceptos bíblicos más profundos, expresa de manera singular la profunda comunión, la relación íntima, y el compañerismo más estrecho entre Yahweh y el hombre. De hecho, muchos eruditos bíblicos han considerado que el pacto es la idea central de la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Algunos han sugerido que el tema del pacto es el concepto del todo abarcante que unifica los dos testamentos de la Biblia. Sin importar de qué manera se exprese, la idea del pacto opera como uno de los temas centrales de las Escrituras.
Terminología Relacionada Con El Pacto
La expresión corriente en el Antiguo Testamento para la realización de un pacto entre Yahweh y los hombres es la frase idiomática “hacer un pacto” (Gén. 15:18; Exo. 24:8; Deut. 4:23; 5:2; Jer.11:10; Eze. 34:25; etc.). La frase hebrea dice literalmente “cortar un pacto” (karat berit). Esta expresión aparece en el Antiguo Testamento no menos de 80 veces, y el término pacto (berit) mismo aparece unas 287 veces.
La expresión corriente en el Antiguo Testamento para la realización de un pacto entre Yahweh y los hombres es la frase idiomática “hacer un pacto” (Gén. 15:18; Exo. 24:8; Deut. 4:23; 5:2; Jer.11:10; Eze. 34:25; etc.). La frase hebrea dice literalmente “cortar un pacto” (karat berit). Esta expresión aparece en el Antiguo Testamento no menos de 80 veces, y el término pacto (berit) mismo aparece unas 287 veces.
En la Biblia la palabra berit se usa en dos tipos de relaciones. Por un lado, se usa como una designación de la relación entre dos partes humanas de igual rango, o entre socios desiguales. Dependiendo de la condición de las partes contratantes, berit, en este contexto, puede significar “contrato”, “alianza”, “unión” o “tratado” (Gén. 14:13; 21:22-32; 26:26-31; 1 Sam. 18:3; 20:16; 2 Sam. 3:12, 13; 5:1-3; 1 Rey. 20:34; Ose. 12:1; Eze. 17:15; Mal. 2:14; etc.). Esta clase de pacto tiene poca importancia religiosa en el Antiguo Testamento.
El uso más frecuente y significativo del término hebreo berit, “pacto”, ocurre en relación con la relación de pacto entre Yahweh y el hombre, como en los pactos con Noé, Abrahán, Moisés (sinaítico), David, y el “nuevo” pacto. En estos casos el pacto no es un contrato mutuamente negociado o convenido (unión, tratado, o alianza), ni una obligación divinamente impuesta. La expresión hebrea karat berit (literalmente, “cortar un pacto”) corresponde a una expresión súmera que significa “cortar una maldición” (nam-erim-TAR). El significado de “cortar” en la expresión hebrea tiene e! sentido idiomático de “hacer”. La idea original inherente a “cortar un pacto” es la práctica de matar y luego “cortar” (karat) uno o varios animales para establecer o ratificar el pacto.
Aunque una definición abarcante de pacto es difícil de formular, la siguiente definición será útil para comprender los capítulos subsiguientes: En la situación divino-humana, el pacto es una relación divinamente iniciada y soberanamente ordenada entre Yahweh y el hombre, en la cual Yahweh, como superior, revela, confirma y cumple bondadosamente la promesa del pacto. El hombre, como beneficiario de los dones divinos del pacto, libremente acepta la relación duradera y presta obediencia a las obligaciones divinas (mandamientos, estatutos, leyes u ordenanzas) por la ayuda y capacitación que le da la gracia provista por Yahweh.
El sustantivo pacto (berit) se encuentra en la Biblia por primera vez en Génesis 6:18. Yahweh es quien habla, y se dirige a Noé. Se ha tomado Una decisión divina: Yahweh virtualmente acabaría con la obra que había realizado en la creación, descrita antes en el Génesis. La razón: una difusión masiva y continua del pecado que culminó con el mundo corrompido de los días de Noé.
El castigo divino tomaría la forma de un diluvio universal. Sin embargo, Yahweh se había comprometido con el mundo que había creado. No había abandonado a quienes lo abandonaron a él. Por eso Yahweh, al cumplir su propósito divino, hizo un pacto como una expresión de su relación con Noé.
El propósito divino y redentor de la relación del pacto que había estado en operación desde la Caída (Gén. 3:15) es aquí renovado por Yahweh, quien tomo la iniciativa: “Estableceré mi pacto contigo (Gén. 6:18). El “yo” divino de la iniciativa del pacto es la base de la seguridad de Noé en la crisis inminente. Yahweh establece el pacto. El origen y el comienzo de la relación de pacto está totalmente basada y asegurada en Yahweh. El hombre es el beneficiario de esta relación, demostrando una vez más que la salvación viene del Señor.
La iniciativa redentora de Yahweh para el bienestar del hombre está expresada claramente en los pasajes del pacto en Génesis 6:19 y Génesis 9:8 al 10. Estas iniciativas divinas son la reafirmación que hizo Yahweh de sus intenciones salvadoras para la familia humana.
Yahweh, El Iniciador Del Pacto Abrahánico
Yahweh dispuso la realización del pacto con Abrahán en varios momentos. En Génesis 12:1-3 encontramos cinco veces la expresión de lo que Yahweh haría, revelando la intensidad y grandeza del compromiso de Yahweh con Abrahán. Abrahán recibió una sola orden escrutadora: “Vete” (Gén. 12:1). Abrahán obedeció por fe, de acuerdo con Hebreos 11:8, no con el fin de obtener la bendición prometida por Yahweh, Sino como una respuesta de fe de su parte, que correspondía a la relación llena de gracia que Yahweh estaba por establecer con él. “La obediencia incondicional de Abrahán es una de las más notables evidencias de fe de toda la Sagrada Escritura”. Aunque no puede haber una relación de pacto y bendiciones sin obediencia, la obediencia es una respuesta de fe de parte del creyente, y el resultado de una acción capacitadora previa de Yahweh. La obediencia no es el medio para lograr el compañerismo con Yahweh u obtener las bendiciones prometidas por Yahweh, sino el resultado de la iniciativa de Yahweh y del compañerismo que él ha establecido con nosotros.
Yahweh dispuso la realización del pacto con Abrahán en varios momentos. En Génesis 12:1-3 encontramos cinco veces la expresión de lo que Yahweh haría, revelando la intensidad y grandeza del compromiso de Yahweh con Abrahán. Abrahán recibió una sola orden escrutadora: “Vete” (Gén. 12:1). Abrahán obedeció por fe, de acuerdo con Hebreos 11:8, no con el fin de obtener la bendición prometida por Yahweh, Sino como una respuesta de fe de su parte, que correspondía a la relación llena de gracia que Yahweh estaba por establecer con él. “La obediencia incondicional de Abrahán es una de las más notables evidencias de fe de toda la Sagrada Escritura”. Aunque no puede haber una relación de pacto y bendiciones sin obediencia, la obediencia es una respuesta de fe de parte del creyente, y el resultado de una acción capacitadora previa de Yahweh. La obediencia no es el medio para lograr el compañerismo con Yahweh u obtener las bendiciones prometidas por Yahweh, sino el resultado de la iniciativa de Yahweh y del compañerismo que él ha establecido con nosotros.
Yahweh, EL INICIADOR DEL PACTO MOSAICO
Yahweh tomó la iniciativa de establecer un pacto Con los israelitas, a quien él estaba llevando de Egipto a Canaán. Durante varios siglos los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob habían vivido en la esclavitud egipcia. “Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Yahweh y de los principios del pacto de Abrahán”. En su bondad, Yahweh restableció la relación entre él y los, israelitas, que se expresa en las palabras: “Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Yahweh” (Exo, 6:7).
Yahweh tomó la iniciativa de establecer un pacto Con los israelitas, a quien él estaba llevando de Egipto a Canaán. Durante varios siglos los descendientes de Abrahán, Isaac y Jacob habían vivido en la esclavitud egipcia. “Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Yahweh y de los principios del pacto de Abrahán”. En su bondad, Yahweh restableció la relación entre él y los, israelitas, que se expresa en las palabras: “Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Yahweh” (Exo, 6:7).
La insondable e inesperada iniciativa de parte de Yahweh hacia los israelitas en medio de la idolatría y la corrupción egipcia, libertándolos de la esclavitud denigrante y de la adoración idolátrica, descansa en el profundo misterio del amor, la misericordia y la gracia de Yahweh (Deut. 4:3 7; 7:7-9; 10:15). Este misterio de la iniciativa salvadora de Yahweh se despliega en la revelación divina y está más allá de las penetrantes preguntas filosóficas y de la investigación humana.
Esta relación de pacto reside en Yahweh mismo. La redención de la esclavitud y servidumbre egipcias fue producida por el propio poder de Yahweh y sus actos milagrosos (Exo. 5 al 12). Esta redención terrenal realizada bondadosamente en favor del pueblo esclavizado precede a la realización del pacto que hizo Yahweh, y a la respuesta de Israel al pacto, una respuesta de obediencia y amor. El acto de hacer un pacto con el antiguo Israel fue un acto de la bondad Iongánime de Yahweh, totalmente iniciado por él y completamente inmerecido y no ganado por su pueblo.
Dios, El Iniciador Del Pacto Davídico
El pasaje clave que describe el pacto de Yahweh con David está registrado en 2 Samuel 7:1 al 17. En este caso la iniciativa de Yahweh en hacer un pacto con el rey David claramente aparece en primer plano. La iniciativa de Yahweh no fue comprada por David, ni condicionada por los deseos o ambiciones de Yahweh. El salmista escribió: “Dijiste: ‘He hecho un pacto con mi escogido; le he jurado a David mi siervo: «Estableceré tu dinastía para siempre, y afirmaré tu trono por todas las generaciones»“ (Sal. 89:3, 4; Nueva Versión Internacional [NVI]). Nota de qué modo expresa el salmista la iniciativa de Yahweh en forma cuádruple. Cada una de estas maneras se introduce con un verbo de acción en primera persona: 1) “He hecho un pacto”; 2) “He jurado”; 3) “Estableceré” tu dinastía”; 4) “Afirmaré tu trono”. Las dos primeras expresiones hablan acerca del establecimiento del pacto, mientras las dos siguientes contienen las promesas del pacto.
El pasaje clave que describe el pacto de Yahweh con David está registrado en 2 Samuel 7:1 al 17. En este caso la iniciativa de Yahweh en hacer un pacto con el rey David claramente aparece en primer plano. La iniciativa de Yahweh no fue comprada por David, ni condicionada por los deseos o ambiciones de Yahweh. El salmista escribió: “Dijiste: ‘He hecho un pacto con mi escogido; le he jurado a David mi siervo: «Estableceré tu dinastía para siempre, y afirmaré tu trono por todas las generaciones»“ (Sal. 89:3, 4; Nueva Versión Internacional [NVI]). Nota de qué modo expresa el salmista la iniciativa de Yahweh en forma cuádruple. Cada una de estas maneras se introduce con un verbo de acción en primera persona: 1) “He hecho un pacto”; 2) “He jurado”; 3) “Estableceré” tu dinastía”; 4) “Afirmaré tu trono”. Las dos primeras expresiones hablan acerca del establecimiento del pacto, mientras las dos siguientes contienen las promesas del pacto.
La maravillosa promesa acerca del linaje en 2 Samuel 7:12 requiere un examen adicional. La palabra linaje (zera’) refleja un tema familiar en la Biblia que apareció primero en la maravillosa promesa hecha por Yahweh a Adán y Eva en Génesis 3:15. En este versículo linaje es un sustantivo en singular con una referencia flexible a los muchos descendientes sanguineos, la descendencia colectiva, y a la Persona, el descendiente único, que había de venir para aplastar la cabeza de Satanás. La aparición de la palabra linaje (o simiente) en la promesa del pacto a Abrahán en Génesis 12:7 y su repetición a su hijo Isaac en Génesis 26:3, 4 y a su hijo Jacob en Génesis 32:12 y 35:12, es un eslabón notable en la cadena que une la promesa hecha por primera vez en Génesis 3:15 con la simiente mencionada en relación con el rey David. En un sentido más estrecho, el “linaje” de David vino en la forma de su hijo Salomón. Sin embargo, Salomón no pudo construir su reino de la manera en que se había predicho, es decir, como un reino que duraría para siempre (2 Sam. 7:16). La verdadera “simiente” de David fue manifestada finalmente con el nacimiento de Yahshua Ha Mshiaj, quien en su vida y resurrección estableció su reino para siempre (Hech. 2:30).
Yahweh, El Iniciador Del Nuevo Pacto
En Jeremías 31:31 al 34 encontramos la promesa más profunda y excitante del nuevo pacto. Este anuncio maravilloso del nuevo pacto contiene en su primera oración el tema clave de Yahweh como iniciador divino del nuevo pacto: “Haré nuevo pacto” (Jer. 31:31). Esto revela que el nuevo pacto, en algún sentido, es una continuación de los pactos anteriores. El compañerismo divino que era el propósito de Yahweh para sus pactos previos se cumpliría en el nuevo pacto: “Yo seré a ellos por Elohim, y ellos me serán por pueblo” (Jer. 31:33).
En Jeremías 31:31 al 34 encontramos la promesa más profunda y excitante del nuevo pacto. Este anuncio maravilloso del nuevo pacto contiene en su primera oración el tema clave de Yahweh como iniciador divino del nuevo pacto: “Haré nuevo pacto” (Jer. 31:31). Esto revela que el nuevo pacto, en algún sentido, es una continuación de los pactos anteriores. El compañerismo divino que era el propósito de Yahweh para sus pactos previos se cumpliría en el nuevo pacto: “Yo seré a ellos por Elohim, y ellos me serán por pueblo” (Jer. 31:33).
El estudiante cuidadoso notará que este es el único pasaje en el Antiguo Testamento en el que el pacto que Yahweh hace es un “pacto renobado”. Pocas personas se dan cuenta de que el Nuevo Testamento recibió su nombre de este pasaje específico. Siendo que la palabra Litina para pacto es testamento, Orígenes, el famoso padre de la iglesia (ca. 185-254 d.Mashiaj.) llamó a los veintisiete libros de la Biblia desde Mateo al Apocalipsis el “Nuevo Testamento”, con el fin de distinguir la revelación pre-Mesiánica de la Mesiánica.
La antigüedad de la iniciativa de Yahweh al hacer pactos con el hombre, al establecer una relación profunda, duradera y significativa, y al mantener una comunión vital con él, se ha declarado de la siguiente manera: “Antes que se echaran los fundamentos de la tierra, se hizo el pacto de que todos los que eran obedientes, todos los que por medio de la abundante gracia provista por Yahweh, llegaran a ser santos en carácter, sin mancha delante de Yahweh, al apropiarse de esa gracias, serían hijos de Yahweh”.
Este pacto de gracia se inició en la mente de Yahweh mucho antes de que se echaran los fundamentos de la tierra, fue el pacto que Dios estableció con Adán en el jardín del Edén. “El pacto de la gracia se estableció primeramente con el hombre en el Edén… Este pacto puso al alcance de todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Yahweh para obedecer en lo futuro mediante la fe en Yahshua”. Este pacto de gracia hecho con el primer pecador en el jardín del Edén era el mismo pacto que Yahweh estableció con Abrahán. “Este pacto, hecho desde la eternidad, fue dado a Abrahán centenares de años antes de que viniera Yahshua”. El hecho de que las Escrituras contienen buenas noticias para la vida, ahora y la por venir, es la mejor noticia para toda la humanidad.
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